9. Rita: venganza

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Me gusta el café con leche cargado y con azúcar moreno, prefiero el salado al dulce y me gustan las películas de terror. Me levanto siempre a las seis y me acuesto lo más tarde que puedo, el desayuno es mi comida favorita pero casi nunca me da tiempo. Pero lo que más me gustaba del mundo era la vida que tenía allí a pesar de ser tan infeliz una gran parte del tiempo, supongo que los poetas nos sentimos atraídos hacia lo que nos hace más daño, hacia lo que nos hace más trágicos y con toda la cara del mundo lo llamamos belleza y poesía.

-Sálvate, tú estás a tiempo-dije mientras le miraba a pesar de tener los ojos llorosos.
Ryder no parecía haber entendido lo que le había dicho.
-La noche de Halloween me acosté con Eva-dijo Ryder finalmente.
-¿Qué? Ryder, esa misma noche quiso acostarse con Pascal.
-Lo sé pero...
-Pascal dijo que no era buena persona.
-¿Lo dices por lo del gatillazo?
-Fui yo quien se lo dijo a Graham y él al resto.
-Joder, Rita... Pascal piensa que...
-Lo sé. Da igual ahora, poco importa. De todos modos tiene que haber más razones por las que Pascal haya dicho eso.
-Pero me gusta, me gusta muchísimo y no entiendo qué somos.
-Sabes que te apoyaré en todo lo que hagas, Ryder. Pero algo en ella me da mala espina y te lo digo yo que me he hecho amiga suya, Fabianna piensa lo mismo.
-Hablaré con ella una última vez... Pero es duro verla todos los días.
-Ni que yo no supiera lo que es eso, Ryder...
Lo había vuelto a hacer, era tan egoísta que cada vez que Ryder me contaba un problema lo acababa enfocando en mí. Me sentí fatal por aquello, así que le abracé.

***

Las cosas se fueron calmando y sentí como Eva se iba alejando de mí cada vez más. Aquello me entristecía, me daba la impresión de que todo el mundo que me llegaba a conocer realmente intentaba apartarse de mí.
Pero al menos seguía teniendo a Ryder, Pascal, Fabianna y Cavan, cuando no intentaba hundirme.

Aquella noche había quedado con Pascal, estábamos fumando en un parking. Delante nuestra se divisaban las luces de un circo y aquello me puso melancólica. Un nuevo amigo de Pascal no había traído material para colocarnos, el chaval en cuestión era argentino y pasaba mucho tiempo con Pascal últimamente pero a mí no me caía demasiado bien. Pascal jamás habría probado la cocaína de no ser por él y yo tampoco, pero aquella noche sólo fumamos maría.
-A ver si Mark me asciende pronto, tú podrías ser mi secretaria.
-Me da igual...-susurré.
-¿Pasa algo?
-Sí, Eva y Ryder se acostaron en Halloween y temo que le haga daño.
-Os lo he dicho, pero no me hacéis caso.
-Y a mí tampoco me habla.
-Bueno, será porque tiene nueva amiga.
-¿Qué pasa con Cavan?
-Qué pasa de qué.
-Me da pena que ya nunca quedéis.
-Ya hemos hablado de esto antes, Rita.
-Pero... Ven un día a casa, va.
Pascal resopló pero acabó accediendo. Ambos nos quedamos en silencio, las luces parpadeaban y Pascal sonreía sin enseñar los dientes. Nos mirábamos fijamente y sentí cómo el pecho me latía con fuerza.
Quise besarle en aquel momento y pareció que él también quería. Se acercó poco a poco a mí hasta que nuestros alientos se entremezclaron y su olor impregnó mi respiración. Mis manos temblaban y las suyas agarraron mi nuca y entonces alguien llamó al móvil de Pascal. Observó la pantalla, era Graham.
-No lo cojas...-supliqué.
-No puedo hacer esto...
-Graham nunca me quiso-dije en bajo.
-No me refería a eso, Rita.
Me bajé del coche, me sentí estúpida y me alejé del parking y del circo, pero Pascal me siguió con el coche.
-Sube, vamos.
-¿Qué es lo que pasa conmigo?-grité, recuerdo que estaba bastante colocada y no controlaba mis emociones.
Me acercaba a la carretera y llevaba ropa oscura, pero en aquel momento no caí en eso. No había caído en que podía ser peligroso, sólo quería alejarme de allí lo más rápido posible.
Pascal apretaba el claxon insistentemente y repetía mi nombre con desesperación, pero yo estaba a punto de cruzar sin mirar y justo cuando había puesto un pie fuera de la acera el cuerpo de Pascal me aplacó y terminamos en el suelo. Ahí fue cuando me besó, sus manos se metían debajo de mi espalda y yo la arqueaba. Mi corazón latía muy rápido pero no me sentí bien al besarle porque cada vez que cerraba los ojos veía a Graham. Si estuviese estado sobria no habría querido besarlo y por fortuna, no duró mucho.
-No puedo, Rita... Y no puedo decirte porqué.
Pascal estaba asustado y confuso, así que le abracé. Una parte de mí se imaginaba algo que la otra parte no quería aceptar, así que no hice preguntas.
-No te preocupes, todo irá bien.

El traidor que llevamos dentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora