V: Sobrenatural/Toque

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—Nos vemos, Shouyou.

—¡Nos vemos, Kenma! —de despidió Hinata, acercándose a su novio para poder darle un abrazo de despedida; sin embargo, como ya había previsto, Kenma no le dejó acercarse.

Kozume le sonrió forzadamente, diciéndole a Hinata que su madre no quería que estuviera afuera tan tarde y que debía irse. Le prometió que se verían pronto y se despidió mientras se alejaba de la estación de trenes, dejando a Shouyou triste.

Shouyou suspiró cansado, observando la menuda figura de Kenma perderse por el camino que habían recorrido hace unos cuantos minutos.

Desde hace como un mes y medio que Kenma no le dejaba acercarse de cualquier forma; ya no se tomaban de las manos, no se abrazaban y mucho menos se besaban. Al principio pensó que era su imaginación, pero ya no podía negarse a sí mismo que algo pasaba con su novio.

Al principio creyó que tal vez lo estaba engañando con alguien más, pero Kenma no era ese tipo de personas. Además, si quisiera romper con él, Kenma sería honesto sobre sus sentimientos.

Esperó unos cuantos minutos y se dispuso a seguir a su novio, suponiendo que tal vez así tendría alguna idea sobre lo que podría estar ocurriéndole.

Iba siguiéndolo a una distancia razonable, al menos unos siete u ocho metros detrás de él, no podía calcular bien ya que era de noche y las farolas tenían bastante distancia una de la otra. Era algo difícil no perder de vista a Kenma con la temporal oscuridad que había entre una farola y otra.

Notó que Kenma se detuvo, yendo hacia la izquierda en vez de seguir adelante para poder ir a su casa. Extrañado, Shouyou decidió seguirlo para ver qué es lo que hacía y hacia dónde se dirigía si era tan tarde y —supuestamente— su madre quería que llegara pronto.

Kenma se detuvo en el parque, ese al que a veces iban a practicar voleibol o simplemente recostarse en el pasto en los días nublados y sentir la brisa del aire en sus rostros.

Shouyou se acercó más en cuanto vio que Kenma se adentró más en el parque, dirigiéndose a esa parte en la que no había farolas y era la más oscura por las noches.

¿Qué haces, Kenma?, pensó para sí mismo Shouyou, confundido ante las acciones tan extrañas e impropias de su novio. Ahora estaba más perdido que antes; no tenía idea de qué rayos podía estar haciendo su novio a esas horas de la noche en el parque.

Sacó de su bolsillo su celular y encendió la función de flash para poder ver mejor en la oscuridad. Caminaba con cuidado, tratando de no pisar las hojas que se aparecían en su camino y podrían delatar su presencia a Kenma.

Escuchó un crujido y después un pequeño grito que terminó disminuyendo hasta que todo quedó en silencio nuevamente. Se escondió detrás de un arbusto que había cerca y dirigió su celular hacia la dirección de la que había provenido el ruido.

El brillo no era lo bastante intenso para delatar su ubicación, por lo que vio por todas partes hasta que logró vislumbrar un par de zapatos que estaba seguro pertenecían a Kenma. Subió la luz ligeramente, apenas si lo iluminaba por lo que Kenma no notó la luz sobre su persona; aun así logró ver lo que estaba haciendo. Se llevó una mano a la boca, tratando de ahogar el grito que trataba de salir.

Ahí estaba Kenma, parado en medio de la oscuridad, con los ojos brillando y los colmillos clavados en el costado de una ardilla; la criatura yacía inmóvil en sus manos.

Hinata estaba estupefacto, no sabía qué decir o qué hacer. Sus extremidades se sentían demasiado pesadas y no podía moverse del lugar en el que se encontraba.

My Dear, My Love, My BestDonde viven las historias. Descúbrelo ahora