Hinata estaba triste, enojado y frustrado consigo mismo. Su madre le había advertido desde la mañana que habría probabilidades de lluvia y que sería mejor si no regresaba en bicicleta cuando acabara con la práctica de voleibol, asegurándole que ella le recogería en cuanto fuera por Natsu al kínder.
Y, como siempre, Hinata había hecho oídos sordos a su madre. Se dirigió a casa en cuanto la práctica acabó, montado en su bicicleta, con una lluvia torrencial que le entumía las extremidades y hacía que fuera bastante difícil pedalear por la gran pendiente hacia su casa.
Las negras nubes cubrían por completo el cielo y le era bastante difícil ver por dónde iba. La pequeña luz que llevaba en el manubrio de su bicicleta se había fundido hace tiempo y tendía a olvidar comprar un nuevo foco.
Se regañó a sí mismo por no haber comprado un foco nuevo justo cuando se fundió. Hinata no distinguió por la lluvia que había un hoyo en su camino y pasó sobre él con gran fuerza. Salió volando de su bicicleta, aterrizando unos cuantos metros delante de donde su bicicleta se había detenido.
Apoyó sus manos sobre el suelo pero cayó nuevamente al sentir un dolor punzante en su muñeca derecha. No podía ver claramente con toda la lluvia, la oscuridad y el lodo que tenía en parte de la cara, así que simplemente se resignó al dolor y se levantó, caminando lentamente hacia su bici para seguir su camino. Lo bueno era que estaba a menos de diez minutos de su hogar.
Se llevó el regaño de su vida en cuanto cruzó el umbral de la puerta y su madre lo vio cubierto de lodo. Sólo se detuvo cuando observó la forma en que su hijo tensaba la mandíbula y sostenía su muñeca derecha con fuerza; se la acercó y tomó la mano de su hijo, notando cómo este se mordía el labio para no dejar salir ningún sonido que delatara su dolor.
Le indicó a Shouyou que se lavara la cara y se cambiara de ropa rápidamente; el chico obedeció y, en cuanto estuvo listo, ambos salieron con destino al doctor. Hinata creía que su madre exageraba y que no era necesario ir al doctor, pero no la iba a poner de peor humor después de haberle desobedecido y lastimarse.
Pero entonces pensó en el Inter High, que empezaba en dos días, y el pánico le inundó.
No había gente cuando llegaron, así que entraron rápidamente. El doctor le confirmó a Hinata que, efectivamente, tenía un esguince en la muñeca; procedió entonces a preguntarle cómo le sucedió. El chico que le explicó lo que pasó de camino a su casa y entonces fue cuestionado sobre si hacía algún deporte y Hinata asintió, notablemente triste al prospecto de no poder jugar. El médico le dio una sonrisa triste, pero le aseguró que se pondría bien en al menos dos semanas.
Y ahora estaba fuera del gimnasio, con su muñeca derecha vendada y temblando como una hoja por el miedo. Sabía que Ennoshita entendería, pero Kageyama de seguro se molestaría con él y no quería que le gritara tan temprano.
Tomó aire y entró lentamente al gimnasio y notó que casi todos ya estaban ahí, el único que faltaba era Tanaka y, bueno, él.
—Buenos días —saludó.
—Oh, Hinata, bu- —empezó a decir Ennoshita y entonces su mirada se dirigió a la muñeca del chico. Frunció el ceño ligeramente y se acercó al chico—. ¿Qué sucedió? —esto llamó la atención de todos los presentes, sobre todo de Kageyama.
—Bueno, mi mamá no me pudo recoger ayer —mintió descaradamente—, así que tuve que irme como siempre en bicicleta, entonces empezó a llover, estaba oscuro y... me caí —se lamentó—. ¡Lo siento mucho, Ennoshita-senpai! —exclamó hizo una reverencia, mostrando lo arrepentido que estaba por no tener cuidado alguno y perderse el Inter High.
ESTÁS LEYENDO
My Dear, My Love, My Best
FanfictionDespués de mucho tiempo, cuando nuestras huellas casi hayan desaparecido Aunque no sea allí, sino en cualquier otro sitio, no perderé lo que siento hoy Más alto que el cielo, más lejos que la luz, más rápido que el sonido del viento, quiero acercarm...