6 - El pacto

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Maldito destino que a veces nos da los mejores momentos y otras... teje las mayores tramas...

***

Taehyung derrapó por el pasillo y se aferró al pomo de la puerta antes de caer de culo sobre la tarima.

—¡Mierda! —gritó.

—¡Oh, madre mía! —Soon Ji se llevó las manos a la cabeza y comenzó a reír sin control—. ¡Vaya golpe!

Jungkook frunció el ceño y miró a Soomin y Seokjin, que acababan de llegar a la casa y se mantenían inmóviles delante de Taehyung, que tenía una postura algo ortopédica, en el suelo, con la mano aferrada al picaporte.

—Una forma peculiar de abrirnos la puerta —dijo Soomin con sorna.

—Yo abro la puerta como me sale de la punta del rabo —musitó incorporándose y arreglándose el pantalón y la camisa—. Hyun Ji... enceraste...—suspiró peinándose el pelo con orgullo—, el suelo...

—Señor... —La pobre mujer no sabía dónde meterse—. Se lo dije ayer pero...

—Da igual, querida... —Se colocó el cuello de la camisa y sonrió de medio lado a Soomin—. ¿Qué pasa?

—Nada... —dijo ella aguantando la risa, y entró seguida de Seokjin. Taehyung la miró de reojo y, cuando Seokjin pasó a su lado, le asestó un golpecito en la espalda y se rio disimuladamente.

—¿Dónde está Jimin? —preguntó Seokjin.

—Peleándose con los perros en la parte de atrás. Viene ahora.

Todos estaban allí, todos a excepción de Yoongi.

—Nos han retirado tres proyectos de construcción de complejos hoteleros —dijo Namjoon—. No es el fin del mundo, pero eso es lo que pasa cuando te pasas por el forro las normas de las casas.

—Si nos siguen jodiendo, cuando vuelva Yoongi comenzará las acciones judiciales pertinentes. —Jimin miraba a través de la ventana—. No tengo ni idea de cuántos de los Jung están detrás de esto.

—Yo sí.

Se giraron hacia la puerta. Jung Hosek se mantenía inmóvil delante de Hyun Ji, que no tardó en retirarse con el resto de las chicas. Hoseok que era heredero de unos de los más grandes imperios de Corea del Sur que tenía contacto directo; pero no negocios con los Japoneses Shirai.

—¡Hoseok! —Taehyung se levantó y le ofreció sentarse—. Gracias por venir hasta aquí. Sé de tu falta de tiempo.

—No tienes que agradecer nada. —dijo Hoseok, que saludó al resto y seacomodó en el sillón más cercano a la puerta—. Si he venido es para informaros de que por parte de los Jung no habrá ningún problema con vosotros. No vamos a apoyar a Hiroaki y su prole.

—¿No os traerá problemas? —preguntó Jungkook algo ofuscado.

—No. No tenemos negocios entre nosotros. No nos gusta tener los huevos en la misma cesta —contestó riendo. Miró a Namjoon y continuó—: Bien, la situación es la siguiente; mi familia sabe de lo que es capaz Min Yoongi en cuanto sepa lo de la constructora de Namjoon, y estamos dispuestos a cofinanciar lo que ha anulado Hiroaki.

—¿Y eso? ¿Qué sacas tú de ese detalle altruista? —Seokjin parecía receloso, se encogió de hombros y frunció el ceño sin apartar la vista de él. Hoseok rio y se recostó en el sillón.

—Kim, tú siempre tan delicado. Has heredado el genio de Hyun Jo...

—Contesta, Hoseok —insistió.

—Digamos que a mi tío le falta poco. Quiero vuestro apoyo para sustituirle. Tú, Seokjin, a través de Hyun Jo y su voto; el resto a través de Sihyuk. Quiero el patriarcado de los Jung.

Los miró a todos con sus delicados ojos oscuros y sonrió de medio lado.

—No es tanto, ¿no? —Arrugó la nariz, se frotó la frente y negó con la cabeza—. Nuestro apoyo por el vuestro, creo que es buen trato. Además ya estamos arto de que los japoneses siempre quieran meter sus narices en los negocios gordos.

Taehyung miró al resto y luego se levantó.

—Por mí no hay problema —contestó—, y creo que los demás opinan lo mismo que yo.

—No tenemos la seguridad de que Hyun Jo y Sihyuk hagan lo que les pedimos. Ellos llevan años aliados —Seokjin seguía algo ofuscado, lo que se notaba en el tono de su voz.

—Un momento... —Namjoon se incorporó, cogió una lata de cerveza de la mesa de cristal y bebió—. Si accedemos a apoyarte, me gustaría saber qué opinas de la posibilidad de que una mujer ostente el mismo poder que cualquiera de nosotros.

Jung Hoseok arrugó la nariz y lo miró fijamente.

—Cada casa tiene sus normas, Namjoon —dijo al fin—. Aunque las mujeres en este continente nunca ostentarán el mismo poder que un hombre, eso lo sabes; nunca irán por delante de los varones nacidos antes o después.

—¿Y Soomin?

—¡Maldita sea, Namjoon! —gritó, y luego bajó la voz inclinándose hacia adelante—: Soomin no es hija de...

—¡Basta! —Seokjin interrumpió a Hoseok—. Se acabó. Aceptaremos tu proposición. Fin de la historia. No es necesario hablar de lo que pensamos cada uno de la forma de llevar las casas. No es el momento.

—Aceptaré que herede Eoduun bam, siempre que sea Yoongi quien gestione las decisiones de negocios en lo que se refiere a las casas —contestó dirigiéndose a Seokjin—, o tú... Aunque eres el heredero de Hyun Jo. Se te acumulará el trabajo.

—Que te den, Jung.

—¿Noto tensión? —Taehyung sonrió—. ¿O es una alucinación?

—Disculpad. —Seokjin se frotó la frente—. Llevo varios días desquiciado.

—No pasa nada. —Jung se levantó y apoyó la mano en su hombro —. Todos estamos algo nerviosos. Tengo que irme, mi avión sale en dos horas,. —Se volvió y los miró—. Una cosa más... Hiroaki Shiari siempre guarda una baza debajo de la manga, no bajéis la guardia; no hasta que sea sustituido o apartado del poder que tiene ahora...

—Esto se anima —dijo Jungkook.

—Solo digo que yo no me fiaría de él hasta tenerlo fuera del consejo. Jimin, recuerda venir a verme...

Salió del salón y Hyun Ji no tardó en acompañarlo a la puerta.

—¿Os fiáis? —preguntó Jungkook, algo desubicado, una vez que

Hoseok se había ido.

—Creo que sí —dijo Seokjin con un leve hilo de voz.

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⏰ Última actualización: Oct 09, 2018 ⏰

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