Cada día voy sumando un día más, y si, cada vez duele más. No sé qué me duele más, su ausencia o lo que me hizo, y pese a todo, siempre lo querré con toda mi alma.
Él me decía que me amaba, que era el amor de su vida, que nunca me seria infiel, y saben que es lo peor? Que me creí todo lo que llego a decirme, siempre creí en él y le di lo mejor de mí, para que al final de cuentas todo mi esfuerzo se fue a la basura, porque él nunca lo valoro, nunca vio el esfuerzo que hacía para no rendirme; con él no quería rendirme, luchaba tanto por lo nuestro, simplemente, no quería que acabara, porque lo amaba con cada latido de mi corazón, tanto así que llegue a quererlo más que a mí misma. Amaba todo de él, desde la cualidad más bonita, hasta el peor defecto, y no solo me enamore de su físico, me enamore de su risa, de la manera en la que se enojaba, de su sonrisa, de cómo era conmigo, me enamore de su alma. Para mí todo de él estaba bien, para mí, él era perfecto, él era el mejor, con él tenía todo, que no necesitaba mirar a nadie más, porque en él veía todo lo que quería ver, el me satisfacía en todos los sentidos. Él era todo para mí, y yo, yo no era más que un simple pasatiempo, el solo se podía querer así mismo, que no veía el daño que me hacía, quizá lo hacia inconscientemente o quizá no, pero eso no quiere decir que dolería menos, cada vez aumentaba el dolor.
Lo ame con la misma intensidad con la que él me daño, puedo decir que destrozo cada parte de mí, y ahora me siento tan vacía. Pero, no puedo odiarlo, simplemente no puedo, porque mi amor fue más grande que todo el rencor que debo tenerle, y al final de todo, lo perdono, y me perdono, por haber permitido que me hiciera todo eso.