I. Reglas de atracción.

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❝Se que nunca veras el corazón que late debajo. Es por eso que necesito una excepción de las reglas de atracción cuando se trata de ti. ❞


Las mañana en Londres siempre eran frías. Pero para él lo eran más. Solo, en su habitación, con el frio traspasando por la ventana abierta. ¿Qué, porque no la cerraba? Pues, si la cerraba no lo vería y no verlo… simplemente no era una opción. Un poco acosador ¿No?

Sabía todo de él. Tanto así que se había aprendido de memoria sus horarios. El era tan meticuloso y puntual sin proponérselo. Era algo que hacia inconscientemente, de un forma tan perfecta.

Lo vio pasearse por enfrente de la ventana, como todos los días en la misma hora. Iba con los cascos, con alguna canción por lo visto a gran volumen. Movía la cabeza de adelanta hacia atrás, siguiendo un ritmo indefinido para Louis, pero muy conocido para el chico de rulos. Apostaba a que escuchaba alguna de sus bandas favoritas. Louis era de esos a los que le encantaba el estilo más deprimente: ritmos y letras como las de Simple Plan y My Chemical romance. Mientras a él le encantaba el pop, el electro, la música súper alegre. Justo cuando la vista dio en el ángulo perfecto, cuando estuvo en medio de su ventana decidió que era hora de irse. Lo miro por última vez. Sus rulos, sus ojos verdes, sus labios, su todo. Lo conocía de memoria, tanto que podía rememorarlo en su mente, y aun así le encantaba seguir viéndolo, observándolo sin nunca acercarse. Harry Styles nunca lo conocería. El no debía conocerlo. Sería una estupidez tener la esperanza de que se junten algún día. Eran polos opuestos, pero en vez de atraerse, no podían ser juntados.

Se saco rápido la remera que llevaba puesta del pijama. En verdad solo era una remera que le quedaba enorme y la usa estilo camisón. Tomo sus típicos pantalones negros rasgados y una remera del mismo color. Siempre de negro. Adoraba ese color, tan profundo, tan triste, tan expresivo, tan… parecido a él mismo de  alguna forma, pero de ninguna a la vez. Acomodo un poco su pelo castaño, aun algo oscurecido por que seguía mojado de anoche. Solo se acomodo su típico flequillo.

Se apresuro a colocarse las zapatillas Toms y bajar. No podía tomarse el lujo de llegar tarde, de llamar la atención. No, nunca se podría tomar un lujo. Los lujos son para personas y el no se consideraba ni nada parecido.

Bajo las escaleras. Abajo, como era de esperarse, se encontró con sus primos. Hace… tres años viven juntos, ellos tres, solos. Son un desastre organizado. Luke se encargaba de que no lleguen tarde, él de cocinar y Josh de mantener la casa habitable. Los tres con un trabajo de medio tiempo después del colegio para costear el lugar donde viven. Ese pequeño lugar era su guarida, en ese departamento podían estar seguros de los demás. Más no de ellos mismos. Nunca de ellos mismos.

Apenas termino de bajar, Luke como de costumbre el apuro. Ya llegaban tarde a la universidad. Que genial sentían el saber que luego de esto era totalmente independiente. Lo malo era pensar que algún día se tendrían que separar.

“No van a soportarte mucho tiempo, si no sirves para nada.”

El ya decía que se estaban tardando. Constantemente tenía una voz muy conocida, la cual quería olvidar y no podía. Le hablaba siempre y no decía cosas lindas. Al principio pensó que se había vuelto loco. Tal vez ya lo estaba, pero el punto es que esa voz no significa nada. Solo era su inseguridad. La inseguridad que utilizaba sus miedos más atroces y oscuros con él. Una lucha interminable entre él y él mismo.

Caminaron. Aquel edificio quedaba a unas pocas cuadras de su apartamento. No tenían transporte y tampoco lo anhelaban. Además caminar hace bien.

“Si piensas que con caminar tu gordo culo va a ser más pequeño, te equivocas.” Rodo los ojos inconscientemente. Eso, en verdad, le había dolido.

Sus primos se alejaron. Tenían clases diferentes. Luke recién iba por su primer año, Josh por el segundo y él por el último. Entro en el salón buscando no llamar la atención. No le gustaba tener las miradas encima. Lo juzgaban. Lo etiquetaban y lo aislaban de sus vidas. Ya estaba acostumbrado, se lo merecía de todos modos. Sentía poder leer sus pensamientos. Todos decían lo mismo: “Gordo, feo, inservible.”

“Es lo que eres.” Esa voz quería olvidarla. Sacarla de su mente de alguna forma. 

Miro su reloj. La hora exacta en la que Harry entra con sus amigos, Liam y Ashton. Ashton compartía todas sus clases, y podía jurar que Luke lo odiaba por eso. Pero quien no lo odiaba. “Nadie.” Aunque doliera, siempre le daba la razón a la voz.

La verdad es que Harry no debería estar en esa clase, ni en ninguna con él, el de rulos era más chico. Pero la vida lo odiaba y el universo conspiraba para tentarlo a hacer el ridículo siempre.

Como siempre entro, con cada uno de sus amigos a su lado, un poquito más atrás de él. Era como en las películas, cuando el chico lindo caminaba con efecto de cámara lenta y viento, mientras reía y se veía súper bien. Sintió como el corazón se le aceleraba.

“Eres simplemente patético.” Tenía razón. Harry venia concentrado hablando con sus amigos. Se veía tan bien, tan… el. “Mira a tu alrededor. Vez todos los que babean por él. Tú no tienes oportunidad.” Maldijo que esa puta voz siempre tuviera la razón.

Uno de sus amigos, Liam, miro hacia él. Más bien al banco vacio frente a él. Louis los miro con fingida indiferencia y se acomodo en su banco, sacando un anotador. Apenas el timbre sonó el profesor llego. La verdad es que no le importaba mucho la rama empresarial, pero quería tener un buen empleo y poder mantener a sus primos por el tiempo que se queden con él. Darles una buena vida. Poder demostrarles que no todo era malo en sus vidas.

Para su suerte, los tres chicos entendieron el mensaje de que no quería a nadie cerca. Si se acercaban solo serian problemas para ellos. El era un problema en sí. El profesor comenzó a hablar y dictar, mientras Louis tomaba apuntes. Normalmente lo hacía, quería terminar eso rápido.

Dos horas después, hora de recreo. Todos iban al buffet a comer. Paso de eso, al igual que Josh y Luke. Se rio sarcásticamente en su mente. Si no comían en casa, menos allá. Salieron al patio, a sentarse al árbol como siempre. Luke y el tenían una onda parecida de vestir, pantalones negros, remeras negras o de bandas de rock-algunas veces de metálica. En cambio Josh era diferente. Siempre con remeras básicas, con Jeans ajustados y campera de jean, forrada dentro con corderito. Oh, y como olvidar lo más importante, sus Adidas. Si Josh no usa sus Adidas blancas, no es el.

Sonrió hacia ellos.  –¿Como van los acosados? – Bromeo. Ellos rieron un poco. Solo entre ellos se divertían o hacían locuras.

 -Geo no vino. – Contesto el casi rubio. Louis nunca logro entender si era rubio o castaño, Josh nunca les había dicho tampoco.

 -Ash está ahí. – Luke señalo, sin discreción alguna y luego suspiro.

Se pasaron todo el rato en silencio, pensando. Hace tanto no mantenían una conversación constante y larga. Habían dejado de ser los chicos juguetones, que se reían de todo y gastaban bromas, los chicos seguros. Ahora, simplemente no llegaban a estar vivos.

Cuando las clases terminaron, se dirigieron cada uno a su trabajo. Louis en un Starbucks. Fue lo primero en lo que le aceptaron y lo tomo. Josh era mesero en un bar-café no muy conocido. La mayoría que iban eran estudiantes, ya que quedaba cerca la universidad. Y Luke estaba en una tienda de música, vendiendo instrumentos o discos y cosas por el estilo. Muchas veces iban al trabajo de Luke y el dueño les pedía que toquen algún instrumento. Le era tan lindo tocar el piano, hacer sonara cada tecla, rozarla desde arriba, esperando el momento en hundirlas. Sonrío con el recuerdo. Nada mejor. También muchas veces habían tenido que remplazar al personal del empleo de Josh, por algo más de dinero. Cuando falta gente a la noche, él y Luke estaban para sustituirlo.

Se separaron de a poco. Josh primero, llegando rápido. El lugar le quedaba cerca. Después Louis.

Louis saludo a la gerente y entro rápido a ponerse la remera del lugar, con el delantal. Como odiaba el uniforme, era tan llamativo. “El que llama la atención eres tú. Eres tan gordo y grande que es imposible no verte.” Otra vez podía decir que le había dolido.


Fat // Larry, Lashton, GoshDonde viven las historias. Descúbrelo ahora