Capítulo 7.

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Era la tercera vez que tenía clases de danza, las cuales lo volvían un ser completamente cohibido. Las mujeres allí tenían la destreza de mover las caderas encantadoramente, una forma capaz de atraer a cualquier hombre que les prestara suficiente atención. Él era solo un muchacho, no tenía curvas y no era ni la mitad de encantador que mujeres como Yuju podrían llegar a ser.

Una semana había pasado sin noticias de Chan. Lo cual debería importarle poco, sobre todo considerando que muchas de las mujeres allí, no lo habrían visto nunca, quizás habiendo pasado años.

Tal vez por ese motivo, cuando las puertas se abrieron, y la imponente figura de Chan se abrió paso por el lugar, sintió sus rodillas temblar con anticipación. Todos mantenían la cabeza baja, pero Jeongin podía ver perfectamente la amplia sonrisa de Nayeon. Por lo menos hasta que Chan se acercó a su lado.

-Jeongin -saludó.

Pronto todas las cabezas se levantaron con sorpresa, menos la suya.

-Mi señor.

-Cabeza arriba -ordenó en tono bromista.

Jeongin lo observó y pudo ver una suave sonrisa en sus labios.

-Lamento interrumpir la clase -dijo con tranquilidad hacia su maestra-. Pero necesito llevarme a mi querido Jeongin por lo que resta del día.

Jeongin vio varias expresiones. Supuso que la suya sería de una increíble sorpresa. Nayeon emanaba un aura iracunda que podría matar a cualquiera demasiado cerca. Yuju tapaba su boca, pero una clara sonrisa llegaba hasta sus ojos. El resto llevaba en el rostro una expresión de asombro y quizás envidia de parte de algunas.

-Por supuesto, su alteza -murmuró la mujer.

Chan asintió satisfecho y tomó una mano de Jeongin entre la suya, para comenzar a caminar de inmediato.

Jeongin miró hacia atrás, y un escalofrío lo recorrió de pies a cabeza. Nayeon lo abría matando allí mismo si hubiera podido.

...

Chan sabía que no debería, que sus acciones claramente caldearían el ambiente entre las concubinas. Pero no deseaba pasar ni un segundo mas, lejos de Jeongin. Le dolía admitirlo, por supuesto. Pero el joven estaba claramente haciendo un espacio en su corazón, y él no podía resistirse.

Cuando ambos entraron a sus aposentos, no pudo evitar unir sus labios con suavidad, y rendirse a un lento y suave beso.

-¿Acaso mi señor me ha solicitado para seguir buscando ese príncipe?

Cuando Jeongin soltó las palabras, ya era demasiado tarde. Su rostro se tiñó de rojo y bajó la cabeza inclinándola hacia la izquierda, una completa nuestra de sumisión y entrega. Diciendo "me he equivocado, toma de mi lo que desees". Jeongin sabía que más que su instinto de omega, la acción había sido impulsada por su instinto de supervivencia.

-Cabeza arriba, Jeongin -habló con suavidad-. Tu comentario me ha parecido ingenioso, y hubiera reído de no ser por tu reacción al mismo. No voy a matarte por hacer un chiste. En cambio, el humor me parece una de las cualidades más valiosas en quien me acompaña. La vida es dura y triste por si sola.

Jeongin lo observó directo a los ojos y asintió.

-Y el motivo por el que te he llamado, lamentablemente, no incluye seguir en búsqueda de un príncipe -acarició su mejilla-. Necesito que me acompañes a una reunión importante.

-Mi señor ¿Qué tengo yo que ver con las cuestiones del reino? No soy más que un simple concubino.

-Simplemente eres mi mejor opción -admitió-. No hay manera de que una mujer participe en ese tipo de reuniones, y de todas formas, no me atrevería a llevar a ninguna de mis concubinas, no tienen la dureza para una situación así. Pensé en llevar a Minho, pero estoy seguro que la presencia del general del ejercito no sería bienvenida.

Jeongin asintió y frunció el ceño en un gesto pensativo. Realmente no podía creer que debiera formar parte de algo así. Sin embargo, asintió.

-Como mi señor desee.

...

Los gobernadores de las provincias estaban visiblemente nerviosos. El gobernador de la provincia natal de Jeongin, lo estaba más que todos.

Cuando llegaron, el primer impulso de Jeongin fue inclinarse en un saludo respetuoso, pero Chan colocó una mano sobre su pecho instándolo a mantenerse derecho. Estaba seguro de que esas no eran las formas correctas de respeto, y que muy probablemente, Chan lo hacía para mostrarles que su último proceder no le había agradado. Lo comprendió cuando en un susurro le dijo "Cabeza en alto. Ahora mismo, ellos son menos que tú".

La cena se gestó entre conversaciones políticas, muchas de ellas fuera del entendimiento de Jeongin. Otras no tanto. Sin embargo, el rol de Jeongin en esa cena, era mantener los ojos abiertos al entorno. A cualquier cosa que pudiera amenazar la vida de Chan.

Jeongin pensó que tardaría más en encontrarlo, pero cuando un sirviente de Eunhyuk sirvió las bebidas, la copa de Chan llamó firmemente su atención. Detuvo la mano de Chan que se dirigía a tomarla, y lo observó con determinación.

-¿Sucede algo, mi querido Jeongin? -preguntó llamando la atención del resto de la mesa.

-Permítame, mi señor.

Con tranquilidad atrajo la copa hacia su rostro, y sintió el indiscutible olor.

-Sabe, mi señor. Generalmente, este es el olor de lo que usamos en Busan para matar a los animales que vamos a comer -comentó con fingida tranquilidad.

Chan frunció el ceño y sus manos se cerraron en puños. Jeongin estiró la mano con la copa hacia el sirviente.

-Bebe -lo instó.

El hombre lo observó con claro disgusto.

-¿Acaso no lo oíste? -preguntó Chan con lentitud-. Te ha dado una orden.

El hombre, finalmente, tomó la copa, y con un asentimiento bebió su contenido en un solo trago.

Pasaron minutos en completo silencio, antes de que sin ningún ruido o notorio cambio físico, el hombre cayera al suelo. Los ojos aún abiertos en una expresión congelada.

Sin poder evitarlo, Jeongin apretó su mano contra la de Chan. Para su sorpresa, él se levantó de golpe, llevándolo contra su cuerpo.

-¡¿Cómo te atreves a atentar contra mi vida?! -exclamó con fuerza hacia Eunhyuk-. ¡Arréstenlo!

Jeongin no pudo presenciar mucho más. Pero está seguro, el resto fue un caos. Chan empujó su cuerpo hacia la salida y se alejaron a gran velocidad hacia los aposentos del mismo.

No lo soltó en ningún momento. Hasta lo abrazó aún mas fuerte contra su pecho.

-Mi señor -susurró-. Su vida fue la que estuvo en peligro, no la mía.

-Tu vida estuvo en tanto peligro como la mía -también susurró-. Si él me mataba, entonces ¿Qué sería de tí? ¿Cómo puedo acaso dejarte solo en este mundo cuando ya te he arrebatado todo?

Jeongin no quería. No quería mostrar semejante debilidad frente a Chan, pero no pudo evitar el caer de sus lágrimas.

-Quédate conmigo, no me dejes. Por lo menos no esta noche.

La súplica desesperada de Chan, llenó su corazón de calor. No le estaba ordenando que se quedara, como si fuera parte de su deber. Le estaba suplicando, con el corazón en la mano, que no se alejara de él.

-No me iré de su lado.

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Siento que este capítulo no me gustó mucho je pero bueno(?

Las sarangheo 💖

His (Chan/Jeongin) (Chanin).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora