Fuego y ascuas de cenizas y muerte

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- AHORA GLIFON!!! ATRAVIESA AL GUSANO!!! -.
Y tras el bramido de Nuor se escuchó un chasquido cuando el antiguo ariete y su letal proyectil fue accionado.
Tal era su inercia y potencia que el hijo de Flogur, incapaz de controlar él solo aquélla ballesta, salió despedido rodando ladera abajo en la montaña de oro. Pero un terrible zumbido surcaba ya el aire, tan veloz que a la vista desafiaba cuando las primeras llamas brotaban en el aliento de Itangast.
En una de las cuatro columnas escamadas que sostenían a la bestia se clavó con estrépito, perforando, haciendo añicos su armadura hasta la carne y más allá.
Y el alarido de Itangast sacudió las Ered Mithrim hasta sus cimientos, atroz picotazo de insufrible dolor que su cuello contrajo hacía las alturas.
Fue hacia allí, iluminando el oscuro techo donde su antiguo hálito impactó. Y el cielo de piedra se cubrió de fuego hasta el más alejado recoveco, abrasando y derritiendo la roca sobre los enanos brotó un ardiente firmamento vestigio del tiempo antiguo.
Bajo la tormenta de ascuas se retorcía el gran gusano como vulgar lagartija intentando arrancar de su pierna aquél terrible aguijón, se arrastraba y mordiéndose lo buscaba alzando entorno a él un dorado maremoto.
- AHORA HERMANOS CORRED, CORRED ANTES DE QUE LA MONTAÑA SE DERRUMBEEEE!!! -.
Pero solo tres lo oyeron, solo tres hijos de Mahal huían despavoridos del sobrecogedor espectáculo, púes Glifon fue engullido por las monedas y las joyas. Sepultado para siempre bajo toneladas de metal fue su tumba de oro y mithril para la eternidad, lo que más amaba lo mató pero sonriendo falleció escuchando el lamento de Itangast...

Muy alto, por encima de sus yelmos y con una rabia incontenible, las llamas aún se arremolinaban desatando humo y cenizas sobre los tres guerreros.
- Debemos alcanzar la gruta!!!, allí no nos podrá seguir... Y Glifon?, donde está Glifon?! -.
Todos miraron atrás pero su amigo no los seguía, y adivinaron su suerte en el dantesca escena que presenciaban. Revolcándose de dolor el inmenso uruloki desplegaba a su alrededor enormes cortinas de oro, muros deslumbrantes que ascendían y como gigantescas olas descendían con un eco atronador y tiritando la tierra se estremecía.
- Que Durin lo acoja de nuevo en su regazo, RAPIDOOO!! que su sacrificio le honre para siempre en nuestras voces!! -.
Con Nuor al frente aún les separaba una gran distancia hasta la única escapatoria de aquél horno, del ardiente averno que era ahora la guarida de Itangast.

- Ratas de arcilla, barbudos insolentes... Ladrones de tesoros, estúpidos renacuajos sin temor - murmuraba el dragón mientras más sosegado intentaba extraer el oscuro pívot con una de sus garras - ahora os mostraré el miedo, AHORAA ITANGAST OS MOSTRARÁ EL DOLOOOR!!! -.
Y de su carne, destrozando varias de su escamas al abandonar su cuerpo apareció el terrorífico proyectil. Colérico rugió por la tremenda agonía que sufría y de su herida brotaron ríos de sangre más cuando quiso apoyar su pierna su bramido fue atroz.
Cojo hasta el fin de sus días supo que andaría, lisiado por siempre aquella ofensa exigiría el más horripilante final, el más terrible destino para aquellos que osaron desafiarle, aplastados, desmembrados o calcinados ninguno escaparía a la ira del dragón.
Entorno su cuello mirándolos, lejos ya las pulgas se alejaban asustadas, se fruncieron sus ojos rebosantes de odio, idos de ira las elipses que en ellos se dibujaban se expandieron entre el humo que emanaba de su hocico.
Nadie escapaba de su cueva, nadie sobrevivió allí para contar el poder que bajo la montaña se ocultaba...

Sobre su lecho se deslizo cual serpiente furibunda rezumando entre los colmillos su veneno de fuego, hasta el fin de su oro reptó y cuando ya no hubo más opulencia por la que arrastrarse se alzó sobre sus patas y temblaba la tierra con cada una de sus zancadas estremeciéndose bajo su fuerza y poder.
En aras de la rabia y consumido por la ira el dolor de su herida por completo se desvaneció, y tras los hijos de Mahal avanzaba ganándoles terreno en cada paso, destrozando las columnas naturales que durante milenios el agua había creado la roca se hacia añicos en la embestida de el gran gusano rojo.
- FUEGO Y ASCUAS DE CENIZAS Y MUERTE, SOLO HABRÁ LLAMA, SOLO DOLOR PARA NUOR, HIJO DE FALOOON!! -.
Y entre las palabras un ensordecedor estruendo rugía de brasa y flama, de ardiente y cegadora luz, de brillo incandescente como un amanecer brotando de su garganta.

Itangast " el rojo "Donde viven las historias. Descúbrelo ahora