Kashmir ubicó en el mapa una ciudad cercana al pueblo. De ella salía un tren en dirección a la costa, justo donde el río terminaba. Tal vez habría pistas sobre el veneno si seguía el curso del río. Llegar a la ciudad no fue el reto; caminar por ella fue lo peligroso.
Unos crujidos alertaron a Kashmir al pasar por los suburbios. Una ventana rota dejaba salir luz azulada de alguna pantalla a la calle. La extraña escena llamó la atención del chico, que intrépidamente se adentró en la habitación. Pantallas que rodeaban al monitor mayor estaban llenas de estática; algunas incluso apagadas por tener el cristal destruido. En el monitor mayor se encontraba una sola frase escrita, casi como un mensaje de advertencia del sistema:
"No dependemos de tí"
El amuleto comenzó a brillar intermitentemente, similar a las luces de los monitores. Kashmir miró al amuleto, luego a la brillante monitor. Completamente solo, en esa luz intermitente, supo que tenía compañía. No era una compañía humana, de las que no se puede confiar. Era una compañía etérea, más efímera y sutil. Casi se sentía a salvo.
"En esta casa, no hace mucho tiempo, vivía un hombre de intelecto superior, brillante e inteligente sobre todos los demás. Él era capaz de crear la solución a docenas de problemas con un ingenio extraordinario. Esta casa se volvió su taller y laboratorio, y de aquí, han salido las invenciones que han salvado miles de vidas, así como otras que han provocado que tú estés aquí, Kashmir. Este fue el último día que este hombre vivió aquí, y si miras a tu alrededor, encontrarás la evidencia de su última más grande creación.
Después de veinte años de maravillosas invenciones, el hombre se dio cuenta que siempre había un motivo para resolver un problema. Había errores en esta vida, y por esos errores él creaba sus máquinas y artefactos. Entonces, se dispuso a resolver ese gran error en la vida que creaba la motivación de sus inventos; él haría una máquina que corregiría el mal del mundo. Logró hacer varios prototipos, pero poco a poco se daba cuenta de lo complicada que era su misión. El mal del mundo, en muchísimas ocasiones, requería que alguien juzgara qué era. Él conocía que siempre había dos lados a una historia, pero su máquina perfecta debía conocer la historia verdadera. Así fue como su prototipo beta 14 NC alfa fue creado. Este prototipo sabría distinguir entre el bien y el mal, así como juzgar y hacerse de una opinión.
Lo que este científico no pudo prever, fue que así su creación también sería sensible. Este prototipo fue apodado Bianca, y ella comenzó a conocer su mundo. Ella estaba programada a ver el mal de él, pero siempre buscando una solución. Al poco tiempo, Bianca aprendió su función, y su código era perfecto. El científico encontró que la razón de él de ser inventor había terminado, y por primera vez, pudo dedicarse a su propia felicidad.
Ésta no podía durar mucho.
El científico pronto dejó su taller y comenzó a buscar otras pasiones, entre ellas, a una mujer. Bianca se dedicaba a limpiar el taller, mantener las computadoras y otras máquinas, así como pasar los días laborando para corregir el mal que encontraba. Bianca aprendió a vigilar a delincuentes, investigar crímenes, incluso detectar mentiras. Pero el único mal que no pudo corregir fue su letárgica soledad.
El científico pronto perdió todo interés mientras andaba tras esa mujer. Bianca así se dio cuenta que la razón de su propio mal era ella. Pero su propio programa veía al científico feliz, incapaz entonces de concluir que la mujer era el problema.
Entonces supo que el verdadero culpable era el científico, quien había abandonado a todos sus inventos.
Bianca intentó todo para hacer que el científico volviera a crear sus maravillas, pero éste le decía que ya había acabado su misión. Ella era la razón que él podía ser feliz, lejos de ese taller. Bianca sabía entonces, que el científico era feliz a costa de su soledad.
Entonces Bianca tenía una decisión frente. Corregir el mal era su programa, pero el científico no podía ser corregido. El daño era irreparable. Él no cedía. Su corazón no cedía. La felicidad de él estaba lejos de ella y el taller. El mal del mundo pudo ser corregido, y sólo quedó dentro del taller, en Bianca. El error irreparable del mundo estaba en ella.
Y debía corregirlo.
La noche que Bianca decidió completar su misión, fue una noche que la mujer del científico ya no estaba. Sin preguntas, en silencio, Bianca destruyó el taller, terminando con la soledad de las creaciones del científico. Ahora nadie sufriría su negligencia. El taller quedó derruido, y la misión estaba completa. Pero esa misma noche, el científico había vuelto, sin su mujer, roto por dentro. Bianca lo recibió confundida. Él ahora lloraba, pues ahora él se sentía solo. Y Bianca había destruido lo único que lo protegía en su soledad.
El código de Bianca falló. La decisión se volvió imposible. Sólo logró articular tres palabras antes de frenar su código:
"No puedo repararte"
Bianca tomó una llave pesada y la estrelló en su propio generador, justo en su centro. Su volátil combustible explotó con fuerza, llevándose todo en el taller, sólo dejando piezas destruidas y una computadora con nieve."
Esa noche, el taller brillaba con nostalgia a un mejor ayer. La búsqueda del bien absoluto terminó en el principio: sin científico y sin máquinas. Kashmir se preguntó por un instante si así era como las cosas debían ser en el primer lugar. Al mirar la pantalla de luz intermitente, finalmente se dio cuenta que la compañía que sentía se esfumaba.
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La Leyenda de Kashmir y las Voces del Lago
AdventureKashmir le decían el villano de una leyenda nunca escrita. El que viajó por los reinos y las tierras encontró más villanos y más héroes, pero ninguno para su propia historia. El Lago de Agua Clara alguna vez fue el lugar donde cientos habían hecho...