EPÍLOGO

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...

— ¡Ya están aquí!

Un niño de cuatro años comenzó a correr como un loco por los pasillos cuando oyó que el helicóptero aterrizaba al otro lado de la casa. Iseul sonrió a su hijo, aunque trató de callarlo un poco para que no despertara a su hermana de dos años o al pequeño de seis meses, no logro conseguirlo.

Había querido vestirse antes de que los primeros invitados llegaran a la casa, pero había estado tan ocupada con los niños, que no le había dado tiempo. Horrorizada, se dio cuenta de que aún iba vestida con el albornoz que se había puesto tras darse una ducha. Se detuvo en el pasillo frente a la puerta de su dormitorio.

Su vestido, que era blanco con un estampado de delicadas rosas, estaba sobre la cama, esperándola. Entró en el dormitorio y notó que Jungkook iba tras ella. Comenzó a besarle el cuello mientras le agarraba la cintura con sus fuertes brazos.

— ¿Estás preparada para esto? —bromeó.

Iseul se dio la vuelta y se puso de puntillas para darle un beso en los labios. Él tampoco se había vestido aún para la fiesta. Aún llevaba la ropa que se había puesto para llevar a los niños a la playa, unos pantalones cortos y una camiseta blanca, que marcaba su musculoso torso. Esa imagen siempre hacía que Iseul quisiera comérselo entero...

No era mala idea, teniendo en cuenta que era su aniversario de boda.

Lo miró y vio que la expresión de su rostro cambiaba de repente. Con una pícara sonrisa, él comenzó a besarla.

Entonces, el pequeño de cuatro años tiro algo en la planta de abajo, causando que sus hermanos comenzaran a llorar.

Iseul le dedico a su esposo una triste mirada.

—Y nuestros invitados están a punto de llegar.

—Bueno, tenemos unos seis minutos...

— ¡Jungkook! ¡Deberíamos darles a nuestros invitados la bienvenida a nuestra casa!

—Los niños están abajo. Pueden hacerlo ellos.

— ¡Eres incorregible!

Sin embargo, suspiró de placer cuando él bajó la cabeza para besarla. Tenía una vida algo caótica, llena de amigos, niños y risas, pero plena de felicidad. Agotadora, pero maravillosa. Era la vida con la que había soñado siempre, a pesar de que dormía menos de cinco horas todas las noches. Se sentía afortunada.

Después de un único y turbio pensamiento, dio un paso atrás. Le brillaban los ojos.

—Tengo un regalo para ti. Quería que lo abrieras antes de que llegaran los Jung, pero...

— ¿Por nuestro aniversario? Ya me has dado tanto...

Miró a su alrededor. Contempló el dormitorio en el que hacían el amor todas las noches. Se sentía plena y feliz.

—No quiero nada más —añadió.

—Pues te aguantas. Ábrelo.

Jungkook le entregó una caja de terciopelo negro. Ella lo abrió y contuvo el aliento. En su interior, había un hermoso collar de diamantes, del que colgaban seis diamantes. Cada uno de estos era tan grande como la yema de su dedo.

—Es precioso —susurró—, pero yo no te he comprado nada...

—Eso es lo que tú crees —dijo. Le colocó el collar alrededor del cuello y se lo abrochó—. Este collar representa nuestra familia. Un diamante por cada uno de nuestros seis hijos.

— ¿Seis? ¿Has estado bebiendo acaso? Sólo tenemos tres hijos.

—Hasta ahora... —susurró él. Entonces, bajó la cabeza para besarla.

Diez minutos más tarde, cuando los Jung entraron por la puerta principal de la casa, sólo encontraron a los niños para que les dieran la bienvenida, algo que hicieron en medio de un enorme revuelo.

—Bajarán dentro de un minuto —dijo la niñera, algo nerviosa.

Yura y Hoseok se miraron el uno al otro y sonrieron.

No necesitaban ninguna explicación.

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All Of My Life ♡ JjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora