Parte 1

681 67 22
                                    


12/05/1981

Para Hizashi Yamada:

Recuerdo cuando te conocí, teníamos tan solo 8 años, en tan solo un segundo tu encantadora sonrisa me provocó un sentimiento raro en el corazón y esa peculiar y positiva personalidad fue la guinda del pastel, en esa época no sabía sobre esos sentimientos “pecaminosos” que tenía, después de todo era un niño, pero ahora con 31 años me he dado cuenta y para mi desgracia aún no los puedo eliminar.

Hizashi te adueñaste de mi corazón, pero ante los ojos de la sociedad no podríamos estar juntos, ¿tal vez en mi siguiente vida podré estar contigo? ¿Por qué no pude ser mujer? Si lo hubiera sido me hubiera confesado cuando tenía 15…

A los 15 me enteré de la peor manera de que te amaba, estábamos como siempre juntos en el patio descansando a causa de la aburrida clase del profesor de matemáticas, todo estaba bien hasta que Yagi apareció…
Comenzamos a charlar de cosas triviales, hasta que en algún momento cambiamos a un tema que jamás me había interesado… las mujeres. Siempre había intentado de verlas con otra mirada, mejor dicho me exigía, porque no era normal que no me atrajeran, a veces en las noches reflexionaba sobre ese problema que tenía y llegaba a una aterradora conclusión: Yo era Maricón, aunque ya no uso ese término, eso era lo que pensaba día y noche.

La pregunta de Yagi fue el detonante, “Hizashi, ¿Cuál es tu tipo de mujer?”, “Como Nemuri, tiene el cuerpo ideal y esa personalidad tan extrovertida, es la mujer de mis sueños”, cuando dijiste eso sentí como si me habían arrancado el corazón, aunque era obvio que te atrajera, después de todo Nemuri era la mujer más deseada de todas en el salón.
Recuerdo esa pregunta que te hiso Yagi y la respuesta que nos diste: “¿Te gusta Nemuri?” por favor di que no, pensaba, le suplicaba al mundo que dijeras que no… pero respondiste “Me gusta desde los trece”

Esas palabras, me quebraron, ¿por qué no me lo habías dicho? Era tu mejor amigo, el amigo en que no confiaste.

Al día siguiente te le confesaste, estuve observándote de lejos, verte allí parado besándola y después cuando llegaste y me dijiste que Nemuri era tu novia, tenías novia y yo continuaba con los problemas que tenía en mi mente.

Sentía a veces asco al verme al espejo, tenía miedo de que mis padres ultra-conservadores se enteraran, que tú te enteraras y que me mirases como si fuera algo asqueroso, que pensases que tenía sida y te lo pegaría (enfermedad que no tengo, pero eso es lo que la gente piensa al saber que soy homosexual).

Hizashi, nunca te conté el por qué desaparecí de tu vida en el verano de nuestros 16…

Resultaba que yo tenía un diario, en el cual escribía sobre mis sentimientos hacia tu persona, como por ejemplo como tus bellos ojos azules me ayudaban a seguir viviendo, tu risa contagiosa, y cuando ibas a los partidos de futbol y usabas un megáfono para relatar el partido, siempre me decías que ibas a ser uno de los más reconocidos presentadores de deportes, querías salir en televisión y que la gente te oyese en la radio, ¡Present Mic!... me siento tan feliz y orgulloso de que hayas logrado cumplir tu sueño.

Retomando el asunto del Diario, podría decirse que ese día fue en el que comprendí que nadie me vería como un humano, siempre sería visto como un maricón, y que de seguro también pensarías lo mismo, aunque mi corazón me decía que me ibas a aceptar, pero ¿cómo decirle a tu único amigo “soy homosexual”? tenía miedo, aún tengo miedo de que si algún día te topas conmigo en la calle me insultes o peor aún, me ignores.

Mi padre leyó el diario, y me sacó la mierda, mientras mi madre veía todo como si él tuviera razón, de que yo me lo merecía por ser gay, por mucho tiempo pensé de esa manera, hay algunas veces en que lo sigo pensando, esas heridas en mi corazón todavía no desaparecen, siguen consumiendo mi deseo de vivir.

Lo que se nos ha dadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora