La Isla Oscura

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A la mañana siguiente los vigilantes despertaron con la llegada de la tripulación, que se alarmó bastante al no encontrar a su rey, y Eustace, no cesó de rugir al no ver a su hermana, rebuscaron durante un rato y pronto los descubrieron dormidos en aquel derruido balcón.

-Esto comienza a convertirse en una costumbre -se burló Edmund

Una gran luz cayó tras ellos, unos pasos resonaron, y la Estrella apareció ante ellos con una gran sonrisa, la cual aumentó al ver a la pareja.

-¿No es hermoso el amor?

Eustace bufó por la nariz, soltó un rugido que despertó a los jóvenes, bastante alterados de hecho, el pobre dragón casi se lleva un espadazo. Tras unas breves bromas, el grupo volvió a la mesa, donde la tripulación comió como si no tuviera más oportunidad, y la Estrella explicó qué se debía hacer.

-Sé que no es muy agradable, pero debéis volver a la Oscuridad, pues es ahí donde está la última espada, la cual os hace falta

-¿Por qué, mi señora?

-Las espadas fueron forjadas por un metal mágico, que a lo largo de sus múltiples aventuras, han ido acrecentando su poder -dijo la muchacha -Con la espada del Gran Rey Peter, su poder es la mismísima fuerza de Aslan, y sólo tal poder puede acabar con la Isla Oscura

Todos se miraron entre ellos, algo atemorizados, pues no había dado buena imagen su primer encontronazo, y desde luego no lo mejoraba el hecho de que se le llamara "la fuente del mal", el nombre ciertamente no era relajante. Además, en la Isla del Mago, habían disfrutados de algunas horripilantes historias, y antes de ello, aquel mar era conocido como el hogar de terribles monstruos... esa clase de cuentos, en las que nadie sale vivo, y bastantes héroes perecen antes de conseguirlo, no eran muy inspiradoras. 

-Certeza de muerte y mínima esperanza de éxito -sonrió Alexandra poniéndose en pie -¿A qué esperamos?

Rípichip saltó en la mesa desenvainando su espada, Lucy se levantó con el mismo entusiasmo alzando su arco, Eustace escupió fuego a pesar de que la muerte no era una aventura que le apeteciera enfrentar, y pronto todos estuvieron gritando con el mismo entusiasmo. Los ojos cayeron sobre Caspian, quien seguían sentado, con los brazos sobre la mesa, y sus manos cubriendo su boca, en un gesto pensativo.

-Necesitaremos unos faroles

El estruendo volvió a hacerse presente, los hombre volvieron al barco, pronto todos vestían sus armaduras y estaban armados, Lucy llevaba el arco de su hermana Susan, Caspian dio a Edmund la espada de su hermano Peter, y a Alexandra, una de sus propias espadas. Se encendieron los tres faroles, el de popa, el de proa y uno en lo alto del mástil, y Drinian mandó traer dos antorchas para poner al medio del barco, se veían pálidas y débiles a la luz del sol. Luego mandaron a cubierta a todos los hombres, salvo los que estaban abajo, a cargo de los remos, armados hasta los dientes, se situaron en sus puestos de batalla con las espadas desenvainadas. En la cofa de combate estaban Lucy y dos arqueros con sus arcos tensados y las flechas en las cuerdas. El piloto se encontraba en la proa con su sonda lista para medir la profundidad. Rípichip, Edmund, Alex y Caspian, con su armadura resplandeciente, estaban con él. Drinian se hizo cargo del timón. 

-Y ahora, ¡en nombre de Aslan, adelante!- gritó Caspia -Una remada suave y continua y que todos los hombres se callen y mantengan oído alerta a las órdenes

Cuando los remeros comenzaron a remar, el Viajero del Alba, con un crujido y un gemido, empezó a deslizarse hacia adelante. Lucy, que estaba arriba, en la cofa de combate, tuvo una vista fantástica del momento justo en que penetraron en la oscuridad, la proa ya había desaparecido antes de que la luz del sol se fuera de la popa, ella la vio irse. En un minuto la popa dorada, el mar azul y el cielo estaban a plena luz del día; al minuto siguiente, el mar y el cielo habían desaparecido, y el farol de la popa, que apenas se notara antes, era la única cosa que indicaba donde terminaba el barco. 

Finding a Queen (Encontrando una Reina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora