Mujeres

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Por un momento sentí como mi corazón se despegaba de mi cuerpo, estaba adentro de ese inmenso mar... Veía las almas flotar a mi alrededor en una suspensión casi sin cambios, yo era el único que se movía tratando de respirar. Una fuerte angustia me invadió como si algo en mi vida se hubiera quebrado, como si mi mente se hubiera desgajado de repente y hasta el silencio de ese mar me parecía anormal. No había ni un solo pez, ni un alga, ni una sola señal de vida más que las almas flotando a mi alrededor.

Kibum cayó unos instantes después, vi cómo se ahogaba, traté de nadar hacia él pero el agua era pesada, se me metía a los pulmones, mi espíritu se rompía.
Comencé a patalear lo más fuerte que podía, todas las almas de súbito se voltearon a vernos. Kibum cerró los ojos... Mis fuerzas se fueron por completo.

Con el aliento que me quedaba tomé su mano muy fuertemente pero no reaccionaba. Vi como los espíritus iban perdiendo los rostros poco a poco

Comencé a llorar.

Tomando la mano de Kibum todo se volvió obscuro, mi cuerpo dejó de ser mío, no había nada más que un perturbante color negro...

- Y eso pasa cuando entras allí- incluso la voz de Minho sonaba distante- así que la desición es tuya, Jonghyun... Tu libertad... O la de él...

Abrí los ojos y estaba acostado en mi habitación, Kibum de nuevo no estaba por ninguna parte. Tuve la sensación de que quizá todo aquello había sido una pesadilla.

Me puse de pie y vi mis bóxers tirados en el suelo, me los puse con mucho desgane y caminé hacia la cocina, mi estomago gruñía como nunca.

Apenas salí de la habitación y un golpe de olor llegó hasta mí, olía a frutas, caramelo y café. He de decir algo, mis mucamas jamás cocinan tan olorosamente, por lo general la comida es insípida por elección propia.

Cuando llegué a la cocina Kibum traía mi bata puesta y estaba cocinando felizmente. Al escucharme jalar una silla para sentarme solo giró un poco la cabeza. Al parecer nada de lo que había vivido había sido un sueño, sé que estaba totalmente consciente porque las cicatrices de mi cuerpo dolían como siempre.

-H-hola Jonghyun- velozmente volteaba los panqueques en una sartén y terminaba de picar la fruta al lado de la estufa.- perdona todo el desastre pero no pude evitar emocionarme al ver esta novedosa cocina, parece como un sueño que hubiera tenido de pequeño, es como si viviera en el futuro.

-Lo estás- una extraña sonrisa se dibujó en mi rostro, por alguna razón mi miserable existencia dejó de ser un poco... Miserable...

-Investigué mucho en esos libritos pequeños que están guardados en el s-sótano- al parecer esa palabra también acababa de aprenderla- y ahora sé qué es el gas con el que trabaja esta estufa, también sé que ese es un enfriador de alimentos- señaló hacia mi refrigerador- jamás en mi vida había oído de eso aún no sé donde metes tanto hielo para que este funcione.

-Parece que tengo muchas cosas que explicarte- dije entre risas.

¿Risas? ¿Yo?

Kibum volteó a verme, sus ojos seguían completamente negros a pesar de que ya pertenecía a este mundo, pero por alguna razón esos ojos me hacían sentirme aliviado, se hicieron más pequeños cuando comenzó a reír y sus mejillas se colorearon de un hermoso rosa pastel. Sus dientes eran perfectos al igual que su sonrisa. Era impresionante que él fuera tan diferente a Minho, no daba miedo, a pesar de que de cierta forma solo podría ser libre si me atrevo a matarlo.

-Pero mira, te hice el desayuno, esos son paneces y te piqué un poco de frutas- me extendió un plato tan bien presentable que parecía el del anuncio, y en efecto, levantó el paquete de harina para "paneces" y me mostró la imagen- según esto es un desayuno perfecto ¡así que provecho Jjong!

EternityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora