5: Hospital

47 6 3
                                    

Alice volvia a sufrir de insomnia.

Despues de las pesadillas recurrentes, decidio no volver a dormir. La Sra. Oullette, que conocia los problemas de su "hija", llamo al colegio, y dijo que no su hija no volveria a ir en una semana, y ellos aceptaron, pensando que la chica tenia un funeral al que asistir. Era el tiempo que tardarian en llegar los que, segun escuche, se llamaban somníferos. Luego supe que eran las pastillitas blancas que ayudaban a Alice a dormir. Los primeros dias fueron los más dolorosos. Intento no dormir, pero caia rendida a los diez minutos.

-Por favor, Ali. Aguanta...-le susurraba al oido. Pero pareciera que no me escuchaba. Oh, espera. No me escucha.

Primero veia a su madre. Luego a los hombres.

Y luego...

A mi.

Creo que es momento de que sepan por que sigo a los chicos. Es lo más parecido a un cuento de terror para esta historia. Ja, supongo que asi sucede con la realidad. Bueno, todo comenzo despues de que los hombres se llevaran a Alice. Uno pensaria que eran los de Control Infantil, llevandola a un orfanato, pero no. Por supuesto que no.

Incluso si su madre habia sido una mujer, esto, extravagante, queria mucho a la pequeña Alice. Si trabajaba en lo que trabajaba era por que no tenia una buena educación. No tenia opciones. Esa noche, dejaria a Alice con su abuela, una ancianita de bajos recursos pero que podia cuidar mejor a la niña. Pero luego, los hombres. Oh, no, los hombres... sacaron lo que creia era una pistola. Alice perdio a su madre frente a sus propios ojos, y despues, se la llevaron. Perdio la voz a las dos horas del viaje, consecuencia de haber gritado tanto. Despues llego a una vieja casa, junto con muchos niños más. No los iban a cuidar.

Gracias a Dios, solo fueron dos semanas las que Alice paso ahi. Pero fueron realmente suficientes para cambiar su vida. En esas dos semanas no comia (bueno, no va de más decir que tampoco los alimentaban), no hablaba, no hacia nada. Solo se quedaba sentada; muchas veces lloraba, pero muy bajito. Luego, comenzo a notar como varios niños desaparecian. Aquellos eran llevados al "hospital". Ninguno volvia.

Pero habia una niña, que vio lo asustada que 'pequeña Alice' estaba, e intento hacerla sentir mejor. Su nombre era Lucy, una niña de pelo negro pecosa. Lucy tenia ocho años, y estuvo al lado de Alice todo momento. Incluso si no respondia, o mostraba algun sentimiento, Alice le tomo cariño a Lucy. Se convirtieron en amigas, más no con palabras, si no por compartir ese pequeño sentimiento, llamado esperanza. Pronto rendiria frutos. Para la pequeña castaña.

Pero no para Lucy. Lucy no lo logro. Lucy si conocio el hospital.

Puertas metalicas, paredes cafes llenas de moho. No habia ventanas, solo un viejo foco que colgaba en el techo. No habia más que luz artificial y una camilla muy limpia y blanca, que parecia brillar. Tambien habia muchos cuchillitos en una bandeja plateada y varios tanques llenos de "polvo mágico"; asi fue como los llamaron en la vieja casa. Cuando respiras el polvo mágico...

Sabes que no volveras a respirar.

Despues entendi que, el "hospital" era el lugar donde ocurria la primera parte de la magia de la venta de organos.

A la otra mañana, las fuerzas federales llegaron y hubo una masacre entre policias y "doctores". Los niños fueron llevados a un bonito orfanato, Alice incluida. Aunque tuvieron muchos problemas con ella. Ella reclamaba que la dejaran ir, que no habia hecho nada malo. Pidio información acerca de su amiga, les grito que se la habian llevado. Nadie dijo ni hizo nada.

La noche siguio resplandeciendo. La semana se habia terminado. Las pastillas blancas entraron en la boca de Alice, y en unos segundos se habia quedado dormida.

¿Qué como me sé la historia que acabo de contar?

No estoy segura.

Yo solo soy la narradora.

Yo solo soy Lucy Haggerty, señores.

RECESSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora