1 - Terrores

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Todos tenemos nuestros demonios, nuestros tormentos, esos pequeños traumas que nos acompañaron durante mucho tiempo. A veces vuelven y te desgarran las entrañas, te hacen recordar que eres débil...

***

Estaba sentado en el escalón del porche. Desde ahí podía contemplar la calle, olvidarse por un momento de que su madre olía a alcohol y cigarrillos otra vez. «Mamá es buena, solo está enferma y debería curarse.» Pestañeó y apoyó los codos en las rodillas. «No quiero que grite, no quiero que beba. Me gustaría que fuera como todas las madres: bonita, alegre, una madre que me cuidara.»

Vio el coche de aquel hombre pasar una vez más, siempre a la misma hora. Unas veces a las cinco de la tarde, otras a las ocho. Era cómico. Si tuviera padre, él también tendría un coche igual de elegante, quizá con dos tubos de escape, como en las películas.

—¡Maldito niño estúpido! —gritó su madre por la ventana—. ¡Jimin, entra en casa!

—Voy, mamá.

Algún día sería como el hombre que pasaba por delante del porche todos los días.

«Tiene una hija bonita y lleva vestidos de seda sin agujeros», pensó. «Tiene el pelo negro azabache. ¿Vivirán cerca? Es raro, pasa mucho por aquí...»

Despertó y se aferró el pecho con fuerza. Soon Ji dormía a su lado profundamente.

—¡Oh, Dios mío! —sollozó—. Dios mío...

Miró a su alrededor quitándose el sudor de la frente. Jamás conseguiría que las pesadillas desaparecieran. Se levantó y salió al balcón. La casa estaba vacía sin Yoongi y su hermana. Apoyó las manos en la barandilla y bajó la cabeza.

—¿Jimin? —La suave voz de Soon Ji le devolvió a la realidad—. ¿Jimin?

—Estoy aquí, Soon Ji.

La joven se desperezó y caminó descalza hacia la ventana. Se frotó los ojos y sonrió con dulzura.

—¿Qué haces aquí, Jimin? Son las cinco de la mañana...

—No podía dormir. He tenido una pesadilla.

—¿Estás bien?

—Sí. —Miró al vacío y negó con la cabeza.

Soon Ji se aferró a su cintura apoyando la cabeza en su espalda.

—¿Añoras a tu hermana? Volverá pronto, Jimin.

Se dio la vuelta y la apretó con fuerza entre sus brazos. Aquella noche necesitaba refugiarse entre los brazos de Yoongi y su hermana. Era el único remedio para no tener pesadillas. Sin embargo, ellos no estaban, eran felices juntos. El estaba ahora solo.

—Mi tierna Soon Ji... —susurró besando su frente.

—Yo también quiero ir contigo a alguna isla paradisíaca —dijo con humor.

Jimin se rio y la estrechó con más fuerza.

—Lo haremos.

—Promételo.

—Te lo prometo, niña terca y caprichosa. —La levantó y entró en la habitación—. Vamos a dormir, es demasiado temprano.

—Una isla elegante. Nunca salí de la ciudad hasta que os conocí —murmuró.

—Una isla elegante —repitió arropándola—. Lo que quiera la señorita.

—Con un hotel de lujo y que nos lleven el desayuno a la cama.

—Desayuno y lujo. Perfecto, señorita. Duerme, Soon Ji.

Se aferró a él y hundió la nariz bajo su hombro.

—Con piscina, playa y cocoteros... Tú y yo solos.

—Sus deseos son órdenes para mí.

Comenzó a dormirse, sonrió y arrugó su nariz.

—Y que me quieras... —Empezaba a dar cabezadas por mucho que intentara mantenerse despierta—. Y que me lo digas alguna vez.

—Ya te quiero, Soon Ji...

Lo dijo con apenas un hilo de voz, pero ella ya estaba profundamente dormida para oírlo.

-

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Surrendered » Min Yoongi; BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora