Capítulo 24

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Me arrodille a su lado, dios mío estaba muy mal.

Perdóname Raven, perdóname

Varias horas después llevaron a Raven a un cuarto, nos pidieron que esperáramos a que ella reaccionara, William habló a su trabajo para que vinieran los del seguro o algo así, yo no quise poner atención porque ahora lo que más me importaba era que ella despertara de la anestesia.

— Nicholas... me acaban de pedir los papeles del seguro, me tengo que ir, ¿puedes quedarte aquí y cuidarla por mí? –asentí rápidamente y sonrió.

 me acaban de pedir los papeles del seguro, me tengo que ir, ¿puedes quedarte aquí y cuidarla por mí? –asentí rápidamente y sonrió

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— Si, lo que sea por Raven –el tomo mi hombro y lo apretó.

— Gracias, Nicholas, por favor no te sientas culpable de esto –en eso me soltó y se alejó de mí. No sabía si eso me ayudaría o no, pero me hizo sentirme igual de culpable que antes, inclusive peor.

William había pasado casi todo el tiempo llorando, no me culpo en ningún momento, pero yo sí, yo sí me culpaba de su infelicidad, solo esperaba que Raven pudiera perdonarme algún día por esto.

— Familiares de la señorita Raven Wilson –me levante de inmediato.

— Yo, yo soy –respondí y la señorita asintió.

— Sígame, ha despertado.

Abrió un cuarto y me sonrió por última vez, pase y cerró la puerta, no sabía si era correcto esto que estaba haciendo ya que... yo fui el causante de esta tragedia.

Lentamente me adentre, Raven estaba recostada en la cama mirando a la ventana, no tenía ninguna expresión, sin duda el corazón se me estaba rompiendo, sentí un enorme nudo en mi garganta formándose, sabía que si ella me miraba con aquella expresió...

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Lentamente me adentre, Raven estaba recostada en la cama mirando a la ventana, no tenía ninguna expresión, sin duda el corazón se me estaba rompiendo, sentí un enorme nudo en mi garganta formándose, sabía que si ella me miraba con aquella expresión, yo no estaría bien.

— Hola –dije tímidamente, ella cerró los ojos y observe como las comisuras de sus labios se levantaron, estaba sonriendo.

— Hola, ¿Cómo estás? –pregunto y me acerque a ella. Abrió lentamente los ojos y me miró sin expresión alguna.

Enamorándome de mi mejor amigo: La historia continuaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora