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Había estado a punto de ser descubierta por mi padre y no quería volver a pasar por aquello nuevamente, iba pasando por afuera de la puerta de la oficina de mi padre cuando oí una conversación que me dejó paralizada unos segundos, me acerqué a la puerta intentando escuchar mejor qué estaba sucediendo ahí dentro y pude oír la voz de una mujer, no sabía con claridad quién era, pero lo que oí me dejó completamente helada. Salí corriendo en dirección a la puerta de los almacenes y ahí fue cuando me encontré frente a frente con mi madre, mi hermana y su prometido, no sabía qué hacer por lo tanto lo único que atiné a hacer fue preguntar qué hacían aquí, grave error o tal vez no tan grave, pero olvidé completamente que los almacenes son de la familia. En momentos detestaba a mi hermana, pero la adoré ya que cambió el tema sin darse cuenta de lo que sucedía y comenzó a hablar de cómo le fue con la madre Jauregui en la iglesia, dio una pequeña charla hasta que se le ocurrió ir a ver vestidos; pude observar cómo mi madre iba en dirección a la oficina de mi papá, corrí a detenerla, me dolía en el alma, pero más me dolería que su corazón se rompiera en ese instante frente a mí, me sentía complice de la traición de mi padre, pero no podía abrir la boca.
Pasaron unos minutos y mi madre decidió ir nuevamente a la oficina de mi padre y obviamente fui detrás de ella, cuando mi padre abrió pude ver de quién se trataba la amante que mi padre tenía, no era más ni nada menos que mi tía Angeline, la mejor amiga de mi madre. Obviamente ellos fingieron que tenían una conversación respecto a los almacenes y mi mamá no tuvo sospecha alguna, lamentablemente mi madre era una mujer ingenua. Una noticia nos sorprendió y era que Angeline comenzaría a trabajar en los almacenes, cosa que tomó de sorpresa a mi madre.

Me encontraba al frente de mi tocador arreglando mi cabello para dormir cuando la puerta de mi habitación se abrió dejando ver a mi padre más que serio en el umbral de la puerta, caminó a paso lento hacia mí. –Padre, no tienes idea del susto que me haz dado.– hablé y él no respondió, se paró frente a mi con su mirada imponente y habló. – Keana me ha contado lo que te ha oído hablar hoy con la madre Jauregui.– tras eso entró ella con una gran sonrisa en su rostro. – Lo siento, hermanita. Tú sabes muy bien Camila, entre yo y papá no hay secretos. – mi nerviosismo comenzaba a hacerse presente, pero no podía dejar que lo noten, mucho menos Keana. – ¿Tienes un pretendiente? Dime cuál es su nombre y si lo conozco.– habló mi padre y yo me vi en la necesidad de negar aquello, pero como siempre Keana poniendo su palabra sobre la mía, causando que lo que yo diga quede como algo anómalo. Mi padre más que cabreado de Keana y sus amenazas tontas decidió sacarla de mi habitación y cerrar la puerta, se acercó a mí y me hizo jurar que no tenía a nadie, sin pensarlo dos veces lo juré en vano ganándome un beso y un abrazo de su parte – Siempre serás mi pequeña, diga lo que tu hermana diga. Pero no me defraudes Camila. – dijo, era increíble cómo pasaba de un estado a otro, le di las buenas noches y él a mí y salió de mi habitación dejándome a solas con mi maldita tristeza y angustia.

A la noche siguiente.

Los almacenes Quiroga cumplían diez años desde su apertura y han tenido un gran éxito durante todos esos años, estábamos en plena ceremonia de celebración y oí susurros de Austin Corcuera llamándome, rápidamente giré y como pude pasé entre la gente intentando pasar desapercibida, pero no me di cuenta que no pasé desapercibida por los ojos de la madre Jauregui, ni por los de mi hermana Keana que no dudó ni dos segundos en seguirnos. Me encontré con Austin en el callejón y comenzamos a besarnos, extrañaba el contacto de su cuerpo con el mío y cómo sus manos apretaban mi cintura, estaba todo perfecto, pero fallamos en lo más importante que era estar atentos a que nadie nos viera, mi hermana nos encontró en el callejón. Mi amor con Austin sería muy mal visto por mi familia y por todas las otra familias, mi hermana me tomó de un brazo para comenzar a gritarme – Camila, cómo mierda se te ocurre andar con este atorrante, que bajo haz caído. Por esto no querías decirle a papá quién era tu pretendiente, pero escúchame Camila, él sabrá la verdad, iré ahora mismo hacérselo saber. Gracias hermana, me hiciste la noche.– y sin decir más se fue corriendo donde mi padre.

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⏰ Última actualización: Aug 04, 2018 ⏰

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Perdona Nuestros Pecados (Camren g!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora