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Tras darse cuenta de que estaba completamente desnuda, tomó una bata de seda que tenía colgada de la puerta del cuarto de baño y, tras ponérsela y atársela, se secó las lágrimas de los ojos antes de volver frente a Jungkook.

— ¿Era esto una especie de broma pesada para ti? ¿Destruiste a mi familia y luego me encerraste en este pueblo como una especie de patética esclava para tu disfrute sexual?

— ¡No! ¡No fue así! —exclamó Jungkook. Se levantó de la cama y la agarró por los hombros para poder mirarla mejor a los ojos—. ¡Sabes que no fue así!

Contra su voluntad, Iseul comenzó a recordar todo lo ocurrido en las últimas semanas juntos, desde que se encontraron en Londres. Con furia, apartó todos los recuerdos. No quería pensar en nada. No podía hacerlo.

Una profunda tristeza se apoderó de ella. Tan sólo unos instantes antes, entre los brazos de su esposo, había experimentado la verdadera felicidad. Se había sentido loca de alegría por el hecho de que él la amara. Por fin conseguía ocupar su lugar en el mundo, entre los brazos de Jungkook. Como su esposa. Como la madre de su hijo.

Sin embargo, en aquel instante, se sentía más perdida de lo que nunca había estado. Era peor aún que cuando cumplió los catorce años y perdió a su padre. Cuando lo perdió todo, incluso a su madre tan sólo unos meses después.

Por él.

Se había pasado once años maquinando un ser que no era para poder vengarse. Para hacer todo lo que pudiera por destruirlo antes de que él pudiera hacerle a alguien el mismo daño que le había hecho a ella.

Desgraciadamente, lo único que había conseguido era traicionar la memoria de su familia. Había fallado a todos a los que amaba.

Siempre se había prometido que sería mejor hija para Alejandro Choi cuando hubiera llevado a cabo su venganza. Entonces, en Estambul, mientras se escondía de Jungkook, se quedó atónita al enterarse de que su padrastro había muerto. El señor Choi había fallecido sin saber lo mucho que ella lo quería.

Ya era demasiado tarde. Tragó saliva y contuvo las lágrimas. Era una pena que no hubiera estado conduciendo más rápido cuando las manos se le resbalaron sobre el volante y perdió el control de su Aston Martin. Era una pena que no se hubiera chocado contra un tren en marcha en vez de un inocente buzón de correos.

Había desperdiciado once años de su vida para nada.

Jungkook había conseguido mantener su empresa a pesar de los documentos que ella le había robado. Además, la había engañado para que se casara con él y, lo peor de todo, estaba embarazada de su hijo.

La victoria de su enemigo había sido completa.

—No me lo puedo creer —susurró—. De todos los hombres que hay en el mundo, tenía que quedarme embarazada del que más odio. El único hombre al que juré destruir.

—Iseul, por favor...

— ¡No! —exclamó, apartándose de él—. ¡No me toques!

Con eso, se dirigió hacia la puerta. Se sentía desesperada por poder salir del dormitorio, lejos de las suaves sábanas que aún seguían calientes por la pasión que ambos habían compartido, lejos del aroma de Jungkook. Lejos de la inocente y explosiva alegría que había experimentado unos instantes antes.

—No te culpo —susurró él a sus espaldas. Estas palabras la obligaron a detenerse—. Cuando descubrí que eras la hija de Charlie, ya sabía que me había enamorado de ti. Por eso te traje aquí. Pensaba que si te mantenía a salvo, alejada del mundo, no recordarías. Recé para que no lo hicieras nunca.

All Of My Life ♡ JjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora