2: Pesadillas de Invierno

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09 de Octubre, 2003.

Alice tenia cinco años.

La nieve caia bajo sus pequeños pies, y el abrigo que la cubria era inutil.

Su madre habia vuelto a "ponerse feliz".

Nada asustaba más a la pequeña, por ahora.

Siguieron caminando, en silencio. De vez en cuando su madre se bajaba un poco más su diminita minifalda y se arreglaba el escote. Pero eso no ayudaba a diminuir la vulgaridad de su vestimenta

Ella ya no podia sentir frio.

Ambas se detuvieron. Un muy refinado coche se detuvo con ellas. Alice apreto su peluche contra su pecho con más fuerza. Dos hombres --no, no. No eran hombres. Eran monstruos-- salieron de el, y tomaron a la mujer y a la niña con fuerza. El silencio inundo la calle cuando el auto se alejo...

-¡NOOOOO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡MAMÁ! ¡MAMÁ!

La noche de pronto se volvio más oscura.

Lo siguiente podra parecerles muy cliché. ¿Quien sabe? Pero paso. Eso en verdad paso.

Un sudor frio recorrio la espalda de Alice. Estaba asustada. No como cuando te asustas por una pelicula, o cuando no encuentras tu telefono. No. Esto era miedo puro. Cuando sientes como tu corazón comienza a latir horriblemente. Cuando el sudor en tu frente te empapa, y cuando tu mente comienza a jugarte sucios trucos. Pero lo desecho al instante. Habia pasado por bastantes cosas como para no sentirse ridicula por hacerlo.

¿Hacer qué?

Llorar. Tener miedo. ¿Qué te pasa Alice? Recuerda que eres fuerte... Solo es una pesadilla.

Solo es el pasado.

Pero dejemos un poco a la pequeña castaña, y acerquemonos a un chico que habia despertado.

Estaba en su habitación. Lo primero que pudo observar fue la nieve cayendo.

En el hospital, le explicaron a sus padres que las lesiones no eran nada de que preocuparse, excepto la enorme herida que tomaba lugar en su torso. Nada que unas puntadas no pudieran arreglar. Lo dieron de alta y volvio a casa.

Solo recordaba tres cosas:

1. Una navaja suiza oxidada

2. Tres hombres sin rostro.

3. Una VAN negra.

¿Recordo a Alice? No. Lo hara más adelante, pero por ahora, solo sabia y recordaba eso. Ni siquiera recordaba cuando lo llevaron al hospital.

Tocaron a su puerta.

-Sonny, ¿hijo?- la mujer de cabello negro abrio más la puerta. Su hijo permanecia callado, sentado en su cama, respirando suavemente. Su respiración era el unico sonido.-Hey, cariño...

Tardo en responder.

-Si... ¿Si, mamá?-la mujer se sento a su lado. Si mirabas de cerca, podias notar las bolsas bajo sus ojos y su rostro lleno de insomnia. Sonny lo hizo.

-Tu papá hablo con su jefe hace poco, por tu accidente...

-¿Aja?

-Y pidio un aumento. Este barrio es muy peligroso, y tu sabes, que si llegara a pasarte tu papá y yo... yo...- las lagrimas comenzaron a bajar por el rostro de su madre. Sonny odiaba verla asi. Odiaba ver a cualquier mujer llorar; lo hacia sentir más que horrible.

-Trabajara más tiempo, pero... todo por ti. Te amo.- susurro, le acaricio un poco el rostro.-¿Estas bien? ¿Necesitas algo?- solo recibio una negación con la cabeza por respuesta. La señora de cabello rizado asintio, y salio de la habitación.

De nuevo el silencio. En su mente, Sonny solo tenia dos imagenes que se repetian una y otra vez.

Su madre soltando lagrimas, repitiendo sus palabras. Y unos columpios balanceandose, con el poder de los gritos, de las lagrimas, y de las risas.

Pronto, Alice seria la tercera imagen.

¿Y por qué?

Si. Acertaron. Un cliché.

Sonny se mudaba al lado de Alice. Y pronto, conoceria sus pesadillas de invierno.

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