PARTE 1: EN LA MENTE DE UN TRAIDOR
-Ahora cuénteme con sumo detalle su versión de la historia.
-Sin fallo, sin fallo. Sólo necesito aclarar mis ideas y ponerlo todo en orden...***
Desajusté la corbata y la tiré sobre la cama completamente agotado. Me dolía la cabeza y tenía la garganta seca por culpa de la lluvia.
Oí la voz de Annie al otro lado de la puerta, ¿de verdad no podía hacer ella la cena por una vez? Me desvestí con rapidez y miré la pantalla del teléfono, pero todavía seguían sin llamarme de aquella entrevista de trabajo, ni siquiera sabía en qué consistía para ser sinceros. Pero las opciones se iban agotando y necesitaba el dinero con urgencia.
Annie volvió a gritar mi nombre por tercera vez. Salí del cuarto y antes incluso de que pudiese besarla, la llamada llegó.***
Después de casi cuarenta minutos conseguí aparcar, aunque había dejado el coche demasiado lejos del edificio al que me dirigía. Apagué el cigarrillo en la propia acera y traté de recordar en qué piso iban a recibirme, pero mi memoria parecía ajena a mí. Estaba seguro de que lo había dejado escrito en alguna parte, pero no había nada en mis bolsillos ni en el teléfono. Puede que fuese la segunda planta, recordé que había subido hasta allí el día de la entrevista y también logré recordar que estaba a la izquierda, así que me arriesgué al timbrar y por suerte, acerté.
Un hombre mal conservado para su edad me atendió, caminaba de una forma graciosa y dijo que pasaría el día con él. Por algún extraño motivo tuve la impresión de que aquel trabajo consistía en limpiar ventanas y a pesar de que todo el mundo iba de traje lo seguí creyendo hasta que el hombre, que resultaba ser mi jefe, me lo explicó más detalladamente.
Ambos nos subimos a su coche y estuvimos charlando sobre de dónde venía yo y qué debía hacer en aquel trabajo, aunque pronto comenzamos a hablar de un tema que teníamos en común: los videojuegos.
Realmente al hablar de aquello era como si tuviésemos la misma edad mental, lo cual me parecía gracioso porque yo tenía dieciocho años todavía y aquel tío tenía casi cuarenta, aunque la verdad es que no lo sé.Bajamos del coche y fuimos a un bar con más gente para desayunar, como era mi primer día estaba nervioso y no me quedé con ninguna cara. Eran demasiados nombres y demasiadas voces que recordar, así que se mezclaban y al final era peor. Pero hubo alguien que estuvo toda la hora del café sin dejar de mirarme, por su actitud deduje que también era nuevo. Era bastante nervioso, pero eso es lo único que recuerdo de él de aquel día.
El trabajo era sencillo, vender un producto a puerta fría. Creía tenerlo controlado, pero sé que fue a partir de ese día cuando perdí las riendas de todo.
Vendíamos internet, sencillo. Bien de primera necesidad para muchos, así que creí que no sería difícil. Debía ser la hora de comer cuando alguien llamó a Mark y me dijo que debíamos irnos a ayudar a otro compañero. Cuando llegamos al edificio no podía ser otro que el mismo que me había mirado en el desayuno y fue ahí cuando memoricé su nombre. Cavan.
-¿Qué ha pasado esta vez?-preguntó el jefe.
-Necesito que alguien me eche una mano por aquí, en esta planta tengo que hacer unos contratos y...
No seguí escuchando, no entendía nada y como no estaba seguro de quedarme allí en vez de intentar aprender me limité a observar los pasillos y a la gente a la que les hicimos los contratos.Volví a casa después de pasarme el día aprendiendo el trabajo, una hora en coche. Eso era lo que me llevaba ir a mi casa todos los días. Una de ida, otra de vuelta. Menudo asco de rutina.
***
-¿Pero quién cojones llama a estas horas?-mascullé mientras trataba de alcanzar el teléfono.
El aparato se movía con cada vibración y estuvo a punto de caer de la mesilla de noche. Me sorprendí al ver que era Cavan quien me estaba llamando, así que descolgué con rapidez.
-¿Sí?
-Hmm, ¿Ryder? ¿Podrías acercarme al hospital? Me duele la rodilla y no tengo manera de acercarme.
Dudé, tenía hora de coche hasta la ciudad, era sábado. Pero la idea de quedarme otro día más en casa encerrado con Annie me deprimía.
-Claro, salgo ahora mismo de casa.
Me vestí a toda prisa sin darle demasiadas explicaciones a mi novia. Cogí mi cazadora de cuero y mi adorado collar de pinchos. Siempre creí que captaba muy bien mi esencia.Cavan me mandó su ubicación, podría haber vivido en una explanada que yo seguiría con problemas para aparcar. Realmente era un desastre en eso, pero no tardé en encontrar el piso de aquel tío que sin conocerme de nada me había llamado un sábado para llevarle al hospital.
Cavan vivía en un tercer piso, cuando llegué a su pequeño ático lo vi todo desordenado pero lo que más me había llamado la atención era, sin duda alguna, que la pared del pasillo estaba llena de garabatos. Cavan gritó mi nombre y me dirigí a la habitación del fondo en donde se encontraba.
Al entrar observé que él estaba tumbado en la cama fumando un peta y me senté a su lado, por algún motivo empecé a fumar con él en vez de llevarle al hospital pero la pierna ya no le dolía.***
-¿Vamos al parque después de la oficina?-sugirió Pascal.
Cavan le miró súper eufórico y yo accedí por la compañía y por la hierba gratis. Recuerdo que en aquellos días, Cavan siempre estaba nervioso, eufórico. Como si tuviese una fuente inagotable de energía, ahora lo pienso y por veces realmente llego a pensar que ya no es la misma persona.Al salir del trabajo caminamos hasta el parque más cercano, casualmente estaba muy cerca del piso de Pascal y del de Cavan, que quedaba dos calles más abajo respectivamente.
Me fijé en que Cavan siempre llevaba la guitarra consigo aunque ni la usase, parecía una extensión de su propio cuerpo y dentro de la funda de ésta siempre llevaba una pequeña libreta. La mítica libreta de niños de preescolar, la vi asomada y la cogí, pero Cavan no tardó en quitármela.
-Esto es algo especial, no se puede ver-dijo alterado.
-Vamos, Cavan. ¿Qué mierda es eso?-preguntó Pascal encendiendo el primer porro.
-En unos días os lo contaré, pero ahora... Ryder, ¿tienes grinder?
Le pasé el grinder que Pascal había cogido minutos antes y me quedé esperando a que Pascal me ofreciese un par de caladas, las cuales no tardaron en llegar.
-Algún día, seré alguien importante-dijo Cavan observando la puesta de sol tras la catedral-y entonces me iré de aquí con una guitarra y eso me bastará para vivir.
Pascal ignoraba todo lo que Cavan decía, pero yo no. Ahora que lo pienso... Él solía decir ese tipo de frases pero nunca le vi poner empeño por cumplirlas.
-Pásame el mechero...-dijo Pascal sin dejar de mirar su teléfono-Mierda, tengo que llamar a Nick. Necesito más hierba para este finde.
-Mark dijo que mañana se incorporaba más gente-añadió Cavan-, espero que sea una tía y a ver si te la ligas, eh-dijo haciéndole un guiño a Pascal.
-Boh, ya estamos. Calla y déjame el mechero-dijo enfadado.
Por alguna razón a Pascal no le gustaba hablar de las chicas con las que estaba y nunca le había oído hablar de ninguna, sé que llevaba poco tiempo allí pero en un mes Cavan había mencionado a tres chicas al menos y algún que otro compañero de trabajo hacía lo mismo, aunque en aquel momento no lo pensé demasiado. Realmente empecé a darme cuenta de esto cuando llegó Rita a la oficina.Llegó en abril, poco antes de que me hiciese supervisor. Era bastante tímida pero no tardó en camelarse a la gente, no decía muchas cosas pero en el primer día con ella habíamos congeniado bastante bien. Le gustaba la misma música que a mí y eso siempre era un plus y obviamente, Cavan no tardó en lanzarse a ella. Me enteré de aquello el mismo día que empecé a hablar un poco más con ella por mensajes, esa misma noche Rita salía con nosotros por primera vez, aunque Pascal se había ido al pueblo. Yo llevé a Annie y a una amiga suya y Rita se presentó mucho antes que el resto. Por culpa del alcohol los secretos se fueron olvidando y Cavan no tardó en besar a Rita después de que ésta le hubiese enseñado una canción que ella misma había escrito. Ni siquiera recuerdo la melodía, pero a Annie le había gustado y a Cavan creo que también, al menos eso parecía.
En aquellos días parecían llevarse bien y yo también con ellos, nunca pensé en que las cosas se fuesen a torcer de ese modo.
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El traidor que llevamos dentro
Non-FictionCuatro amigos se ven implicados en la muerte de su compañero Cavan, todos parecen tener parte de la culpa pero nadie parece tener claro quién es el asesino.