Parte 2: en la mente de un rompecorazones
-Esta vez intente no echarse a llorar-me dijo el inspector ofreciéndome una caja de pañuelos.
-No pienso llorar más, creo que ni siquiera es posible que pueda hacerlo.
-Rita, por favor. Cuente su versión de los hechos.
-¿De esa noche?
-No, de su relación con Cavan-dijo cruzándose de brazos.
-Yo no fui quien lo hizo, aunque me hubiese gustado-dije contundente.
-Cuidado, esas palabras podrían salirle caras. Limítese a contar su historia.Era marzo, lo recuerdo todo perfectamente. Cada detalle, cada sonido, cada olor. Siempre he tenido buena memoria para las cosas importantes y todo lo que rodea a esta historia me lo parece.
En la entrevista de trabajo me había puesto muy nerviosa, aunque menuda estupidez, sé que cogen a cualquiera sin experiencia y lo exprimen hasta sacarle su jugo. Te llenan la cabeza de historias y fantasías sobre el dinero y me las creí, como todo.
Esa tarde después de la entrevista con Mark, fui al cine a celebrar mi cumpleaños. Estaba con mi pareja por aquel entonces, aunque duró muy poco.
El primer día conocí a Jason, era mi supervisor y aunque no sabía bien qué debía hacer estaba tranquila cuando le vi, me había parecido guapo y tenía una mirada honesta. Eso me bastó para querer volver.
Ryder fue la segunda persona que conocí y es a día de hoy mi mejor amigo.
Él dice que se acuerda de mi primer día pero sé que no, por eso le cuento cincuenta veces la historia y él la va completando, no quiero perderle y no quiero que me olvide.
Aquella mañana nos subimos en su coche y me dio un cigarrillo después de decirme su nombre, me alcanzó un montón de CD's y me pidió que escogiese la música. Obviamente escogí Linkin Park y pareció feliz por ello, pero el trayecto del coche fue el único contacto que tuvimos porque al llegar a la zona de trabajo, ya estábamos separados.
Recuerdo todas las caras menos las de Cavan y Kent, no sé el motivo y a pesar de estar rodeada de gente nadie se dirigía a mí así que me sentí aliviada cuando empezamos a trabajar después de aquel café.
Pascal fue quien terminó por enseñarme el trabajo, Jason se había marchado al día siguiente a trabajar lejos así que él me entrenó.
Al principio pensaba que no le caía bien, pero pasó apenas media mañana y ya habíamos hablado a cincuenta mil cosas.
Pascal tenía la costumbre de cantar entre planta y planta de cada edificio y a mí me resultaba extraño pero en el buen sentido. Parecía un chico súper dulce y no me equivoqué al pensarlo.
La mañana pasó volando, llovía a cántaros ese día y el olor que deja la lluvia en verano me encanta, me recordaba a muchas cosas. Los recuerdos provocados por un olor siempre tienen una conexión emocional y yo lo he sido siempre.
El caso es que fuimos a una cafetería de mala muerte a comer, yo sólo tenía dos euros y debía comer con eso -no andaba bien de dinero-. En la mesa había bastante gente sentada pero yo me quedé junto a Pascal y a mi derecha estaba Graham.
La primera vez que me habló fue de forma despectiva y ni siquiera me habló a mí directamente. Le preguntó a Pascal si debía anotarme en un registro que llevaban ellos y él le respondió que no.
Después de aquello ni me miró pero me sentía atraída por él de algún modo.Pasaron los días y Graham empezó a hablarme casi diariamente, me llevaba a casa después de trabajar pero no pasaba nada entre nosotros. Le oí decirle una vez a alguien que tenía novia, así que lo lógico era olvidarme de él pero no lo hice. Dios sabe que lo intenté y ojalá hubiese sido menos estúpida, sé que no tengo excusa pero un día él me acompañó a ver cómo trabajaba. Hacía muchísimo viento y trataba de enseñarme a mantener la mirada fija en alguien, por dentro me estaba muriendo y él lo sabía. Llevó su mano a mi pelo y me lo colocó dulcemente detrás de la oreja, en aquel momento pensé que iba a besarme pero lo único que hizo fue sonreír como si hubiese visto algo en mí, algo bello y me hizo un gesto para irnos de nuevo a la oficina.
A partir de ahí no pude dejar de pensar en él y Graham supo que yo ya estaba rendida a sus pies, con un simple gesto.
Yo, que siempre había sido dura e independiente, me había convertido en el cliché de la princesa en apuros y asumí tan bien aquel papel que creo que terminé por creérmelo, ese fue el primer error.Un día volviendo de trabajar, perdí las llaves del piso. Lo primero que hice fue hablarles a mis antiguos compañeros de piso pero nadie respondió así que se lo conté a Graham entre risas.
Perder las llaves del piso, segundo error.
Graham me invitó a dormir en su casa, al principio me hice de rogar pero me estaba muriendo de ganas así que acepté.
Recuerdo lo nerviosa que estaba, como una niña pequeña y es que ¡joder! Tampoco era tan adulta, ni siquiera lo soy ahora...Cuando Graham estaba a punto de llegar me mandó un mensaje diciendo que ya venían de camino. «Venían», me repetí. ¿Él y quién más? En ese momento se desvaneció toda esperanza de tener algo con él, pero ya era demasiado tarde para echarse atrás y cuando llegó con su Seat Ibiza azul observé que quien iba de copiloto, era Cavan.
***
Llegamos a su piso, vivía solo. Acababa de mudarse y todo estaba limpio. No sé si cenamos o no, pero sé que bebí cerveza. Mucha. Cavan me hacía sentirme bastante bien, era extravagante y risueño por aquellos días. Pero para ser sinceros pensaba que era gay.
Y llegó el tercer error, pedirle crema a Graham para la picadura que tenía. Si ese chico hubiese sido un dibujo animado se le habría iluminado la bombilla en la cabeza en ese instante, pues me invitó a seguirle hasta el coche donde casualmente tenía la crema.
«Por favor, que me bese en el ascensor» pensé, pero nada había ocurrido.
-Creí que estaríamos solos-dije finalmente una vez que llegamos al garaje.
-Sí, pero Cavan odia estar solo y me suplicó venir.
-Podías haberle dicho que no...
-Toma, aquí esta-dijo extendiéndome un pequeño botecito.
-Gracias supongo.
Volvimos al ascensor y Graham pellizcó una de mis mejillas con cariño, le hice una mueca y sonreí. En ese instante me besó y ese fue el mayor error que he cometido nunca, dejar que lo hiciese.
-Pero creí que tenías novia-dije tan pronto se volvieron a abrir las puertas.
-No, la dejé hace un tiempo-mintió pero le creí-, no le digas nada a Cavan, será nuestro secreto.
-De acuerdo.
Ambos entramos y me extendí la crema en la picadura que tenía. Cavan estaba dibujando sobre el sofá cama.
-Yo quiero acostarme temprano, si no os importa-dije todavía sin creer lo que había pasado.
-Yo voy a estar despierto dibujando, ¿te molestará la luz?-preguntó dando por hecho que yo dormiría en el sofá.
-La verdad es que...
-Rita y yo dormimos juntos, sino no va a dormir. No te acuestes tarde que mañana trabajamos-dijo interrumpiéndome.
Cavan puso mala cara, ¿estaba enfadado por el hecho de que yo durmiese con Graham?
Entré en la habitación, la cama era enorme y había un espejo al lado del armario de pared. Me puse rápido el pijama porque no quería que viese mi cuerpo, lo odiaba. Así que me puse una camiseta larga y unos pantalones cortos y me metí en cama antes de que llegase, por alguna razón estaba muerta de miedo. Él sin embargo se desnudó delante mía, era muy delgado y tenía el cuerpo lleno de tatuajes, me encantaba. Todo él.
Graham se quedó en ropa interior.
-¿Vas a dormir así?
-Sí-respondí.
-Con lo cómodo que se duerme sin ropa.
-Odio mi cuerpo.
-Ven...-dijo tendiéndome la mano.
Empezó a desnudarme y empecé a sentirme fatal conmigo misma, me hizo mirarme al espejo y me susurró algo:
-Todo esto me gusta, me gustas y no deberías avergonzarte de tu cuerpo. Eres preciosa.
Tenía un nudo en la puta garganta, quería echarme a llorar y volver a vestirme, al mismo tiempo que quería besarle porque por primera vez alguien en toda mi vida me había dicho algo bonito con respecto a mi cuerpo.
Nos besamos y nos metimos en cama.
Después de eso todo está muy borroso, volvió a besarme y no recuerdo mucho más, pero sé que yo no quería hacer nada. No quería ser un polvo y que no me llamase más pero me bloqueé, realmente él quería y yo sólo quería gustarle. Lo deseaba con todo mi corazón, pero estaba tan aterrada... Mi cerebro eliminó casi toda aquella macabra escena, sólo sé que estaba a oscuras y que su pelo era muy suave. Pero en medio de toda la tormenta soltó una frase que consiguió calmarme: «quiero conocerte» aunque dejar que me conociese fue lo que me condenó.***
-Como dije al principio, siempre recuerdo las cosas importantes. Pero hay algo que no le dije la otra vez, inspector. A pesar de lo que pasó he estado encubriendo a alguien. Se lo diré al final de la historia porque para entonces, sabrá que soy inocente y estaré libre de culpa.
-Dado su historial, no está en disposición de negociar.
-¿Es por las pastillas? Sé que Ryder se lo ha contado-pregunté con sarcasmo.
-Es por todo, señorita Ochoa. Debe decirme a quién está protegiendo.
-Usted me pidió que contase la historia y decírselo ahora sería adelantar acontecimientos y tendría que volver a empezar. Sinceramente quiero olvidarlo todo, así que voy a seguir si no le importa.
-Está bien, continúe.
-Veamos... por donde iba... ¡ah! Sí. Graham Stonem me violó aquella noche y el único que podría corroborarlo está muerto. Quizás debería ampliar la lista.
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El traidor que llevamos dentro
Non-FictionCuatro amigos se ven implicados en la muerte de su compañero Cavan, todos parecen tener parte de la culpa pero nadie parece tener claro quién es el asesino.