ODISEA© [TERM | BORR]

🔱ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ ɪɪ🔱

Mientras descansaban sus cuerpos doloridos, un ruido los hizo parar al tiempo que la gran cueva quedó en total oscuridad. A pesar de ello, la mayoría de las aves allí presentes, podían ver sin ningún problema. Pasos se fueron oyendo cada vez más cerca. Las aves volaron lo más alto que pudieron, pero de nada les serviría. Ante ellos, apareció el mapache más grande que alguna vez hallasen visto. No era un animal mortal, y no era por el hecho de que fuera grande, lo que los asustó más, fue el gran y único ojo central y marrón que tenía.

La lechuza héroe, abrió sus ojos sorprendida. Sabía de quien se trataba por las historias que se contaban. Polifemo, el gigante mapache de un solo ojo, hijo de Poseidón. Dios, que como se había visto, no sentía ningún aprecio hacia Ulises. He ahí sus tantos problemas. Había querido seguir sólo su vuelo, no poner en peligro a las otras aves, pero él era el único que conocía las estrellas, el mapa para llegar a casa.

El mapache se paró casi a la altura de las aves en vuelo y les preguntó si eran aves piratas. Ulises, valientemente bajó hasta volar frente a él. No queriendo decirle quien era, sólo respondió que eran soldados que regresaban a casa de la guerra. El mapache, que empezó a moverse mientras Ulises terminaba, cogió a una de las aves más cercanas y atenta al héroe y de un solo bocado se la comió. Luego, sin miedo hacia ellas, se tumbó y se durmió. Ante aquel comportamiento tan extraño, las aves volaron rápidamente hacia la salida, pero esta estaba tapada por una gran piedra, la cual no podían mover ni siquiera juntas. Ahora entendían su despreocupación, pero si mataban al mapache, se quedarían encerrados hasta morir.

Al otro día, en la mañana siguiente, se comió a otros dos de sus compañeros, a lo que salió cerrando con rapidez la salida. La primera se la comió al despertar y a la segunda, que intentó huir en cuanto había abierto la entrada.

Ante tales crueldades, Ulises no paró, desde la primera baja, de pensar en un plan para escapar de allí. Un plan que no matara al mapache. Una idea le surgió de repente, fácil, pero de la cual para su pesar, no se le había ocurrido hasta ese momento. Esperó a que Polifemo regresara, y éste llegó molesto y se comió otras dos aves más. Ulises, aprovechando que se iba a tumbar, le ofreció un pequeño barril que portaba su compañero, un búho gigante, el Cárabo Lepón, una ave que tuvo que evitar más de una vez ser cazado por el mapache, pues era una ave grande y peluda. Por suerte supo esquivarle con destreza. Crolas, soltó con la ayuda de Ulises, el barril de su cuello. El mapache lo cogió y lo olió.

Para suerte de Ulises, este lo bebió y el sabor muy dulce lo atrajo, y así en tres tragos se lo terminó y se durmió. Un vino pequeño, pero suficientemente dulce y cargado para atontar los sentidos. Aprovechando que el vino de Crolas ya estaba haciendo efecto, cogieron el palo afilado con sus garras y alzaron entre los dos el vuelo, agarrándolo juntos. Una vez cogieron la mayor distancia posible, bajaron en picado hacia su objetivo, clavando lo más hondo que les fuera posible la estaca en el único ojo del mapache, Polifemo. Éste despertó y aulló de dolor, levantándose a dos patas, intentando quitarse el palo con las otras dos.

Como había planeado, Ulises voló con piedras en sus garras hacia la salida y soltó una de ellas en el suelo. Ante la reacción callada de Polifemo, que ahora miraba a la salida, Ulises gritó, fingiendo, de una salida hallada, tirando más piedras al suelo. El mapache, ciego, abrió la salida y se plantó en la misma, evitando con las patas alzadas y moviéndolas para que ninguna ave más se escapara. Ahora que no tenían agujero, Polifemo se comería a las que les faltaran por salir. Pero, como era ciego, el dolor y el vino le ralentizaron los movimientos, logrando así que todas las aves, incluido Ulises, salieran con facilidad.

Volaron bien alto y algunas de ellas gritaron con rabia hacia el mapache, el cual en respuesta, les lanzó una gran piedra que a punto estuvo de alcanzar a algunas.