Mojada - Camren Hot

Seducción

Nota de la autora: Esta historia es mi favorita jaja puede que tenga que ver que haya sido escrita basada en una experiencia propia.

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Verano había empezado y con ello también mi graduación. La noche del festejo quizá me pase de copas y como consecuencia termine chocando mi auto contra un muro, por suerte resulto solo con una gran abolladura del auto y yo con esguince, como castigo correccional según las palabras de mi madre tendría que pasarlo a la tía Marian. ¿Porque podría ser un castigo ir con tía Marian? bueno simple y sencillamente por el hecho de que ella es nada más y nada menos que la madre superiora del convento "Nueva Esperanza". Su congregación todos los veranos organiza un campamento juvenil, cuyo objetivo era orientar, ayudar y enseñar a jóvenes a llevar o mejorar su estilo de vida de forma sana y correcta según los lineamientos de su dios y de la sociedad.

Es estúpido que mis padres aún sigan imponiéndome castigos a mi edad, no podía esperar a iniciar la universidad y vivir independiente de mis padres, aunque era consiente que no me lo dejarían tan sencillo, la condición fue que tenía que asistir al campamento para que ellos pudieran aceptar mi emancipación parcial. Suspiré pesadamente cuando vislumbre el enorme portón de la entrada al lugar. Este verano sería "toda una experiencia" - nótese mi sarcasmo- y uno de los más largos de mi existencia.

Después de estacionar el auto, me dirigí a la entrada principal donde se encontraba tía Marian, me acerque a ella para saludarla, hacia un tiempo no la veía. Por su puesto su saludo fue frívolo como lo esperaba, cualquiera que piense en una religiosa quizá probablemente idealice a una mujer dulce, amable y bondadosa, bueno ella debía ser una de las excepciones. Después del seco saludo me dio instrucciones de donde debía alojarme y sin más siguió recibiendo a los demás recién llegados. En mi recorrido pude ver que se habían designado secciones para cada grupo aproximadamente de entre diez y quince personas. Mi sección era una de las más alejadas y extrañamente era de un grupo pequeño de seis incluyendo a la religiosa que estaría a cargo según la lista pegada en la puerta de la cabaña. Fui la primera en llegar, así que me tome ventaja y dio un recorrido a la cabaña, el lugar tenía dos habitaciones y un baño en la segunda planta mientras que en la planta baja había una habitación, un baño, una modesta sala de estar y una pequeña cocina. Indecisa sobre como sería la distribución de las recamaras me senté a esperar que llegaran los demás, diez minutos después estaban entrando los que debían ser mis compañeros de sección.

Una esbelta y atractiva chica de grandes pero muy expresivos ojos marrón y melena castaña, se ha cerco a mí.

― Tu debes ser Lauren, la sobrina de la superiora Mariana ¿es así? ―
Asentí. ― Un gusto, señorita...
― Camila, soy la hermana Camila. Y... yo estaré a cargo de ustedes mientras se encuentren aquí, ellos serán tus compañeros, estos son Helena, Marco, Lúcio y DJ― los nombro uno por uno, mientras yo los observaba con moderada indiferencia. Al terminar las presentaciones la hermana Camila nos indicó cual sería nuestra habitación. Gire los ojos por lo obvio de la situación. Marco y Lúcio en una recamara, mientras que DJ y Helena en la otra disponible de la planta de arriba y eso me dejaba a mí para compartir habitación con la hermana Camila. Genial. Eso significaba que estaría más vigilada de lo que en realidad esperaba.

El día paso monótono, entre anticuadas actividades grupales e individuales, charlas de las cuales la mayor parte estuve divagando en mis pensamientos y una cena de bienvenida salvable. Agradecí no haberme encontrado de nuevo con mi tía, no habría sabido que decirle. Los demás días que pasaron no fueron muy diferentes al primero, agregando que mi actitud apática no ayudaba a relacionarme del todo bien con mis compañeros, excepto por DJ era la única con la que creí valía la pena charlar.