Cap. 4

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— ¿Cómo se atreve esa niña estúpida a hablarme así — se quejaba por enésima vez la chica de cabellos plateados, por mucho que hayan pasado dos días no podía superar el como una "don nadie" le había ignorado tan groseramente.

— Para ya — dijo cansado su hermano  quien si antes no soportaba a su querida hermana, ahora menos lo hacía. Pero claro, no sé arrepentía de haberse burlado de ella por todo el camino. El castigo era cruel, pero justo.

Después de los acontecimientos en el tres ambos hermanos regresaron a su hogar, el cual, era de envidiar. Una mansión con 12 recamaras, 10 baños (7 tenían tina), una piscina y un enorme y hermoso jardín delantero. Sí, vivían en gloria, aunque claro, eso no importaba a la hora de estar adentro, siempre solos, sin compañía de sus padres, solo de sus sirvientes o niñeras, era algo triste en un principio, pero ambos lograron seguir.

— Pero es qué no te das cuenta que ella fue una altanera. Yo sólo le dije muy amablemente como eran las cosas por aquí. Pero ella de estúpida sólo se va, sin dejar que termine — reprochó la de ojos azules y piel pálida, quien, estaba roja de coraje. No sabía porqué pero le había afectado mucho ese comportamiento de aquella desconocida muchacha de pueblo — Pero claro, tu prefieres burlarte de las desdichas de tu hermana mayor que ayudarla. Eres todo un caballero Akihiko —.

— Ya, no te pongas así Kimi — hablo el castaño de ojos azules y piel un poco tostada, quien se acercaba a su hermana para tomarle las manos — sabes que si hubieras estado en peligro yo seré el primero en protegerte —.

Ambos hermanos se quedaron viendo a los ojos, Kimi se sintió un poco más tranquila, pues sabía que Akihiko no le mentía. No desde que ambos quedaron sin alguien que los cuidara, y era lógico. Con su madre internada en el hospital desde que ellos tenían seis años y su padre siempre trabajando quedaron completamente solos, sin nadie que pudiera guiarlos, regañarlos o premiarlos. Por eso estaban juntos, porque solamente se tenían el uno al otro.

— Señorita Kimi, señorito Akihiko. El señor Kaiba los solicita en la empresa a las 8 p.m. — anuncio una de las sirvientas, ambos separaron sus manos y desviaron la mirada.

— Gracias por avisarnos, estaremos puntuales — hablo Akihiko mientras le sonreía, la sirvienta hizo una reverencia y se fue.

— Ahora se acuerda que tiene hijos — la lengua venenosa de Kimi no sé contuvo, llevándose una mirada de reproche de su hermano.

— Kimi —.

— Ni se te ocurra defenderlo, sabes que tengo razón. Aparte de que me regañas, yo soy la mayor —.

— sólo por tres meses — susurro molesto el castaño, sabía que si le reclamaba volverían a pelear. Soltó un pequeño suspiro y decidió cambiar de tema — qué te parece si vamos de compras —.

La mayor solo sonrió por la propuesta, asintió animada y tomo sus cosas para salir junto a su hermano. Le hubiera importado poco a dónde fueran, con tal de salir de esa solitaria casa lo acompañaría hasta un mugriento pueblo lejano. Aunque, pensándolo mejor no, luego se le aparece esa chica odiosa toda desarreglada y con aires de hombre.

- "Si sigo pensando en ella me volveré a enojar" - pensó, así que, alejando esos detestables pensamientos camino tranquilamente hasta el carro del año que tenía su hermano.

No dejaría que el recuerdo de esa estúpida le arruinara su día de compras.

Continuara...

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Holi, holi.

Joey: ¿se acaba el mundo hoy?

Seto: no, pero ahora se porque activarán el botón rojo y pondrán toque de queda.

Malditos groseros, todavía que aparecen aquí.

Seto: bueno, pero es raro que actualices seguido.

Joey: eso, por lo general te tardas un año cada capítulo.

Ya, hoy tenía inspiración.
Además quería que conocieran a las otras bendis de Kaiba.

Bueno, espero que les haya gustado el capítulo. Trataré de que el siguiente capítulo sea más largo :3

Sin más nos despedimos uwu.

LA HIJA DE SETO KAIBA. (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora