Capítulo 42.

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Se removió en la cama, se sentía raro, abrió los ojos confundido, tal vez Louis había regresado a casa, pensaba cuando sintió caricias en su rostro y cintura, jadeó cuando miró a Liam, este le tapó la boca con una mano.

-Shhh, no te espantes cariño no te haré daño.- Susurró subiendo el suéter de pijama que tenía puesto el menor.- Solo te daré amor.- Se acercó al cuello del moreno comenzando a besarlo, asustado Zayn empujaba a Liam, no lo quería cerca, no conseguía más que solo mover a Liam, se desesperó cuando las manos del castaño jalaron su pantalón de pijama con la intención de quitarlo, flexiono ambas piernas y empujó fuertemente haciendo caer al castaño, aprovechó para levantarse de la cama y correr, pero no tuvo tanto éxito, Liam lo alcanzó a tomar del suéter aventándolo a la cama de nuevo.- ¿A dónde vas pequeña mierda?- Se subió encima del moreno.

Suéltame!- Gritó comenzando a llorar, Liam sin hacer caso  siguió besando y mordiendo el cuello y hombro del moreno.- ¡Ayuda, Louis!- Liam rio, Louis no llegaba hasta tres horas después, y nadie iba a escuchar al menor, se separó un poco quitando de un jalón el pantalón de la pijama de Zayn, rompiéndolo un poco, acarició sus piernas abriéndolas para así romper el bóxer de Zayn, dejándolo desnudo de abajo.- No, no por favor Liam, no lo hagas.- Su voz era rota y con miedo, demasiado.

-Espere este momento demasiado, eres hermoso.- Hablaba mientras bajaba su pantalón y bóxer, Zayn grito más y golpeó a Liam tratando de liberarse, no quería esto, Liam lo iba a violar.- ¡No te muevas, mierda!

Zayn abrió los ojos, su cuerpo temblaba, acción ocasionada por la pesadilla que había tenido. Colocó su mano en su pecho, su corazón estaba demasiado errático, cerró por fracción de segundos sus ojos.

-Sólo fue una pesadilla, ya no está cerca de mí, ya no me hará daño.- Susurró moviéndose de la cama. Volteó a la derecha, mirando el bulto que estaba ahí, completamente dormido, Noah, su hijo, se acomodó en la cama, acarició la mejilla del menor y dejó un beso en su frente. Había pasado, no demasiado, tiempo.

Dos años habían pasado, dos años tratando de superar lo que vivió con Liam, pero malditamente fracasando en el intento. Las pesadillas lo perseguían, solamente con pastillas era que dormía bien, sino sólo se desvelaba y tenía pensamientos recurrentes de Liam.

Liam Payne, la persona que más jodidamente lo dañó, iba a terapia psicológica, claro, pero él no ponía de su parte y está claro que el psicólogo no hace milagros, ni ayuda a la personas, simplemente la guía, las ayuda a desenredar el revoltijo que tienen como vida, y estaba claro que Zayn estaba en una terrible negación.

Claro aun seguía dañado por la situación que se presentó en el pasado, pero estaba bastante seguro en que jamás estaría con Liam, ellos no tenían un futuro, era demasiado enfermo, Zayn no quiere una vida para Noah, ni para él.

Nuevamente se removió de la cama, miró hacia la ventana, comenzaba a amanecer, al menos no estaría mucho tiempo despierto. Talló sus ojos y se levantó de la cama, seguido de eso se dirigió al sanitario. Entró al baño y se quedó contemplando su imagen en el espejo que estaba ahí.

Había cambiado, demasiado, con diecisiete años, pensando de diferente manera a los demás adolescentes a esa edad, ya no se veía tan niño, la situación lo obligó a que comenzara a pensar como un “adulto” tenía un hijo de dos años, a quien tiene que cuidar, tiene que procurar, no iba a dejarlo en el abandono como casi la mayoría de los padres adolescentes lo hacen con sus hijos.

Zayn ama demasiado a Noah, él hubiera querido que Noah llegara a su vida en otra situación, cuando estuviera casado con alguien, una casa... Pero lamentablemente nunca se hace lo que se quiere y lo que se desea. Y de algo de lo que Zayn está muy seguro, es que no se arrepiente de haber mantenido con él a Noah, hubiera querido que el otro bebé también estuviera con ellos, pero lamentablemente eso no fue posible, y aunque no lo tuvo mucho tiempo en su estómago, lo sintió muy parte de él.

***

Al paso de los meses, las pocas personas que sabían del abusador de niños, se fueron olvidando del tema, de alguna manera ya no se había escuchado temas así, los niños sí podían seguir siendo niños. El juez que llevó el caso del menor Zayn Malik, una víctima, al parecer unos billetes lo hicieron que se olvidara del tema y quitara cualquier rastro de criminalidad en el currículum de Liam.

-Buenos días.- Saludó, sorprendiendo a todos lo que pasaban de su lado, hace tanto que no lo veían, y lo que sabían era poco, además de que no les convenía hablar, estaba en juego su empleo, así que sólo saludaban y entre los demás se daban miradas de confusión e interrogación.

-¿Señor Payne?- La secretaria habló titubeante.- Oh dios ¡Señor Payne! Bienvenido.- Liam hizo una seña con la cabeza, entrando a su oficina, claro que todos estaban sorprendidos, era un Liam Payne diferente, alguien nunca visto en su persona.

Dicen que nadie cambia, que sólo es conducta modificada, y que no es posible que un asesino, violador, lo que sea, después ya muestre paz y amor a los demás.

Después de haber sufrido una congestión alcohólica, hace demasiado tiempo, se dio cuenta de lo podrido que estaba por dentro, de lo jodido que era y estaba, suena tonto, pero se arrepintió de cada cosa que hizo, se puede decir que sintió asco de sí mismo, arruinó la vida de muchos adolescentes, y se arrepiente, pero había uno en especial, uno que jamás iba a olvidar, su tormento.

Zayn Malik, aquel muchachito hermano del que fue alguna vez su mejor amigo, a aquel que le arruinó la vida abusando de él, no sólo físicamente, embarazandolo, humillandolo, y terminó en la muerte.

Todas las tardes, después del trabajo, iba al cementerio, a visitarlo, se sentía al rededor de un tormento, cada día de su jodida vida al despertar, recuerda todas las súplicas del moreno, recuerda aquella mirada llena de dolor y miedo. Jamás iba a estar en paz consigo mismo, era tan repugnante.

Sentado en la silla frente del escritorio, abrió el primer cajón del mismo, sacó aquella foto que alguna vez robó. Zayn embarazado, con un suéter morado, sonriendo hacia su vientre abultado, suspiró volviendo a meter aquella foto en el cajón.

Aquel Liam que estaba en esa habitación se veía tan falso, nadie volvería a confiar en él ¿Quién confiaría en alguien que arruinó a un montón de adolescentes?

***

-¿Cansado?- Preguntó Fred, el compañero de trabajo de Zayn.

-Un poco.- Respondió Zayn con una sonrisa. Trabajaba en un restaurante de mesero, aunque fuera difícil de creer ganaba muy bien, además de que había un buen trato hacia él, sus compañeros de trabajo lo respetaban, nunca había tenido algún problema. Zayn sabe porqué, sabe que todos saben que él es el adolescente abusado sexualmente por un tipo mayor, y más que respeto, es lástima, Zayn lo sabe y odia aquello.

-¿Harás algo ahorita?- Nuevamente preguntó Fred.

-Sí, hay un pequeño latoso que me espera.- Le sonrió.

-¿Algún día podré conocerlo?

-Tal vez sí.- Encogió los hombros.

Se cambió y despidió de todos, su turno había acabado.

Su vida se había vuelto tan monótona, no sabía si tenía sentido, pero sólo se la pasaba en el trabajo y en la casa, junto a Noah, su pequeño bebé era el que le daba fuerzas para seguir.

Tantos como Fred se habían acercado a él, queriendo un oportunidad de una cita, algunos sólo querían meterse en sus pantalones, pero ya no era el mismo, ya no podían pasar encima de él fácilmente. Ahora no estaba listo para tener algo con alguien, lo había aclarado con todos los que se le acercaron, aún su corazón no estaba reparado, y tal vez en la soledad estaba mejor. Y aunque le doliera hasta el alma, hubiera querido conocer a Liam en otro escenario y de diferente manera. Sólo quería olvidar, dejar eso en el pasado, Liam ya no estaba en vida, y jamás lo iba a estar nuevamente.

La mejor manera de matar a alguien en tu corazón, es dejarlo morir lentamente en tu mente, sin nombrarlo, sin llamarle, sin escribirle, sin buscarle...

Que muera poco a poco, en agonía lenta para que no reviva, si lo dejas morir abruptamente, revivirá a cada instante.

Siéntelo, llóralo, súfrelo, pero no eternamente.

-Joaquín Sabina.

Detente {Ziam}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora