Capítulo 11

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• 誰もが愛し、愛される権利があります。•


Todos Tiene Derecho a Amar y Ser Amados.




Definitivamente no todo estaba bien; un mundo dormido había despertado. Gaara tenía buenas razones para dar gracias porque Minato ya no fuera el de antes, porque si hubiera estado en su antiguo bien estado de salud y de mente, hubiera notado inmediatamente el cambio que había ocurrido en Naruto. Como estaban las cosas, el festivo buen humor que había vuelto a formar parte de las relaciones entre ellos satisfacía y no pretendía más. Gaara era el único que comprendía que Naruto sufría. Gaara lo miraba y se encontraba con sus deseosos y enojados ojos azules posados en él una docena de veces al día, y cuando lo sorprendía mirándolo así, Naruto abandonaba la habitación inmediatamente, con una expresión culpable y confusa.

¿Por qué debían cambiar las cosas?, se preguntaba; ¿Porque algo perfecto no podía seguir siendo perfecto?

Porque somos seres humanos, le contestaba su razón, porque somos demasiados complejos y demasiado defectuosos, porque, una vez que algo ocurre, debe volver a ocurrirnos y, cuando esto sucede, altera la forma y la esencia de lo que sucedió antes. Ya no había manera de regresar a la primera fase de amistad, y no quedaba más de dos alternativas; seguir adelante o detenerse allí. Sin embargo, ninguna de esas dos alternativas parecía posible o realizable. De haber sido Naruto mentalmente normal, Gaara hubiera intentado algo, pero volver a lo mismo no hubiera logrado más que confundirlo y lo hubiera hecho más infeliz.

Estamos entre la espada y la pared”, pensó Gaara, pero luego sacudió la cabeza con disgusto; el asunto era demasiado explosivo para que fuera una espada o una pared, recapacito: era más bien un callejón sin salida, donde no podías elegir entre la espada o la pared. Simplemente era pared.

Al principio pensó en hablar con Itachi, pero inmediatamente rechazo la idea. Era un hombre comprensivo y brillante, pero jamás comprendería las sutilezas de la situación. ¿Quizás la señora Chijo? Esta era una anciana bondadosa y, desde el principio, había seguido las relaciones de Gaara con Naruto y se había mostrado muy interesada, pero algo, muy dentro de Gaara, rehusaba exponerle el problema a ella. Al final de cuentas llamo por teléfono a Iruka Umino, el maestro de niños retrasados mentales. Cuando contesto el teléfono, él lo recordó inmediatamente.

-En ocasiones me he preguntado qué había pasado contigo – dijo - ¿Cómo esta todo, Gaara Kun?

-No muy bien, Iruka Sensei. Necesito, de veras, hablar con alguien y usted es la única persona en quien puedo pensar. Siento mucho molestarlo a usted con mis problemas, pero sencillamente no sé qué hacer y necesito la ayuda de alguien verdaderamente capacitado. Me preguntaba si podría llevar a Naruto para que usted lo vea.

-Por supuesto que sí. ¿Qué te parece mañana en la noche en mi casa después de cenar?

Gaara anoto la dirección y luego llamo a la residencia de los Uzumaki.

-Habla Gaara, Minato.

-¡Ah! Buen día, Gaara. ¿Sucede algo?

-Nada, en realidad. Solo quería saber si podría pasar por Naruto mañana en la noche para llevarlo a ver a alguien.

-No veo por qué no. ¿Quién es esa persona?

-Un maestro de niños deficientes mentales, es muy bueno. Pensé que él podría evaluar a Naruto y darnos alguna idea de que ritmo debemos imponerle en su aprendizaje.

Por Siempre Contigo |NaruGaa|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora