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Las lágrimas se derramaban por la curvatura de sus esponjosas mejillas, mordió sus labios con fuerza, intentando traspasarlos y sangrar, sentir el sabor metálico y llorar por una buena razón, llorar porque se ha cortado uno de sus perfectos labios y el ardor penetra por su rostro hasta mandar sensores en su cerebro, cosas científicas, no le importa. El papel en sus manos quema, como los mil demonios, la tinta impresa en ellos es algo indescifrable cuando su vista se nubla, la pluma sigue intacta sobre la mesa, cierra los ojos lentamente, desea que sea un sueño, un horrible sueño, que al retomar la conciencia lo despierten los suaves latidos del corazón de su esposo porque nuevamente ha dormido sobre su pecho. Que sus labios se curven en una sonrisa, y se levante perezosamente para darle un tierno beso en la nariz a su esposo y rían dulcemente. Desea que todo sea una mentira, y eleva la mirada, pero cuando sus ojos por fin se abren lo único que puede ver es la fría mirada de su marido, quien tiene los brazos cruzados y respira tranquilamente mientras lo ve a lo lejos, morir, desgarrar cada pequeña parte de su corazón por dinero.

  — Sólo firmalo KyungSoo, quiero llevar esto de forma pacífica.

La gruesa voz de su esposo rebota en sus paredes mentales, crea un doloroso eco, su garganta se seca y traga saliva, intentando que su voz no se quiebre al hablar pero es imposible.

  — No voy a firmar esto —avienta el contrato en la mesa, se desparraman las hojas por todos lados y algunas vuelan fuera de la mesa, se levanta—. Llevalo a todos los lados que quieras, no te entregaré el esfuerzo de mi padre en bandeja dorada.

Lo miró a los ojos, creyendo que tenía fortaleza para mantener la mirada, su semblante era serio y calculador, KyungSoo no podía descifrar sus verdaderas intenciones, pasó diez años de su vida viviendo con un extraño, un extraño al que le había entregado todo de él, su vida, su corazón, su amor, su familia, sus amigos y ahora, ahora pedía su fortuna.

  — Como quieras, ganaré de todas maneras y te quedarás sin nada.

Se dió la vuelta con un aire de superioridad y azotó la puerta al cerrarla, dejó a KyungSoo detrás, quien gimoteo levemente, dejó que sus ojos se llenaran de amargas lágrimas una vez más, situó una mano en su pecho, apretando la tela con dolor, gritando dolorosamente, se dejó caer de nuevo en la silla, dejó de limpiar en vano las lágrimas que seguían cayendo, sus pulmones parecían no querer ceder al oxígeno, se estaba ahogando.

Volvió la mirada al contrato, la pluma seguía impecable sobre la mesa, y aunque las hojas dispersas volaban levemente, por su mente pasó un leve asentimiento, debería firmarlo de una vez por todas y acabar con ello, acabar consigo mismo de una vez y olvidarlo todo, pero mientras más rápido lo firmara, el acta de divorcio estaría cada vez más cerca.

Una vez más, mordió sus labios, los mordisqueo como si fueran un chicle, se hizo leves cortadas en ellos, sus esponjosos labios torturados por sí mismo, inhaló profundamente, su llanto siguió, sin fin, sin límites, siguió apretando su pecho, rasguñando por encima de la ropa, quería arrancarlo, quería matarlo y vivir siguiendo las instrucciones que su cerebro dictara, quería simplemente que sus estúpidos pulmones lo dejaran respirar de una vez por todas.

  — Te amaba —gritó—. ¡Maldición te amo! Más de lo que tu lo hiciste hijo de puta. ¿Que fue real? ¿Cuantos "te amo" no los fingiste? ¿Cuales... —paró un momento—. ¿Cuales acciones no las hiciste para llegar a esto?

Su padre, tiempo atrás, le había advertido que ChanYeol no era el indicado, que buscaba nada más que su dinero pero era un adolescente que creyó sus mentiras y contradijo a su padre tantas ocasiones que al final el señor se rindió, tuvo que aceptarlos, ya no decía nada de ChanYeol, no lo despreciaba y KyungSoo agradecía eso. ChanYeol pertenecía a una familia pobre y humilde, se enamoraron con las tantas notas en clase que lo hacían reír, sus horas en la biblioteca haciendo la tarea, tocandose por debajo de la mesa con ligeros roces que hacían sonrosar sus mejillas, con los distintos besos que se daban cuando estaban en el patio de la universidad, leyendo un libro o debajo de la tormenta, corriendo agarrados de la mano en las plazas y bailando "Singing in the Rain" como dos locos y lo que más le gustaba, cuando sus ropas estuvieran empapadas, se mirarían a los ojos, jurarían amor eterno, entregarían más y más pedacitos de sí mismos y sellarían sus promesas con un hermoso beso, las manos de ChanYeol en su cintura mientras él rodeaba su cuello, sus labios encajarían a la perfección. Y todo sería tan falso.

One Last TimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora