"Solo Mio" {ChanBin/YoungChan}

Capitulo 25

Los ojos del pelinegro se abrieron lentamente encontrando a su, ahora novio dormido aún costado de el, con su rostro frente al suyo.

Era lo mas adorable y hermoso que había visto hasta ahora, y al no contenerse, acaricio la mejilla del menor depositando un beso en la frente de este.

—Me gusta tu manera de despertarme —sonrió Chani abriendo sus ojos.

—Creí que dormías —sonrió volviendo a acariciar la mejilla del menor.

—Quería ver que tratarías de hacerme mientras duermo —entrecerro los ojos juguetón.

—¿Que esperabas? —le siguió el juego esta vez acercando mas sus cuerpos

—No lo se... Dímelo tu... —se acerco a los labios del pelinegro comenzando un tierno beso.

—Me encantas —susurro Youngbin separándose del menor.

Al pasar los minutos, ambos se levantaron para preparar el desayuno y al estar listo se sentaron comiéndolo.
El menor miro un pequeño reloj que se encontraba colgado en la pared abriendo los ojos exaltado.

—¡Diablos! —exclamó causando que Youngbin le mirara frunciendo el ceño. —Si no me doy prisa, llegaré tarde a clase.

—¿Que hay del desayuno?

—No hay tiempo —se levantó buscando su ropa para cambiarse.

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Youngbin manejo llegando al departamento de Chani, ya que debían ir por sus libros; en cuanto el menor regreso con sus cosas en mano, el auto fue arrancado a toda velocidad hasta llegar a la gran Universidad.

—Gracias Youngbin —agradeció desabrochando el cinturon dispuesto a irse, trato de abrir la puerta pero esta estaba con seguro. —Youngbin, ¡¿que haces?! Abre la puerta llegaré tarde.

—Aquí —señalo sus labios en señal de beso, causando que el menor se acercara rodando los ojos. —Que tengas buen día —quito el seguro con una sonrisa.

Chani bajo del auto rápidamente caminando hacia la entrada pero se detuvo al escuchar la voz de Youngbin.

—¡Vendre por tí en la tarde! —le dio aviso.

—¿Que? ¡No! —exclamó gritando pero el mayor avanzo dejandolo ahí parado.

Corrió hacía la primera clase, en donde el profesor estaba a punto de cerrar.

—Esperé —detuvo la puerta. —lamento llegar tarde.

El hombre le miro, notando que llevaba la misma ropa que el día anterior, nego con la cabeza unos segundos para después abrir de nuevo la puerta.

—Que sea la última vez.

—Si señor.

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—Buenos días —saludó Youngbin al guardia de la empresa.

—Buenos días Joven Kim —respondió el hombre extrañado por la actitud del pelinegro.

Todos los empleados que se cruzaron en el camino de Youngbin fueron saludados amablemente por él, dejando muchos rostros confundidos.