🔱ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ ɪɪɪ🔱

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Así, Ulises y sus siete compañeros, viajaron de nuevo.Los inconvenientes no dejaban de surgir y con ellos los retrasos. Pasaron porla isla de Eolo donde el rey, tras su historia, les regaló un objeto mágico queprovocaba tempestades. En el vuelo, sus compañeros curiosos abrieron la pequeñapieza y con ello una tempestad que duró días. A duras penas llegaron a una islaque resultó estar plagada de halcones, su mayor depredador. Tan pronto losupieron, huyeron.

Gracias a la ayuda inesperada del dios Hermes, una lechuza mensajera, Ulises y sus compañeros acabaron en una isla de grandes árboles, insectos y mucha fruta, parecida a su hogar

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Gracias a la ayuda inesperada del dios Hermes, una lechuza mensajera, Ulises y sus compañeros acabaron en una isla de grandes árboles, insectos y mucha fruta, parecida a su hogar. A pesar de la gran variedad de animales que la habitaban, la reina resultó ser una lechuza común, al igual que él. Circe, la lechuza, reconoció de inmediato al héroe, enamorándose de él y consiguiendo con sus encantos y habilidades que el héroe y sus compañeros, cansados física y emocionalmente, se quedaran en la isla por un gran tiempo, nada menos que un año.

El héroe, viendo que ya era hora de emprender el vuelo, se despidió de la reina y ésta para su pesar, lo dejó volar no queriéndolo retener si no quería. Así Ulises y los pocos compañeros que le quedaban, emprendieron el regreso a casa.

Pasaron por Escila y Caribdis, islas llenas de rocas afiladas donde no se podía descansar o hallar comida, y una zona muy azarosa. Días después, llegaron a una isla, Tinacría, donde había mucha comida. El dueño de esas tierras, otro mapache, pero más pequeño, les ofreció un lugar donde dormir. Con la única condición de no tocar la comida, o serían devorados, la cual estaba por doquier. Sus compañeros, hambrientos, aguantaron. Todos menos dos lechuzas que no pudieron resistirse. El gran mapache, como les llamaba los demás, corrió en el interior del gran roble hacia las dos aves que comían a escondidas. Ulises, despierto por el gran alboroto, presenció una lucha entre aves y mapaches. Aunque aquello le pareció una matanza pues sus compañeros intentaban salir, pero habían decenas de mapaches de distintos tamaños que salían por todos lados. Voló hacia sus compañeros, pero su acción se vio truncada por el gran búho, Crolas, tirando de la lechuza hacia un lado donde se encontraba un pequeño agujero, lo suficientemente grande para que pasara una lechuza común y no un búho gigante. Ulises al salir, se giró a su compañero, pero este había desaparecido y en lugar de ello apareció una pata gris y peluda con garras que intentaba atraparlo. La calma se apoderó de los mapaches que ahora lo miraban solo a él, sabiendo que ya nadie le quedaba.

Mapaches subían por las ramas con facilidad para ir hasta su altura y abalanzarse, por lo que él voló alto, muy alto, logrando esquivar a algunos que se lanzaron.

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