05.

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Yo sabía que Keana tenía que conversar con la madre Jauregui para decirle sobre su boda que ya se aproximaba y temía de que me viese, por lo tanto me apresuré en salir, pero aún tenía para hablar con la madre.– Madre Laur... hoy estábamos hablando de usted con mis amigas cuando entró a la sala y hablábamos de que usted tiene algo especial... – hablé viéndola a esos lindos ojos verdes que tenía y su expresión fue de sorpresa y segundos después sonrió.– siéndole sincera no sé lo que es, pero... no lo tienen las demás sacerdotes que he conocido... hasta luego madre Jauregui. – mordí mi labio con nerviosismo y me volteé dispuesta a irme hasta que oí su voz y volteé rápidamente.– ¿usted está enamorada de ese muchacho?– la curiosidad me invadió, realmente quería saber por qué le importaba tanto lo de Austin.– ¿por qué me pregunta eso, madre? – poco a poco me fui acercando a ella, algo me iba a decir y tartamudeaba un poco, la situación se me hizo incómoda unos segundos.– porque si usted está enamorada y es real y profundo... no habrá nada, ni nadie que los pueda separar, nunca.– la miré esperanzada, en verdad sentía muchas cosas por Austin y lo que ella me decía de alguna manera me alentaba. – ¿cómo lo sabe usted, madre?, ¿se ha enamorado alguna vez? –dije con curiosidad acortando aún más la distancia viéndola fijamente con una pequeña sonrisa presente en mi rostro, luego ella comenzó a reír y de inmediato llevé mis manos a mi rostro con mucha vergüenza por lo que acababa de decir que era una verdadera estupidez.– discúlpeme... que mal educada que soy, le juro que no lo pensé antes de preguntarlo.– dije rápidamente con mi rostro rojo y ardiendo, me sentía una verdadera tonta y estaba haciendo el ridículo frente a ella.– no importa, no se preocupe. Mire, si lo que usted siente es real, si es profundo... si echa de menos a ese joven cuando no está a su lado, bueno, entonces estamos hablando de un amor de verdad y va a tener que luchar y bueno... si no está dispuesta a eso, ese muchacho es solo un capricho. – iba a responder hasta que oí la voz de Keana detrás de mí, rápidamente volteé a verla y ella se acercó a mí.– ¿quién es el capricho, hermanita?, ¿de quién hablaban? – dijo con su típica sonrisa cínica que ya tenía más que reconocida, agaché mi cabeza y pude oír a Nicolás, su prometido, susurrarle algo.– El papá no sabe que tienes un pretendiente, Camila. ¿Quién es? – no soportaba tanta pregunta de Keana y decidí responderle de una vez.– No hablaba de nadie, Keana. No seas entrometida, por favor. – dicho eso me despedí de la madre Jauregui y me retiré de la iglesia dejando a mi hermana y su prometido ahí. Tenía miedo, conocía muy bien a Keana y sabía que hostigaría a la madre hasta que ella le diga de quién hablábamos.
Al salir de la iglesia fue a los almacenes de mi padre llamados "los almacenes Quiroga" y en cuanto entré me encontré con Renzo, un trabajador que me saludó muy amablemente, tras saludarlo busqué con la mirada a Austin, también trabajador de mi padre, en cuanto nuestras miradas se cruzaron apareció mi padre preguntando que hacía por los almacenes y como excusa le dije que lo iba a ver, luego para hacerlo más creíble le dije que quería un vestido de los que vendía, el sonrío y llamó a Renzo dándole la orden de darme lo que yo quiera. Elegí unos tres vestidos de diferentes colores y le hice señas a Austin indicándole que estaría en los probadores, entré y detrás de mí entró él rápidamente.– Camila... ¿hablaste con la madre?, ¿ya le dijo a tu padre? – habló preocupado mientras tomaba mis mejillas y yo sonreí intentando calmarlo y respondí.– tranquilo Austin... ella no dirá nada, ya lo hablamos. Le conté todo, pero tranquilo. –él rápidamente cambió su expresión y negó con su cabeza.– ¿le contaste todo? O sea no te importa de nada que estemos enamorados, no vale de nada, no te importa que los demás sepan que el pobre está enamorado. – para dejar de pelear simplemente lo besé y ambos susurramos un "te amo" para luego continuar nuestro beso hasta que oí toques en la puerta y seguido de eso la voz de mi padre preguntando por mí, rápidamente nos escondimos en un probador y yo contesté que ya iba a salir, él entró y dijo que quería recordarme del aniversario de los almacenes Quiroga.– papá... no lo olvidé, justo ahora estoy viendo un vestido muy lindo. – él preguntó si podía verlo y nerviosa asomé mi cabeza para ver a mi padre Alejandro y le dije que no podía porque estaba desnuda, él entendió y se fue dejándome nuevamente a solas con Austin. Estuvimos cerca, tendremos que comenzar a tener cuidado.

Perdona Nuestros Pecados (Camren g!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora