003. (Resubido)

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Si bien las mentiras pueden sostener los cimientos de una familia —de mi familia, por ejemplo—, la verdad prevalece en el inconsciente y puede destruirla por dentro, eso lo descubrí luego de entender por lo que luchaba mi hermano, por lo que yo continúe su lucha, e intentaba de paso limpiar su nombre.

Volví a casa a eso de las seis. Lo primero que vi al entrar fue a mamá mirando uno de los cuadros que yo pinté de nuestra familia. ¿Como se podía borrar de la existencia a uno de sus hijos? eso era imposible, la decisión de mi padre calaba hondo en nuestros corazones

Papá llegó tras de mí, toco mi hombro y me sonrió.

—¿Como te fue en la universidad hijo? —preguntó mientras se adelantaba con rapidez para poder dejar su largo abrigo de color negro en el perchero que estaba junto a la escalera.

—Bien, aunque suspendieron las clases hoy— mentí fríamente como todos lo hacían en este último tiempo.

—Ah... Entiendo—dijo con indiferencia, a veces pienso que realmente no me escuchaba cuando le hablaba.

Mamá se fue a sentar a la mesa mientras ambos nos lavábamos las manos para poder acompañarla a cenar.

Era una mesa larga, pero solíamos sentarnos juntos —nos queríamos realmente nos queríamos— aquella mesa fue testigo de tantas risas, de tantas decisiones importantes, de tantas mentiras. Papá se sentaba a la cabecera, mi madre a su mano izquierda y sus hijos a su mano derecha, Shin siempre junto a él y frente a mamá.

Por inercia me ubiqué en el asiento en el que me senté por años —sin importar que quien se sentaba a mi lado no llegara a casa— y mis padres me miraron fijamente.

—¿Qué haces ahí hijo? Siéntate junto a tu padre— Señalo mi padre el asiento de Shin. Transcurrían menos de dos días de lo que pasó y su voz se escuchó fría, como si no sintiera, como si no tuviera corazón.

Tenten llegó con los platos a la mesa y los sirvió, busco uno de los vinos de papá guardados en el mueble al costado de nosotros y comenzó a servir para acompañarlo con la comida. Se notaba distraída, tuvo muchas cosas que hacer durante el día y era la única que trabajaba en casa, se notaba cansada. Mientras recogía el corcho y tapaba el vino paso a llevar accidentalmente la copa de papá botando tanto la botella como la copa.

—¿Eres estúpida o qué? Como se te ocurre botar uno de los vinos más caros que he comprado —grito el hombre indignado, como si en aquella copa estuviera su alma—, está copa era de mi selección favorita.

—Papá, no exageres... Solo fue un accidente—Dije apenas sacando la voz.

Me levanté para ayudar a mi amiga a recoger los trozos de vidrio en el suelo un poco inquieto por la reacción de papá. Siempre fue alguien duro hasta cierto sentido, pero jamás le grito a las personas que trabajaban para él. ¿Por qué lo hacía con Tenten?

Era como si la poca humanidad que quedaba en él, se fuera desvaneciendo.

—Debe aprender a ser una buena chacha—Dijo como si los pensamientos de mi madre se hubieran arraigado en su conciencia, como si no hubiera sido la niña que salvó hacía unos años atrás—. No la defiendas.

—Papá...—dije incrédulo. Mire a mi amiga que tenía los ojos llorosos mientras terminaba de limpiar lo que quedaba—. Tenten ve a botar eso...

Me volví a sentar y miré a mis padres sin entender lo que estaba pasando en el lugar, el ambiente se ponía más denso a cada minuto y ellos se desenvolvían de manera natural.

No pasaron muchos días para que invitaran a los padres de Ino, y con ello hacer oficial nuestro compromiso y organizar los preparativos para la boda —era premeditado para mi gusto, y más aun con los acontecimientos que tenían la casa en una situación tensa— ya serían tres meses desde que nos conocíamos, y comenzamos a ser novios, yo la amaba, quería tenerla el resto de mi vida a mi lado, pero mi mente y corazón estaban aun en aquella camilla junto al cuerpo muerto de una de las personas que más quería. Quería saber la verdad, entender lo que sucedió, no era un momento para pensar en una boda. Esa situación se repitió durante días, mis padres solo ponían sustitutos para su rabia y tristeza, mamá salía con sus amigas todo el día, papá trabajaba más que antes, a Tenten la escuchaba llorar de vez en cuando a escondidas, todo colapso desde dentro si teníamos suerte los cimientos resistirían.

Para Cuando Me Olvides [En Edición] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora