• 私は笑顔と乾杯であなたを覚えています。•
Te Recordare con una sonrisa y un Brindis.
Cuando, después del juego de tenis del jueves por la tarde, Kushina Uzumaki llego a la puerta trasera de la casa, tuvo que hacer un esfuerzo por caminar los pocos metros que le faltaban para llegar a la sala y al sillón más cercano. Las piernas le temblaban violentamente; había sido un esfuerzo tremendo el llegar a su casa sin que nadie se diera cuenta de lo enferma que se sentía. Experimentaba una nausea tan grande que, después de unos momentos, tuvo que ponerse de pie y dirigirse al baño. Ni siquiera el arrodillarse, con la cabeza sobre el inodoro, le producía alivio alguno; quien sabe porque no podía vomitar; el dolor que sentía bajo el omoplato izquierdo hacia intolerables los espasmos del vomito. Estuvo, jadeante, en esa postura durante varios minutos y luego se puso en pie poco a poco, aferrándose al armario del cuarto de baño y a la puerta. Le sorprendió tener que aceptar que el asustado rostro que veía desde el espejo de la pared era el suyo propio, de un tono amarillo pálido y perlado por el sudor. El espectáculo de esa cara la aterrorizo más que ninguna otra cosa hasta esos momentos y desvió la mirada del espejo inmediatamente. Como pudo, regreso a la sala y se desplomo en el sillón, respirando con dificultad, y las manos impotentes colgándole a los costados del cuerpo.Luego el dolor se apodero de ella y la desgarro como una enorme bestia enloquecida; Kushina se inclino hacia adelante, con los brazos doblados sobre el pecho. Pequeños gemidos débiles se le escapaban cada vez que la agonía, como un cuchillo, se agudizaba gradualmente, y no podía pensar más allá del dolor.
Después de una eternidad, el dolor disminuyo un poco y ella se apoyo en el sillón, exhausta y con todo el cuerpo temblándole. Sentía un peso insufrible en el pecho que le sacaba todo el aire de los pulmones haciéndole imposible inhalar más. Estaba mojada por todas partes; el blanco conjunto de tenis estaba empapado de sudor; el rostro, mojado por las lagrimas; el asiento del sillón, húmedo con la orina que se le había escapado durante lo frio intenso del ataque. Jadeando y ahogándose con los labios morados, seguía ahí sentada pidiéndole a Kami que a Minato se le ocurriera venir a casa antes que ir al hotel con sus amigos. El teléfono del pasillo estaba a años luz de distancia, absolutamente fuera de su alcance.
Ya eran las siete de la noche cuando Minato y Naruto llegaron a la puerta de atrás de la casa. Todo estaba extrañamente callado y tranquilo, no habían prendido las luces en la sala ni el comedor, y no había ningún acogedor olor a comida.
-¡Taidama!, ¿Dónde estás, Oka San? - Interrogo Minato alegremente jugando, cuando él y Naruto entraron en la cocina - ¡Hey, Kushi! ¿Dónde andas? - grito de nuevo y luego se encogió de hombros - Debe haber decidido jugar un par de sets extra - comento.
Naruto siguió rumbo a la sala mientras Minato prendía la luz de la cocina y la del comedor. Hubo un grito terrible en el interior de la casa; Minato soltó la olla que tenía en la mano y corrió, con el corazón golpeándole en el pecho, en dirección de la sala.
Naruto estaba de pie, retorciéndose las manos y llorando, mirando a Kushina derrumbada en el sillón, curiosamente quieta, con los brazos doblados y las manos, con los puños apretados, a sus costados.
-¡Kushina!
Las lágrimas asomaron a los ojos de Minato cuando se dirigió al sillón y se inclino sobre su esposa, alargando una mano temblorosa para tocarla. Kushina estaba tibia; casi sin creerlo, Minato vio que el pecho de su esposa subía y bajaba lentamente. Inmediatamente se incorporo.
-Naruto, no llores - dijo por entre los dientes apretados - Voy a llamar por teléfono a la doctora Tsunade y a Ino y volveré en seguida. Tú quédate aquí, y si Kushi hace algo, grita inmediatamente. ¿Me entendiste, compañero?
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Por Siempre Contigo |NaruGaa|
FanfictionEsta es una historia que plantea el viejo problema de la edad en el Amor. Mejor dicho, de la diferencia de edades en el Amor. Naruto Uzumaki es un joven obrero de 25 años, hijo de un matrimonio humilde, que posee la belleza y la perfección física de...