Todo empezó, un 29 de Agosto en el año 2003 cuando nací; les contaré todo, bueno no todo solo lo que me acuerde claro.
Mi madre entró a la habitación, y abrió las cortinas.
- Levántate Arita – me dijo mi madre con su hermosa sonrisa, yo me llamaba Araceli, pero me decían así de cariño.
- Mami un ratito más – dije y me tapé con las sábanas.
Mi madre me quitó las sábanas y me alzó, me puso mi ropa y me llevó a la cocina donde estaba mi padre y mi hermana mayor listos ya para salir.
- Buenos días hijita – dijo mi padre con una enorme sonrisa.
- Hola papi – le respondí, luego miré a mi hermana y le sonreí – buenos días Angi – le dije.
Ese día era muy especial, porque nos íbamos a ir a almorzar fuera. Mi hermana mayor tenía una presentación de ballet y todos estábamos muy emocionados. En ese entonces mi hermana me llevaba 6 años y en ese momento ella tenía 10.
- Apúrate Angi – le decía a mi hermana que recién se estaba cambiando, que tu mamá te eligiera la ropa era una gran ventaja.
Mi hermana salió, y nos dirigimos al paradero de buses, el cual quedaba solo a tres cuadras de mi casa; yo siempre he odiado el transporte público, pero mis padres no tenían dinero para un carro, ya que estaban ahorrando para la universidad.
- Mami a donde vamos a ir para almorzar – mi hermana preguntó con un poco de intriga
- Vamos a ir a los Uros – dijo mi madre con una sonrisa, mientras que, a mi hermana le empezaban a brillar los ojos, y a mí también.
Ese restaurante nos gustaba mucho, siempre se servía carne a la piedra; pero era muy caro, supongo que mi madre ha estado ahorrando.
Cuando llegamos al restaurante, elegimos la mesa y empezamos a ordenar. Luego de comer, nos fuimos al parque; de repente mi hermana se empezó a tambalear y se desmayó.
- ¡Mario llama a la ambulancia! – grito mi madre con lágrimas en los ojos.
Pronto llegó la ambulancia y se llevaron a mi hermana junto con mi madre; yo no entendía nada y empecé a llorar.
- ¿Qué pasa papi? – dije con lágrimas en los ojos.
- Tu hermanita se puso un poco mal, pero se va a poner bien – dijo el con el ceño fruncido.
Vil mentira, supongo que él tampoco sabía. Después de ir al hospital a mi hermana la internaron durante un tiempo.
- Hijita me tengo que ir a Lima con tu hermanita – dijo mi madre un poco triste – te voy a dejar con tus hermanitos, ya hijita, te portas bien – dijo mi madre casi a punto de llorar.
- Mi papá también se va a ir, ¿verdad? – le dije con mis ojos a punto de desbordar las lágrimas que tanto había contenido desde que internaron a mi hermana.
Mi madre me miró con asombro – si hijita – me dijo abrumada.
YOU ARE READING
El diario de Carla
Teen FictionEsta es la vida de una pequeña niña hasta que se vuelve adolescente