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Hace dos días me dieron salida del hospital y me encuentro en mi casa, aunque también me invade la preocupación. ¡Qué mierda a sido esa carta!
La verdad la analice bastante pero es que no pude encontrar nada más que es de aquella organización; Eric ha decidido llevársela y hacerle algunas pruebas de huellas y demás.

Estoy acostada en la cama cuando de repente suena mi móvil, lo cojo y me doy cuenta de que es una vídeo llamada, es April.

-Hola hermosa! ¿Pero que ha pasado?-dice con cierta preocupación- Me he ido por unas semanas y tú casi Mueres, no puedo dejarte sola- me hace un guiño y sonríe.
April ha ido unas semanas a España, Barcelona; ahí vive su padrastro pero en realidad ella lo considera como su verdadero padre. Es algo bello.

-Hola Ap!- le digo de cariño y con una sonrisa gigante- si que te he extrañado.

-Eh pero solo han pasado como cinco días, cuéntame qué te ha pasado- está en un bello cuarto, parece un hotel.

-Nada simplemente un carro no se ha fijado y me ha atropellado...- no le puedo seguir contando y quedó un poco en shock.

-Y ahora que Arlet.

-Mira detrás tuyo- se encuentra un chico alto, de tez blanca y con cabello negro. Desnudo completamente y no está nada mal.

-Mierda!-dice April soltando una carcajada- tal vez luego hablamos me vuelve hacer un guiño y me manda un beso.
Luego cuelga.

Eric ha hablado conmigo ayer y me ha dicho que hoy vendría a mi casa y de paso me traería aquella información que me ha mencionado antes.

Me baño con cuidado de no lastimarme ni resbalarme. Y de un momento a otro viene a mi mente el recuerdo del chico del bar ¿Donde se habrá metido? Nunca volvió, es más como puede ocupar mi mente un chico al cual ni siquiera se su nombre.

Al terminar de arreglarme decido ir al supermercado por un poco de comida y golosinas.
Tengo que caminar con una muleta mientras empiezo las terapias lo cual se vuelve un poco incómodo, pero que más da.

El supermercado queda cerca a mi apartamento, se encuentra ubicado a  un poco más de cinco cuadras de mi hogar.
Cuando llegó allí cojo un carrito y en este empiezo a meter algunas hortalizas y sigo con las frutas, en un momento se me cae una guanabana ya que no la puedo agarrar bien y como tampoco me puedo agachar a recogerla me toca decirle a un chico que está de espaldas a mi que me haga el favor.

Vaya sorpresa que me llevo cuando se voltea.¡Es el chico del bar!
Los dos nos sorprendemos y algo en mi se alegra por verlo.
Se ofrece a ayudarme a llevar aquellas cosas y yo encantada de que me acompañe.

De camino a casa el lleva las bolsas y vamos hablando.

-Eh nena ¿Ahora sí me dirás tu nombre?-  dice con una sonrisa brillante.

-Tal vez- le respondo picandole un ojo.

Seguimos de camino a casa a un paso lento pues no puedo avanzar más rápido.
Me pregunta cómo me ha ido y que ha pasado con aquel coche que me atropello. Así que le cuento que ya estoy en recuperación, pronto iré a terapias y aquellas cosas que han pasado.

-Oye, perdóname por favor por no volver al hospital- dice bajando un poco la mirada- iba a volver en unas horas recuerdas? Pero en mi trabajo no me lo permitieron y luego ya tu te habías ido y no me dejaste tu teléfono...

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