Tortura

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-Anda- dijo extendiéndome un cuchillo- obtén tu libertad...- rasgo su playera blanca dejándome ver su hermosa piel pálida... Acaricié su pecho sin hacerle caso al cuchillo en mano.

Sus ojos eran completamente negros, la pupila no se alcanzaba a percibir. A pesar de ello tenían un brillo especial, un brillo que te hacía querer cuidarlo, tenerlo en tus manos y no dejarlo ir.

Su cabello era rubio. En su cara se asomaba un pequeño rubor por la desnudez que sentía y por la forma en que acariciaba su pecho.

Lo abracé, como si lo conociera de años y lo apreté contra mí, diciéndole sin palabras que lo necesitaba en mi vida.

-Tu eres la llave que abrió mi corazón... No puedo matarte...

Sentí un líquido viscoso bajar por mi pierna... Me separé un poco de él...

Tenía sangre saliendo de varias heridas en esa hermosa piel blanca... No entendía lo que pasaba. Las heridas no sólo eran profundas... Eran extensas.

-Yo sólo quiero que seas libre...

Su cuerpo comenzó a convertirse en cenizas.

-no...No...regresa... POR FAVOR!!

***
Desperté gritando "por favor" como un estúpido, era obvio que no logré entender dónde estaba cuando desperté. Estaba en terapia intensiva.

Al terminar de analizar mi entorno una enfermera entró a la habitación.

Qué servicio tan deficiente...

-Joven Jonghyun, se encuentra bien?

- Dónde estoy?

-En el hospital...

- Cuánto llevo dormido?

- Una semana entera- al escuchar eso unas punzadas comenzaron a molestarme, había perdido un concierto.

-Por qué no me despertaron?

-Se rompió tres costillas y se lastimó la cadera. Tenía una herida considerable en el cráneo, no era nuestra desición.

La enfermera revisó unas cuantas cosas y me inyectó algo en el brazo. Salió de la habitación sin mucha decencia.

Qué servicio tan horrible.

***

Ante la huida de la enfermera varios doctores me dijeron que me encontraba muy bien, que mi cuerpo era sano y que no tardaría en recuperarse.

Después de una hora de esperar a que alguien llegará, un doctor entro con una sonrisa muy alegre a mi habitación.

-Hola, mucho gusto, soy el doctor Choi Minho y me encargaré de usted.- me extendió la mano, no acepté su saludo.

-Cuándo me dejaran salir de aquí?- ese lugar me parecía repugnante.

-Está seguro de que quiere salir de aquí?- me miro con curiosidad.

-Acaso no me escuchó, o hablé en otro idioma?

El doctor se puso serio. Me miró directo a los ojos y una extensa sonrisa se dibujo en su rostro. Sus dientes eran como los de aquella criatura que me había hecho chocar.

-Yo se lo advertí.- desabrochó su bata y de ella salieron miles de avispas negras, el zumbido que emitían era ensordecedor.

Me tapé la cara con las sábanas, tenía que ser otro sueño.

Al sentir que el zumbido se iba me destapé la cara. No pude creer lo que vi.

Los muros comenzaron a volverse negros, de ellos caían cenizas, como si hubiera habido una gran catástrofe y yo hubiera sido el único sobreviviente, el piso era un agujero sin fondo, sólo podía verse una obscuridad infinita, en la ventana sólo alcanzaban a percibirse nubes negras. Me aferré a las sábanas de la camilla.

EternityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora