2 - Soy humano

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Jamás en todo este tiempo he estado a solas contigo. Te dije una vez que no podía cambiar. Dentro de este desorden que me acompaña, allá donde voy existe una parte de mí que roza lo humano y, aunque no siempre seré así, puedo darte unos momentos de paz y de esa parte de mí que apenas conoces.

***

«Tengo mimos de mi hermana

El mensaje de texto le hizo gracia. Observó el cielo y se colocó el biquini con la intención de que la marca no se notara en exceso.

—Mi Jimin... —susurró con melancolía.

Miró hacia el pequeño bar de techo de paja. Yoongi tomaba café concentrado en el periódico con un pantalón corto y una camisa blanca que flotaba por la tenue brisa. Por suerte llevaba las gafas de sol. De esa forma podía observarlo con más detenimiento sin que la viera. Era gracioso, por primera vez lo veía relajado y tranquilo. En aquel momento solo le apetecía disfrutar de su normalidad. Era una parte de él que aún desconocía. Y era cierto, sin Eoduun bam, el trabajo y la familia cerca, era un hombre totalmente distinto. Se volvió disimuladamente. La camarera, una rubia diminuta de pechos apretados, se acercó a él con paso firme y embozó una sonrisa pícara mientras se inclinaba para ofrecerle algo.

«No le gusta que lo interrumpan cuando lee y toma su café, rubita», pensó Hyeyeon. Y le hizo gracia ver cómo Yoongi levantaba la vista por encima de las gafas de sol y miraba a la camarera fijamente. «¿Ves? No necesita nada, pechugona», se dijo divertida. «Vete a atender a otro o saltaré de mi toalla y te arrancaré ese postizo». Se rio entre dientes y bufó para sus adentros.

Yoongi pasó las páginas del periódico y volvió a reclinarse en la butaca de mimbre. Le dirigió una mirada curiosa y tomo otro sorbo de su café.

Diez días en Hawái. Estaba ansiosa; y no por el viaje, el país o las playas. Diez días a solas con él, sin nadie cerca, sin problemas, sin miedos. ¿Cómo sería? Ni siquiera ella lo sabía. Las pocas horas que llevaban allí apenas le habían servido para conocer un ápice de él. Maletas, botones, gente, trajín... Por fin, ahora, estaba en la playa. Cerró los ojos y se quedó profundamente dormida.

—Te vas a quemar.

Hyeyeon dio un salto al oír su voz. Abrió los ojos y lo vio de pie frente a ella.

—Me has asustado —dijo incorporándose—. Tranquilo, llevo protección. ¿No tomas el sol?

Bajó la cabeza y frunció el ceño.

—No quiero tener cáncer en unos años...

—Eres un exagerado. Mi marido es un poco nena.

Ladeó la cabeza e hizo una mueca irónica.

—Tú marido todavía puede cambiarte por un saco de especias en este país... Las mujeres en edades fértiles son muy cotizadas y en algunos sitios el trueque sigue de moda.

Se quitó la camisa y emergió. Todavía era asidua a pensar que Yoongi no era consciente de lo hermoso que resultaba para la gente. Miró hacia el bar y observó a la diminuta rubia vigilando. Cuando su mirada se cruzó con ella, intentó disimular lo obvio.

Yoongi ladeó la cara en dirección a la piscina y caminó hacia ella.

—Princesa, no seas celosa, las rubias no me ponen —dijo.

—Cabrón... —murmuró—. No se te escapa una nunca.

—Yo también te quiero —le oyó decir ya en el agua.

Surrendered » Min Yoongi; BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora