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El viaje había sido lo suficientemente extenso como para desorientar por completo a TN, cuya cabellera colorida era reflejo de su confusión interna. Despertó con un sobresalto, sintiendo una mano firme y pesada sobre su hombro. Al levantar la vista, sus ojos se encontraron con la figura de Park Jimin, el joven de cabello azabache que había convertido su existencia en un tormento constante.

Demonios, no fue una pesadilla —reflexionó con amargura, clavando su mirada en él. Su infierno apenas comenzaba, y lo peor aún estaba por desatarse.

Ya llegamos, hay que irnos —anunció él con voz firme, sujetando su brazo con una mezcla de urgencia y autoridad. La levantó del asiento del avión con un tirón decidido, guiándola hacia un automóvil negro que aguardaba a poca distancia. Durante el trayecto en coche, TN permaneció en un silencio cargado de tensión, lanzando miradas furtivas hacia Jimin, quien mantenía un semblante endurecido, sus labios resecos reflejando su estado de ánimo tenso.

A medida que el vehículo avanzaba, TN sentía el peso de su cuerpo aumentar, cada parpadeo una lucha contra la debilidad que la invadía. Su decisión de ayunar como protesta comenzaba a cobrarle factura, y era consciente de que debía adaptarse, mantenerse alerta y fuerte. En su estado actual, no sería capaz de escapar sin sucumbir al agotamiento.

Finalmente, al llegar a su destino, Park Jimin se apresuró a detener el coche con precisión calculada. Con un gesto controlado pero firme, abrió la puerta para ayudar a TN a descender. Su mano, segura y decidida, proporcionó el apoyo necesario mientras sus ojos, reflejo de una determinación implacable, se mantenían fijos en su objetivo. Frente a ellos se erguía una cabaña imponente, su estructura destacando contra el telón de fondo de un bosque denso y enigmático, cuya serenidad parecía esconder secretos antiguos.

La cabaña, de una rusticidad sobria, emanaba una atmósfera peculiar, un equilibrio entre la tranquilidad de su entorno y una inquietante sensación de aislamiento. Jimin la guió hacia la entrada, su postura erguida y segura transmitiendo una autoridad inquebrantable. Con un movimiento decidido, abrió la pesada puerta de madera, y en ese instante, la atmósfera cambió drásticamente. Al cruzar el umbral, TN pudo sentir la quietud del lugar, una calma densa que parecía envolver cada rincón.

El interior de la cabaña estaba sumido en un silencio casi palpable, roto solo por el eco lejano de sus pasos sobre el suelo de madera. Jimin, sin perder tiempo, la condujo a través de un pasillo estrecho y poco iluminado, cuya penumbra aumentaba la sensación de expectación. Al llegar a una habitación al final del pasillo, Jimin empujó a TN hacia la cama con una brusquedad que carecía de toda delicadeza. Ella cayó sobre el colchón, sintiendo la aspereza de las sábanas rasposas bajo sus manos, una textura que contrastaba con la aparente tranquilidad del entorno.Sin pronunciar una sola palabra, Jimin se retiró de la habitación.

El sonido de la puerta cerrándose detrás de él, seguido del inconfundible clic del seguro deslizándose en su lugar, resonó en el silencio de manera ominosa. TN quedó sola en ese espacio, la habitación impregnada de una tensión latente. La quietud que la rodeaba ahora parecía cargada de presagios, transformando el lugar en un escenario donde pronto se desarrollarían nuevos y desafiantes acontecimientos.

El vasto salón se extendía ante sus ojos, cada rincón de la habitación delineado con precisión por la tenue luz que se filtraba a través de las pesadas cortinas de terciopelo. El silencio envolvía el ambiente, tan denso que cada suspiro parecía resonar en los altos techos. Ella permanecía inmóvil, absorta en la majestuosa soledad del espacio, su mirada recorriendo los intrincados detalles de los muebles antiguos y los adornos opulentos que hablaban de una era pasada.

De repente, un ruido seco rompió la calma, un sonido que reverberó en las paredes y le hizo dar un brinco de puro terror. La puerta, que hasta entonces había estado cerrada, se había abierto con un chirrido ominoso. Su corazón latía con furia, y su respiración se tornó errática al ver al joven de nuevo, su silueta recortada contra la tenue luz del pasillo.
Él cerró la puerta tras de sí, asegurándola con el cerrojo, el metálico chasquido resonando como un presagio funesto.

Susurros de un encierro "Jimin y Tn"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora