Capítulo 2: El primer dia del resto de mi vida

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INGRESO 26/02/2012

NOMBRE Y APELLIDOS: Aaron Torres

FECHA DE NACIMIENTO: 26/08/2000

ALTURA Y PESO: 1,56 m, 39 kg

PERTENENCIAS:
*movil marca Lg
*3 céntimos
*fotografía

DESCRIPCIÓN: El menor Aaron Torres de 11 años de edad, ha ingresado en concepto urgencia en nuestras instalaciones situadas en "Viñeda". Su padre Cristian de 56 años de edad se encuentra en Londres en un viaje sin información. Su madre Veronica vive en un pueblo cercano al Valle con su pareja. Actualmente vivía con su hermana Anastasia de 18 años de edad y con su tía Carmen de 46 años de edad, diagnosticada de envejecimiento precoz del cerebro.
Sin poder hacerse cargo del menor, el equipo de atención a la infancia decide retirarle la custodia a sus padres y entregársela a la directora de nuestro centro. Hasta nuevo aviso el menor permanecerá en nuestras instalaciones.

Entro en la sala que Juan me ha dicho. Da miedo, tiene las cuatro paredes de color mostaza, una mesa grande , con una silla detrás y dos delante.
-Aaron, entiendo que esta situación es muy difícil y que parece salida de un cuento de terror, pero con el tiempo te darás cuenta de la ayuda que vas a recibir. Te presento a Abi, ella es la educadora en prácticas y yo seré tu tutor de referencia. Irás conociendo a los demás trabajadores con los días.- Me comenta mi tutor.
-Un placer Aaron, en esta libreta estoy escribiendo el procedimiento de ingreso, se tiene que hacer con cada chico que ingresa. Ahora por favor desnúdate, nos daremos la vuelta.- Me dice Abi
-No me pienso desnudar, no es legal que hagáis esto.- Les digo.
-O lo haces por las buenas o lo tendremos que hacer por las malas, pero antes te tenemos que hacer una foto .-Me dice Abi con un gesto de agresividad en la mirada. Me hace la foto, no quiero imaginar como he salido.
Me empiezo a desnudar, no entiendo porque, pero lo hago. Me encuentro apoyado en la pared, totalmente desnudo, pero para mi suerte Abi me da una toalla para taparme mis partes.
-No te preocupes, simplemente lavaremos tu ropa y te daremos nueva, por favor, acompáñanos a las duchas de la planta de arriba.- Me dice Juan, mas cariñoso que Abi.
Subo las escaleras, he dejado de llorar, pero no quiero levantar la mirada del suelo, entro en los baños y me quito la toalla para entrar en la ducha, ellos dos me esperan en la puerta.
Cuando enciendo el agua, un chorro potente de agua caliente recorre todo mi cuerpo, se lo que está pasando, pero ahora mismo me quedaría todo el día aquí, joder de verdad que olía mal, hacía semanas que no podía ducharme. Cuando acabo, Abi me indica que pase a mi habitación.
Cuando entro lo primero que veo son cinco camas, las paredes son azules y hay una enorme ventana negra con barrotes, encima de la cama hay una muda limpia, desde la puerta se olía el olor a limpio. Me la pongo corriendo para no estar mas con la toalla y por el frío que hace en esa habitación.
-Ahora Aaron te enseñaré el resto del centro, Abi se ha tenido que ir. Por cierto conocerás a tus compañeros ahora y más tarde a los educadores de la tarde.-
Vuelvo a bajar las escaleras, recorro un pasillo azul larguísimo, me percato de que hay un patio enorme en la derecha.
-Este es el taller de los mayores, este el de los medianos, donde tú estarás en tus ratos libres  y este el de los pequeños.- Me indica con la mano señalando cada taller.
Cuando entro hay muchos chicos y chicas, Juan se va y me deja allí con toda la gente.
-Hola, me llamo Aaron, un placer, vengo de El Valle, he tenido que ingresar hoy.-Me dirijo a todos.
-Hola!!!, bienvenido.- Me responden varios compañeros.
Estoy muy triste, así que me siento en una silla de plástico roja, apartado en una esquina, en esa habitación con las paredes blancas y como no con barrotes. Veo que se acercan tres compañeras y un compañero.
-Hola Aaron,mi nombre es Laia tengo catorce años y ella es mi hermana Mercedes, tiene 12, llevamos dos meses aquí, venimos de muy lejos y se lo difícil que es el primer día. Nosotras te ayudaremos lo máximo posible.-Me comenta Laia con un gesto sonriente.
-Lo mismo digo, yo soy Ana, tengo trece años y soy de la ciudad cercana y llevo aquí un año.- Me comenta la otra niña
-Finalmente yo soy Manuel, tengo once años y llevo aquí justo una semana, para mi fue muy duro ya que me ingresaron en compañía de mis cuatro hermanos pequeños, ellos están en el taller de pequeños y la menor de todas tiene tan solo cuatro años. Por cierto seré tu compañero de habitación, los demás son mayores.- Me comenta el chico rubio de mirada azul.
-Mucho gusto chicos,  al menos me alegra saber que hay más personas de mi edad, estoy en el centro porque mis padres no se podían hacer cargo de mi, mi hermana y mi tía tampoco. Mi mamá tiene esquizofrenia, una enfermedad mental grave, eso le impide hacer sus funciones como madre. ¿Sabéis cuando podré hablar con ellos?.-Comento mientras una lágrima caliente recorre mi cara.
-Es duro, lo siento muchísimo aquí te protegeremos, no te dejarán hablar con ellos hasta pasado el primer mes.-Me dice Laia
-Eso es una barbaridad.- Le digo
-Yo también estoy igual, pero toca aguantar y ser fuerte.-Me dice Manuel lloroso.
A la sala entran dos mujeres jóvenes , una es rubia y la otra tiene el pelo violeta, se presentan, son las educadoras de tarde. La tarde transcurre muy larga, me quedo sentado en la silla totalmente solo, necesito reflexionar.
-Chicos ha cenar .-Comenta la mujer del pelo violeta.
Sigo a todos hasta el comedor, hay tres mesas grandes, me siento con mis compañeros de taller en la mesa delantera. Huele increíblemente bien, tengo muchas ganas de comer. Hacía por lo menos un año que no probaba una comida tan buena.
Cuando acabamos de cenar tenemos que ir a las habitaciones, me despido de todos mis nuevos amigos y entro en la habitación con Manuel. No puedo aguantar la ganas de llorar , así que lloro en silencio, Manuel se ha acostado.
Aún no han apagado las luces y los demás compañeros tan solo me miran llorar sin gesticular ni esbozar un simple gesto de empatía, pero de el fondo de la habitación se acerca un chico muy alto.
-Hola Aaron, los educadores me han comentado tu situación, me llamo Geri y estoy en el taller de grandes.- Me comenta el chico
-Hola, no pasa nada, solo necesito estar solo.-Le comento
-Lo que menos necesitas ahora mismo es estar solo, te prometo que voy a ser la persona que te va a proteger, cuidar y querer.- Me dice Geri mientras me abraza.
Las luces se apagan
Me recuesto en la cama, automáticamente noto otra persona recostada a mi lado, es Geri .
-Miremos las estrellas juntos.-
Me doy cuenta que en él techo hay estrellas que brillan en la oscuridad, por la puerta entra un educador desconocido y nos grita que nos vayamos a dormir.
-Entiendo que te costará dormir, pero inténtalo, me iré a mi cama cuando te hayas dormido.- Me dice mi nuevo amigo.
Pasa el rato y me hago el dormido, necesito estar solo y me siento muy incómodo, Geri se ha ido a su cama. Pero si algo he aprendido sobre las películas de la carcel es que nadie duerme la primera noche.

TORRESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora