Capítulo IV: El entrenamiento.

31 7 0
                                    

Ya llegando a la mansión de Sicilia, me quedo paralizada observando la inmensidad de casa... Mejor dicho, mansión, es como un palacio.

Al entrar me quedo observando los hermosos cuadros que tiene, y en ese momento se me acerca y me dice:

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Al entrar me quedo observando los hermosos cuadros que tiene, y en ese momento se me acerca y me dice:

-¿Te gusta mi casa?

-¿Casa? ¿Cómo le llamas casa a esta hermosa mansión?-Se ríe-.

-Lo tomaré como un sí, y bueno siendo sincero esta es la más pequeña de todas las que tengo aquí en Italia.

No puedo creer, ¿Cuántas casas tendrá este sujeto? ¿Acaso todos los mafiosos acostumbran a tener mil casas?

-¿Quieres ver tu habitación?

-Sí, va bene.

-Ven, sígueme.

Lo seguí hasta que se detuvo en una de las tantas puertas y saca una llave de su bolsillo, y decide entrar y me hace un movimiento con su mano para que entre.

-¡Wow! ¿Esta es la habitación?

-Sí, no es mucho pero espero que estés cómoda por estos días aquí.

¿No es mucho?  Yo creo que esto es más grande que mi casa anterior, hablando de mi casa, ¿Cómo estará mi familia? Deben estar muy procupados por mí, por lo tanto decido preguntarle haber si puedo llamarlos pero éste me interrumpe.

-Anda con la señora de servicio a comprarte ropa para que estés más cómoda, y también las cosas que te plazcan y sean necesarias para tu estancia acá. ¿Tienes alguna duda?

-Ehh... Sí, quería saber si me podría prestar el teléfono para comunicarle a mi familia que estoy bien.

-A partir de hoy no tendrás más familia que no sea yo, así que acostúmbrate, y no te quiero ver llorando y menos tratando de comunicarte con ellos a escondidas de mí.

-Está bien-Sólo quería llorar en ese momento no soportaba la idea de no verlos y menos no poder comunicarme con ellos-.

Me voy con la señora de servicio al centro comercial más cercano, y mediante el camino decido hablar con ella para conocerla.

-Hola, mucho gusto, soy Mariett García.

-Hola pequeña, igualmente, yo me llamo Lía.

-Que lindo nombre Lía, ¿Desde hace cuánto trabajas para el señor Vitale?

-Bien pequeña, yo trabaja con él desde hace 15 años aproximadamente-Se queda pensativa y decido preguntarle-.

-¿Qué sucede?

-Es que... El señor Vitale nunca había traído a una niña para su casa y se me hace muy raro, y mucho más que te quedarás a vivir, ya que es muy peligroso para una niña como tú.

-No exagere tanto, tampoco soy una niña, tengo 17 años.

-A esa edad yo todavía jugaba con mis muñecas-Empiezo a reír, y bueno... Era la primera vez que reía después de haberme encontrado al estúpido de mi tío-.

LA DIOSA ITALIANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora