VI: Alma Gemela

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De: Hitoka
Para: Shouyou
¡Shouyou! (2:29pm)
¿Recuerdas que te hablé de una exhibición? (2:29pm)
¡Es en una semana! (2:30pm)
Me gustaría que vinieras (2:30pm)
No sólo seré yo, también serán estudiantes de otros grados superiores y la verdad estoy nerviosa (2:31pm)
Estaría más tranquila si estás ahí apoyándome (2:31pm)
¡Avísame si puedes venir! (2:32pm)

Hinata había recibido esos mensajes de Hitoka justamente hace una semana.

Por supuesto, era obvio que le había respondido a su mejor amiga con gran entusiasmo, asegurándole que estaría ahí y que no se lo perdería por nada del mundo.

Ahora estaba en el tren bala con destino hacia Tokio, entusiasmado por ver las nuevas obras que Hitoka estaría exhibiendo. Su amiga no le había dejado ver ninguno de sus nuevos trabajos, por lo que tenía mucha curiosidad y no podía esperar hasta llegar a Tokio en otro hora. Y aun así faltaría otra hora para que la exhibición comenzara.

Mientras perdía el tiempo con su celular o su consola de videojuegos, decidió que hacía daño alguno intentar hablar con su alma gemela. Rebuscó en su mochila, rezando para poder encontrar una pluma. Sonrió triunfante en cuanto la encontró, quitándole la tapa mientras ponía la punta sobre la piel de su antebrazo.

Su alma gemela era alguien de pocas palabras, pero se habían vuelto amigos con el tiempo. Eso era lo que ambos habían decidido, no muy de acuerdo con la idea de empezar una relación sin siquiera conocerse en persona. Sabían varias cosas del otro, como su nombre (extrañamente ninguno sabía el apellido del otro), su cumpleaños o cosas que les gustaban.

Lo que no sabían era dónde vivía cada uno ni sus números de teléfono.

Escribió un rápido Hola!!! y luego un Estoy de viaje, Kenma!!!

Tardó un par de minutos, pero sintió un pequeño cosquilleo en su antebrazo, justo debajo de las palabras que había escrito.

¿A dónde vas?
Tokio! Hitoka tiene una exhibición hoy y me pidió que fuera.
Oh. Me alegro por ella.
Es talentosa!!! Se lo merece
Por supuesto... lo siento, estoy ocupado
Debo irme. Hablamos pronto.

Dejó de sentir el cosquilleo de las últimas palabras escritas por Kenma y sonrió, guardando la pluma en su mochila mientras veía su estación cada vez más cerca.

Tokio, pensó Hinata, era algo intimidante. Había muchísima gente y tenía miedo a perderse. No sabía cómo es que Hitoka sobrevivía si ella era un desastre ansioso andante y pensaba en el peor de los escenarios siempre.

Ni siquiera había salido de la estación de trenes, pero estaba seguro de que ya se había perdido. Y, aun así, sintiéndose desorientado y con una no tan impresionante altura, Hitoka logró encontrarlo antes de que terminara perdiéndose de verdad por error.

Decidieron llegar a un McDonald's porque Hinata tenía mucha hambre y no podría sobrevivir hasta que la exhibición acabara. No sólo vería los cuadros de Hitoka, sino de senpais que ella admiraba y quería que Hinata admirara también.

No podía decirle que no a esa sonrisa.

La exhibición no era en la universidad, sino en una pequeña galería que estaba a unas cuantas calles. Era un edificio grande con enormes ventanales y se podían ver los diferentes cuadros desde afuera.

Hitoka se aferraba de la manga de Shouyou por los nervios; se ponía ansiosa cada vez que alguien se acercaba a ver su trabajo, pero se calmaba un poco cuando la veían y le mostraban admiración y la llenaban de cumplidos por sus maravillosos cuadros.

My Dear, My Love, My BestDonde viven las historias. Descúbrelo ahora