Capítulo 2

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Salgo de mi habitación con la ropa que me pondré, paso por un largo pasillo para llegar al patio, ya que ahí esta el baño común; a causa de la guerra los suministros de agua escasearon y no encontraron otra solución que construir viviendas con baños comunitarios, el cual es una sala grande con divisiones, separando las regaderas para hombres y mujeres con el fin de dar al menos un poco de privacidad, nos tocaba compartir con 3 familias pero no estaba tan mal, mientras que nadie estuviera.

Al salir al patio me encuentro con un cielo amarillo pálido, el cual indica que es temprano.

 Tengo que alistarme para ir a la escuela, aunque preferiría no ir, no es que no me guste estudiar, solo que... en fin.

-Hola Ámbar- saluda alegre mi vecina Olivia saliendo del baño.

-Hola Via, nos vemos en la escuela- respondo y entro al baño.

-Claro, hasta luego- dice mientras se dirige a su puerta.
Ella es una de mis vecinas y buena amiga, nos regresaron el mismo día con nuestros padres.

Desde que tengo memoria siento que no me queda mi nombre a parte de que no me agrada, Ámbar que chiste tiene no se porque no me pusieron un segundo nombre para al menos escoger el que mas me gustara.

Al entrar al baño me lleno de alegría al observar que esta vació, me ducho y me visto en 10 minutos, cuando sabes que puede entrar alguien lo mejor es terminar rápido, me dirijo de regreso a mi puerta.

Vuelvo a pasar por el largo pasillo pero esta vez me dirijo a las escaleras para bajar, antes de eso me detengo en el espejo que se encuentra un poco antes de estas, definitivamente no parezco alguien de 15 años, no solo lo digo yo, siempre me han calculado por lo menos un par de años mas ya que soy mas alta de lo normal y tengo algunas curvas, a pesar de la flaqueza a causa de falta de comida; pero la verdad a mi familia le va bien ya que hay gente que no come nada por días, me observo en el espejo y me regresa la mirada un rostro ovalado y delgado con pómulos marcados con un par de ojos grises, un gris sucio, un color de ojos poco común, lo cual me encanta, y por mis hombros cae mi largo cabello negro y ondulado, agarro una liga y lo recojo a pesar de estar un poco húmedo, cuando esta limpio se ve muy bonito a mi parecer, saco unos pequeños mechones y estoy lista.

Bajo las escaleras para ir a la cocina y poder desayunar algo.

...

Lo peor que puede existir es que tu mamá te niegue, diciendo que no eres su hija y que lo diga con tal firmeza que te haga dudar.

-Buen día mamá - saludo con precaución dirigiéndome a la estufa.

-Ya te he dicho que no me digas así, tu no eres mi hija, no eres mi pequeña Ámbar - contesto mi querida madre.

Se encontraba sentada en una silla de madera frente a una pequeña mesa de igual material, nuestro comedor, tenia un reboso alrededor de ella como todas las mañanas, mi madre tenia unos lindos ojos color verde, su cara demacrada por la preocupaciones y lo que le había dejado la cuarta guerra mundial, serios traumas, me observaba con cautela, como siempre sin una pisca de cariño, solo como si fuera una extraña paseando en su casa.

Desde que tengo memoria mi madre decía que yo no era su pequeña Ámbar, aquella que había dejado ir al refugio cuando solo tenia 4 años de edad, y tenia razón ya no era esa pequeña, regrese teniendo 12 y desde entonces, dice que ella quiere a su Ámbar de regreso no a mi, una intrusa, no puedo negar que me duele todo eso a veces he pensado que hubiera sido mejor que jamas regresara.

Pero todo se va cuando me acuerdo de Don Álvaro Rose, mi padre, el cual es todo lo contrario, el de verdad me quiere y me da ánimos diciendo que mi madre había sido victima de la guerra, al separarse de su hija a causa de esta le había causado serios traumas y no podía dejar de esperar a la pequeña de 4 años que dejo ir con las autoridades por su seguridad pero que a pesar de eso me quería, mi padre lucho en esa guerra pero aun así logro sobrevivir y no tener secuelas.

El tiene unos grandes ojos azules, supongo que la combinación de estos resulto en el gris de mis ojos, era por el único que seguía aquí, claro esta que también por mi timidez.

Tomo una taza de té de yerbabuena con un pequeño bizcocho, el cual guardo para despues.

-Ya me voy m... - me interrumpe mi madre -  Eva - dice mi madre en tono estricto

-Ya me voy Eva - me despido triste, ¿acaso mi madre no podía tratarme con cariño?

 Tomo mi mochila y salgo de mi casa, me recibe un intenso sol con un cielo mas amarillo que hace un rato y me dirijo a la escuela, aquel edificio que se ve a lo lejos a la derecha como a unas 8 cuadras, hace años era una fabrica vieja, que adaptaron para convertir en la única escuela en muchos kilómetros a la redonda.

La calle se encuentra prácticamente vacía solo uno que otro estudiante ya que la mayoría vive para la zona norte, al caminar puedo observar los suelos secos tan familiares, el viento levanta el polvo de este, la calle es ancha con edificios a los lados, algunos abandonados y otros con familias dentro de ellos, algunos sin ventanas, esas cuadras habían sido de las mas afectadas por la guerra y seguían en reparación, la mía se encontraba entre las que se arreglaron mas rapido, ya me faltaban solo 3 cuadras cuando a lo lejos la vi, venia de la cera de enfrente, junto con sus fieles seguidoras, mi peor pesadilla, la cual tenia nombre y apellido Malia Evans, la razón de porque no me gusta ir a la escuela.

Sigo caminando a enfrentar mi destino de cada día.


Hola amigos! <3
Gracias por leer este capítulo y seguir a Ámbar, ¿porque creen que sea tan mala Malia?

Atte: Montse MC :3

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