Aquellos dos

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Siempre que exista una conexión emocional con aquella persona, así la conozcas o no, hay una oportunidad de conocerla.
Es un vago rumor que recorre las calles del Japón moderno, siendo que su creencia en el "Hilo rojo del destino" es aún viral entre sus habitantes. No obstante ... no todos creen en el destino.

•••

— ¡Taiga! — gritaba aquella rubia desde la cocina, se hacía cargo velozmente de preparar una caja de almuerzo para su querido niño, si bien, se había encargado de criarlo en lugar de sus padres que vivían en el extranjero, lo tomaba como a su propio hijo... un hijo al que mimo demasiado y no tiene cierto control — Ya te oí, no necesitas gritar tanto — salió un pelirrojo adormilado, con enormes ojeras y problemas para adaptarse a la luz de la mañana — ¿A que hora volviste anoche, Taiga? — preguntó ella dejándole una taza de café frente a él, prosiguió con su tarea hasta lograr envolver el traste con comida dentro de una pequeña frazada donde permanecería caliente hasta su consumo. Volvió a ver al joven y éste parecía ya estar molesto — ¿Cuanto fue que bebiste? Apestas — dijo ella comenzando a perder la paciencia, si en su crianza se había equivocado, debía reponerlo, aún tenía esa oportunidad — No lo sé, no me acuerdo — respondió mal hablado, bebió apenas algo de café y regreso a su habitación, en apenas unos 10 minutos bajo ya cambiado, el rostro lavado y usando una colonia para disfrazar el aroma del alcohol, en su espalda, una maleta que contenía su ropa por los siguientes tres días — Nos vemos luego — aquella mujer solo quedó en silencio cuestionándose a sí misma en que se había equivocado.

Para Kagami Taiga, la vida había pedido color desde su última ruptura con su novia. Para él, el amor era lo más importante y lo más necesario, pero al parecer no había encontrado a la pareja ideal para sentirse amado y tampoco para amar tan profundamente como él quería. Terminaba cada relación sin poder sentir nada por ellas, parecía estar jugando a la lotería sin encontrar el premio mayor. Desanimado, depresivo y con resaca, el día ya iba muy mal, si cabeza dolía un poco y tenía aún sueño, tenía sed y calor ... se estresaba por todo y a la vez por nada. Si por él fuera habría faltado a la práctica de su facultad, después de todo, no veía necesario ir a Tan lejano lugar solo por observar casos prácticos sobre la administración de personal, pero sus calificaciones dependían de la asistencia así como varios reportes que debía hacer durante su estancia y, por si aquello fuera mucho, había juntado a dos facultades de la universidad para asistir al mismo sitio, pero por motivos y objetivos diferentes a los suyos... deseaba y anhelaba que su compañera fuera de aquella mujeres que no les interesaba nada de él.

Asiento 10k, casi al final del autobús que los llevaría, 13 filas de sillas dobles, cabían en total 30 personas incluyendo al conductor y su remplazo, si había dos autobuses, significaba que había más de 40 alumnos ... vaya calamidad para el pelirrojo. Sin procesar nada más, pasando del profesor a cargo, tomó su sitio tomando el asiento 9K que era el que daba a la ventana, no se figuraba mayor problema el intercambiar lugar. Cerró sus ojos y trató de dormir, siendo un rotundo éxito, comenzó a soñar, su infancia, un niño con un balón de basketball, recordaba haberle conocido, la única persona con la que llegó a sentirse feliz aún con una simple amistad... para cuando regreso de su quinto sueño, el autobús ya iba en carretera, la mañana se había hecho tarde y a su lado ya había alguien, se acomodó dentro del asiento y se estiró, espero ver a una belleza y disculparse como siempre, pero en su lugar estaba un hombre jodidamente atractivo que, al verse mutuamente, fue ignorado olímpicamente como si recibiera el mensaje "Te puedes volver a dormir", dicha actitud lo habría molestado, pero su perfil le hacía recordar de nuevo su infancia, a su amigo perdido. Pero era imposible, después de aquel incidente, supo que jamás podría volver a verlo.

Tóxica AtracciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora