El dia de las bromas versión infernal

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¡Notición al final!
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Silencio. Fue lo único que avía en la casa Loud. Uno que parecía proveniente del mismísimo umbral de la muerte, junto con los pálidos rostros de los 8 chicos que se veían a la bromista menos agraciada del país (por no decir el mundo). Pero en cambio la castaña con frenos miraba atentamente al único barón del lugar, con una mirada fría y cortante; ignorando a todo y a todas las cosas que pasaran a su alrededor.

—¿Que hace esa cosa aquí?— la primera en hablar fue Luan mientras apuntaba con asco a Lincoln.

A Lincoln se le puso la cara colorada del enojó y dio un paso al frente para encarar a su hermana.

—¡No le hables así a Lincoln!.— se apresuro a decir Lynn con furia y se posicióno enfrente del albino—. ¿Ademas que haces aquí? ¿No se suponía que volverías hasta agosto?

La castaña menor logro presionar un nervio. Luan se puso colorada al ver como Lynn defendía al chico, pero no fue hasta que la deportista menciono su campamento; que la bromista exploto.

Luan empezó a reír silenciosamente pero muy pronto esa risita se convirtió en una fuerte carcajada, la risa llenaba la habitación de manera teticra. La chica se arrodillo con los brazos en el estomago, aun seguía riéndose de aquella manera tan inquietante.

—No lo entendía.— dijo entre risas la castaña, luego levantó la mirada hacia Lincoln —. Pero ahora que lo veo, me queda claro. ¿Que otra cosa pudo aver logrado que me expulsaran? Todo esta muy claro ahora. Debí suponer que el estúpido saco de carne lleno de mala suerte vendría arrastradose hasta aquí.

La castaña quito la mirada de Lincoln y siguió riéndose fuertemente.

A Lincoln le dieron ganas de saltar sobre la chica y golpearla hasta que dejara de respirar. Pero antes de que le dejaran hacer nada, Leni se puso al frente de Lincoln, justo al lado de Lynn, la rubia tenia una mirada seria que pocas veces se podía ver en ella.

—No se Luan, podría ser, no se como que.— hablo la modista fingiendo despiste—. No eres buena comediante.

La risa de Luan se paro en seco y se enderezó de golpe, tenia el rostro completamente rojo y parecía que sus orejas estallarían en cualquier momento.

—Ademas.— ahora la que hablaba era Luna que estaba al lado de Leni—. Papá fue el que lo convenció de volver.

—Si.— dijo Lucy mientras aparecía al lado de Lynn, causándole un susto a la deportista—. El esta aquí por que el abuelo murió.

—Ese vejestorio murió por culpa de la mala suerte de esa cosa.

Ahí fue cuando Lincoln no pudo aguantar mas, aparto a sus hermanas bruscamente y salto hacia la bromista, con la intención de golpearla, y lo habría logrado de no ser por sus hermanas; que lo sujetaron y con dificultad lo quitaron de encima de Luan.

—Puedes enojarte todo lo que quieras.— Luan se paro y se sacudió la falda—. Pero nunca cambiaras la verdad.

—¡Callate!— grito Lincoln mientras intentaba sacarse del agarre de Luna y Lynn—. ¡No tienes derecho de mencionarlo! ¡Ademas! ¿¡Que derecho tiene una bromista mediocre de ofender a alguien tan bueno como el abuelo!?

Sin duda las dos chicas que sujetaban a Lincoln deseaban soltar al chico para que golpeara a la bromista, o por lo menos golpearla ellas misma, pero reprimieron sus deseos. Aunque Lynn casi se lanzaba hacia su hermana mayor cuando esta se paro enfrente del albino.

—¿Sabes?— Luan se inclinó para quedar cara a cara con el chico—. Según recuerdo, te perdistes el día de bromas del año pasado por que estabas demasiado ocupado amarrado en la casa de Charles ¿me equivoco?— la chica se paro y miro a Lincoln con malicia—. Así que estuve pensando, mañana seria un buen día para recuperar el tiempo perdido.

Un albino sin suerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora