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Después de una semana revolcándose en auto-lástima en su apartamento con mil mensajes sin leer, Jungkook recuerda que tiene un alquiler que pagar y camina penosamente a través de la puerta de la cafetería, bastante malhumorado.

—Buenos días Seokjin hyung —saluda quedamente a su compañero, con la cabeza gacha, camina arrastrando los pies hasta estar detrás del mostrador, alerta en caso de que cierta alma gemela ande acechando por ahí.

—Ah, Jungkookie, finalmente decidiste regresar —Seokjin responde sarcásticamente mientras practica su arte en latte—. ¿Listo para ser un niño grande y enfrentar tus problemas directamente?


Jungkook le saca la lengua a Seokjin cuando este se voltea, pero resopla cuando su hyung dice respeta a tus mayores, mocoso!". Dirige su atención de vuelta a la caja registradora cuando ve que se empieza a formar una pequeña fila.


Por mero hábito, Jungkook abre la boca para presentarse pero se detiene en el último segundo—. Em, buenos días señora, —saluda vergonzosamente, desacostumbrado a la ausencia de su nombre— ¿qué puedo hacer por usted hoy?


La mujer frunce el entrecejo y le echa un vistazo rápido a su piel intacta para después hablar—. En serio deberías empezar diciendo tu nombre primero, sabes —dice como si fuera algo muy obvio, y Jungkook finge una sonrisa educada antes de responder.


—En realidad yo tengo... pareja —dice forzosamente, su sonrisa casi convirtiéndose en una mueca. La mujer mira fijamente su brazo cubierto.


—¡Entonces no deberías esconderlo, eso es simplemente grosero! —rezonga, pidiendo su orden para después recoger su café de Seokjin mientras se queja con él sobre sus muy maleducados empleados. Jungkook rueda los ojos y regresa a la caja registradora para guardar el dinero.

—Ejem.

—Jeon Jungkook —dice automáticamente antes de levantar la vista—. ¿Qué quisiera ord- ah, mierda, eres tú.

Jimin sonríe tímidamente y levanta sus brazos en seña de paz cuando la mirada de Jungkook comienza a moverse rápidamente en busca de su amigo loco—. Woah espera, cálmate. Vine sin él —el cajero entrecierra los ojos en sospecha pero asiente cortante. Satisfecho, Jimin continúa—. ¡Hola Jungkook, soy Jimin!


—¿Qué quieres —Jungkook pregunta francamente, ignorando la mirada-reprimenda de Seokjin, pero Jimin ni se inmuta ante su actidud descarada.


—Me preguntaba si podíamos hablar, ¿tal vez por allá? —Señala la mesa de la esquina cerca de la ventana, y Jungkook de mala gana mira alrededor del establecimiento casi vacío para luego asentir y seguirlo. Ambos se sientan, y Jimin se inclina hacia adelante apoyado en sus codos, mirando absorto al incómodo joven en frente suyo—. Así que, —empieza— Taehyung realmente quiere verte.


Jungkook resopla—. Eso he escuchado. Qué inexorable de su parte, ¿no es así?

—Oh, él no está tan mal —Jimin insiste mientras ríe levemente—. Sí es cierto que es un poco entusiasta, ¡pero tú eres su alma gemela! Esto es algo por lo que las personas esperan toda su vida, ¿cierto?

Jungkook trata de quitarse el remordimiento por un segundo y duda, jugueteando con un bolígrafo que encontró sobre la mesa, antes de abrir la boca—. Yo... yo no me siento listo todavía. Siento como que todo pasó muy rápido —jala la manga de su camisa y mira a Jimin sentir pena ajena por lo que ve—. ¡Además de esto! ¿Cómo se supone que debo lidiar con esto? Sólo necesito algo de tiempo. Tú lo entiendes, ¿verdad?

Pick me up, buttercupDonde viven las historias. Descúbrelo ahora