𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝗨𝗻𝗼: Previa

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El ambiente en el lugar parecía haber cambiado, y para Beniko resultaba ser más que evidente, últimamente, las dinámicas a su alrededor se estaban transformando de maneras que no había anticipado. Desde la llegada de aquel niño que logró anotar un gol contra su primo, Genzo, las cosas no volvieron a ser las mismas.

Genzo, que solía ser una figura imponente y segura de sí misma, ahora se había sumergido en una rutina implacable de entrenamiento. Cada noche, sin importar la hora, él continuaba practicando, perfeccionando sus habilidades como si estuviera decidido a nunca más ser derrotado. Para Beniko, era difícil ver a su primo así, pero también entendía su determinación. La derrota había encendido un fuego en él que no se apagaría fácilmente.

El cuarteto del Shutetsu, a menudo buscaba a Genzo en la mansión donde vivía, pero rara vez obtenían una respuesta positiva. A pesar de sus esfuerzos Genzo parecía estar en una misión solitaria, enfocada únicamente en su entrenamiento. Beniko observaba todo esto desde su rincón, preocupada pero sin saber cómo intervenir.

La sorpresa de Beniko se presentó cuando incluso los de la primaria Nankatsu comenzaron a entrenar con una intensidad similar. Aquel gol había sido un catalizador para un cambio general, no solo en su primo y sus amigos, sino también en los jóvenes jugadores del Nankatsu. Era como si una ola de inspiración y competencia hubiera barrido todo a su paso, empujando a todos a mejorar.

Desde hacía días, Beniko había comenzado a observar a los jugadores del Nankatsu muy discretamente. Se mantenía a la sombra, tratando de no ser vista por ellos. O bueno, eso creía ella hasta que una chica perteneciente a ese grupo apareció a sus espaldas. La sorpresa de Beniko fue evidente cuando sintió un toque ligero en su hombro y se giró para encontrarse con una mirada amable.

—Hola, ¿te gustaría unirte a nosotros? —dijo la chica con una sonrisa cálida. Beniko parpadeó, sorprendida por la amabilidad de la desconocida.

—Oh, yo... —comenzó Beniko, sin saber realmente qué decir. La chica la miró con paciencia, esperando a que terminara su pensamiento.

Beniko analizaba a la chica un poco, no parecía ser de Japón y eso se evidenciaba con su cabello largo y rubio, resplandeciendo con un brillo natural que recordaba al sol de la mañana y sus ojos, de un azul profundo y penetrante, además de un toque de dulzura que cautivaba a cualquiera que se cruzara en su camino.

—No tienes que jugar si no quieres, pero puedes venir a vernos entrenar más de cerca. Es divertido, y podrías conocer a los demás —sugirió la chica, manteniendo su tono amigable.

Beniko miró a la chica y luego a los jugadores del Nankatsu que continuaban con su entrenamiento enérgico. Una parte de ella se sintió tentada por la oferta, no tanto por el fútbol, sino por la posibilidad de conectar con alguien en este nuevo mundo, pero otra sentía que podría ser una traicionera al relacionarse con los rivales.

—Tal vez... podría intentarlo —dijo finalmente Beniko, con una voz apenas audible. La chica sonrió aún más ampliamente y la tomó de la mano.

—Genial. Soy Shõri, por cierto. —dijo mientras comenzaban a caminar hacia el campo.

Al escuchar su nombre, la galesa se dio cuenta de quién era; por el lugar se escuchaba mucho su nombre: Shõri Akimoto, quien había comenzado a popularizar un fútbol diferente, porque a palabras de la rubia el fútbol no es solo para hombres.

—Soy Beniko.

Shõri asintió dedicandole una sonrisa.

El campo de fútbol estaba bañado por la luz del sol de la tarde, las sombras de los jugadores alargándose sobre el césped verde. Beniko seguía a Shõri con pasos vacilantes, sintiendo la suavidad del pasto bajo sus pies y el murmullo distante de los otros estudiantes que se preparaban en el entrenamiento.

Moonlight Sunrise | Captain TsubasaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora