Terminando primero de secundaria, mi mamá consigue un doctorado en Cajamarca, y nos tenemos que mudar; yo no quiero mudarme, no quiero dejar a mis amigos, mis hermanos y mi perrito, la idea de estar sin ellos me hace brotar lágrimas de tristeza; el día de viajar llegó, subí al avión y emprendí viaje a Cajamarca.
Al llegar, fuimos a la casa de mi tía, y nos quedamos por un mes, hasta que consiguiéramos donde quedarnos, en ese mes mis primas de Estados Unidos, habían venido a visitarnos, yo estaba muy feliz por eso, pero al terminar el mes tuvieron que regresar.
La amiga de mi mamá nos prestó su departamento, ella vive en España y no lo usaba, eso fue de gran ayuda, ya que no tuvimos que pagar nada, y tendríamos tiempo para ahorrar; las vacaciones en Cajamarca las pasé muy bien, al lado de mis primos y primas, tíos y tías, pero sobre todo mis abuelitos.
En el tiempo de vacaciones, mis papás se la pasaban buscando un buen colegio para mí, uno que esté cerca de donde vivimos, y que tuviera una buena enseñanza, mis tíos y primos nos recomendaron colegios, pero todos quedaban entre cuarenta y sesenta minutos de donde vivía.
- Mami, ¿en dónde voy a estudiar? – le decía mientras la miraba curiosa.
- Tengo una prima, que trabaja en el ministerio de educación, y me recomendó un colegio cerca del departamento, se llama Acuarela, que brindan buena educación y tiene áreas verdes – dijo mi mamá con mucho entusiasmo – mañana te vamos a inscribir ahí – dijo mientras terminaba de comer.
- ¿Por dónde queda? – pregunté mientras recogía los platos.
- Queda por la fábrica de Gloria – me respondió amablemente.
Me quedé pensando un rato, me repetía a mí misma que no sería tan malo, que tendría nuevos amigos, que no estuviera nerviosa, entre otras cosas; al día siguiente mis papás me llevaron a mi futuro colegio para inscribirme, pero las inscripciones no se hacían allí si no que se hacían en el centro de la ciudad.
- Al menos pudimos conocer cómo es el colegio – me dijo mi mamá riendo – caminamos tanto, para que aquí sólo esté el señor de limpieza. – dijo riendo.
- ¿Dónde me tengo que inscribir? – pregunté curiosa – es por el centro ¿verdad? – dije recordando lo que dijo el señor de limpieza, al momento de preguntarle por las inscripciones.
- Si, es al costado del Banco de la Nación – dijo mi papá, mientras que caminaba hacia la parada del bus.
Después de inscribirme, mi mamá y mi papá me llevaron a comprar mis útiles escolares, fue un día muy largo, estaba cansada, pero, la idea de comprar mis útiles escolares me llenaba de emoción.
Al terminar de comprar lo necesario, regresamos a la casa cansados, cenamos y nos fuimos directo a dormir, tanta caminata te da sueño.
El día de entrar al colegio llegó, yo estaba tranquila, he tenido tantos cambios de colegio, que ya me he acostumbrado; al llegar, entré al aula y me senté al final, todos me miraron, pero me ignoraron y siguieron en sus temas de conversación. El día pasó y ya sabía sus nombres, ya había hablado con alguna de las chicas, pero en los recreos me quedé en el salón, la tranquilidad que me daba estar sola era inmensa; el día llegaba a su fin, y la campana sonó, apenas lo hizo, me paré, salí y me fui a casa.
Los meses pasaron y llegaron las calificaciones, como siempre estaba en primer lugar, mi mamá me felicitó y fuimos a almorzar fuera, ya estaba acostumbrada, pero me daba miedo que si fallaba mis padres se iban a decepcionar, las expectativas que la gente ponía de mi eran demasiadas.
Cajamarca me gustaba mucho, pero mis amigos, mis hermanos y mi perrito, se hacen extrañar.
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El diario de Carla
Teen FictionEsta es la vida de una pequeña niña hasta que se vuelve adolescente