Capítulo 27.

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Jeongin se observó al espejo por milésima vez aquella mañana. Su atuendo de boda había sido especialmente diseñado para que su pequeña contara con gran comodidad, siendo este de seda blanca y suave, ajustándose lo suficiente para hacerlo ver elegante, pero no tanto como para sentirse incómodo.

Observó su cabello, arreglado en una simple corona de pequeñas flores. Corona que pronto sería reemplazada por la corona real.

Felix sonrió a través del espejo, mientras terminaba de arreglar los últimos detalles en su atuendo.

-Se ve increíblemente bien, mi señor -afirmó.

-Gracias Felix -suspiró-. Recemos porque esta pequeña esté en paz durante todo el día.

El nacimiento estaba más que cerca, y la posibilidad de que naciera en cualquier momento, estaba siempre presente. Acarició su vientre y sonrió ampliamente.

-¿Está nervioso, mi señor?

Jeongin negó con la cabeza, la sonrisa era imposible de borrar de su rostro.

-¿Por qué debería estarlo? El amor de mi vida está esperándome allí afuera.

-Por supuesto. Pero me refería a la coronación.

-Tengo a Chan y haré mi mejor esfuerzo por ser un buen gobernante, eso es suficiente.

-Deseo que los dioses lo bendigan profundamente -dijo Felix inclinándose-. Que sus años en el trono sean años prósperos, y su familia sea numerosa y repleta de amor.

Jeongin se acercó a Felix, y acarició una de sus mejillas.

-Eres un buen amigo, Seo Felix.

Felix se sonrojó y bajó la mirada.

Pronto, un soldado estaba llamando a la puerta. Felix le abrió y lo oyó murmurar algunas cosas. El pecoso se volvió hacia el y rió suavemente.

-Mi señor, su alteza lo está esperando en el altar.

...

Chan había vivido muchas situaciones de extrema ansiedad y nerviosismo a lo largo de su vida. El ser criado para ser rey, implicaba una preparación tan agotadora como exigente. Su vida estaba repleta de momentos en los que creía que la presión acabaría con él, y por mucho tiempo creyó que el día de su boda sería uno de ellos. Pero estando allí parado, con muchas de las personas que formaban parte de su corazón, y muchas otras personas que formaban parte de su reino, esperando al amor de su vida, él no sentía ningún tipo de miedo. No sentía pesares ni preocupaciones. Porque pasar la eternidad junto a Jeongin, era lo que más deseaba. Desde lo más profundo de su corazón.

Minho le colocó una mano en el hombro y sonrió ampliamente.

-Su felicidad es la mía, mi señor.

Chan devolvió el apretón, antes de atraerlo en un abrazo. Fue corto, pero increíblemente significativo si se tomaba en cuanta que su último abrazo habría sido en el cumpleaños número dieciocho de Minho.

-Entonces tu corazón salta de emoción.

Minho rió, y con una inclinación, se colocó detrás suyo. Entonces la ceremonia comenzó.

Chan vestía el atuendo de bodas oficial del rey, y la corona brillaba reluciente sobre su cabeza.

El lugar estaba repleto de flores, sobre todo de aquellas flores azules que Chan disfrutaba colocar en el cabello de su amado. Los escudos del reino estaban colgados en grandes telas, a lo largo de todo el lugar.

Y para Chan, Jeongin era lo más hermoso que el universo le había dado. Entró junto a Hyunjin, quien lo sujetaba como si fuera un pedazo de su corazón que estaba dejando ir, y seguramente lo era.

His (Chan/Jeongin) (Chanin).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora