Jeon volvió a su casa con la mayor sonrisa que su cara le permitía tener. Había besado a Jimin, su ahora actual novio, por casi toda la tarde y no se había cansado de aquello en ningún momento. Habían compartido una merienda exquisita y dedicaron el resto del día a hablar sobre ellos, Jimin a enamorarse aún más de lo gracioso que podía ser Jungkook y este de lo gratificante que era hacerlo reír.
Mordió su labio y cerró los ojos mientras terminaba de caminar las ultimas calles intentando que esos recuerdos se graben en su mente para siempre, cuando quiso darse cuenta había llegado a su hogar, una vez que entró intento creer que sus padres aún no habían llegado para no pensar en lo que vendría, mordió mucho más fuerte cuando escucho los pasos fuertes acercarse, intentó huir pero en su lugar solo quedó estático apoyado sobre la puerta de entrada esperando por su destino, entonces una cachetada resonó en la casa y Jungkook sintió su mejilla arder. Dolía, no se sentía como los labios esponjosos de Jimin, incluso si este se había atrevido a morder su labio inferior con timidez, solo había sentido un cosquilleo, pero notó algo diferente esta vez: Su padre ya no tenía poder, Jungkook ya no tenía miedo. Jimin se había convertido en su rey y eso le daba absoluto poder, solo él podía cambiar su estado de ánimo, podía hacerlo sentir dichoso y si quisiera podía destruirlo. Alzó la vista a su padre con coraje pero con tranquilidad para realizar que este ante sus ojos ya no se veía como una figura imponente, incluso podía notar que solo era más alto por unos escasos centímetros. Ya no le parecía fuerte como un súper villano de las películas de súper héroes que solía mirar a la madrugada en su pieza a pesar de llegar casi a la mayoría de edad. Se veía como una persona normal, con una vida de mierda como la que él mismo había tenido hasta conocer a Jimin y si bien en un principio se asombró por su descubrimiento, finalmente terminó sintiendo pena por él, por no haber encontrado una compañera que le brindara tranquilidad, por tener un trabajo asqueroso y turbio, pero mucho más por haber vivido amargado toda su vida odiando el mundo, en eso también incluía a su hijo ilegitimo y adoptado. Jungkook comprendió que para morir no hacía falta suicidarse, su padre parecía un muerto en vida. No se amaba a sí mismo y no amaba a nadie. Lo único que hacía era vivir para y por su trabajo. Esa pena que se vió reflejada en sus ojos café que ahora se llenaban de lágrimas al realizar recién ahora que su padre quien creía un monstruo no era más que un infeliz desgraciado desencadenó en un puño directo a su estómago.
—¿Dónde estabas?— Preguntó rudamente el señor Jeon mientras veía a su hijastro levantarse del suelo alzando la vista con una sonrisa irónica, justo el hacía esa pregunta. Él, quien nunca se encontraba en la casa, porque cuando no engañaba a su madre con cualquier mujer que quisiera estaba drogándose con sus compañeros de la mafia. Porque ese era el principal trabajo de Jeon SeungHyun, le importaba poco administrar su empresa que no le dejaba buena pasta, mujeres y alcohol, para eso estaba su hijastro.
—En una cita. — Otro golpe. Pudo sentir el sabor metálico después de que la rodilla de su padre diera contra su mandíbula.
—Maldito homosexual asqueroso, para putas con tu madre ya alcanza. Estas enfermo. Voy a cambiarte de psiquiatra. — La sonrisa de Kook desvaneció un poco. Si bien odiaba ir al psiquiatra le había tomado algo de aprecio a Kim SeokJin en específico. No quería otro y cuando Kook se encaprichaba con algo era imposible de hacerlo cambiar de idea, pero discutirle en ese momento a su padre no era la mejor opción y saldría perdiendo, aunque en el fondo sabía que por más que pataleara siempre salía perdiendo. Así que solo calló con impotencia como siempre hacía mientras escuchaba los insultos de su padre hasta que se agotó y por primera vez le alzó la voz.
—Jimin— El señor Jeon mostró confusión —Es mi novio y estoy enamorado— Kook escupió sangre sobre los zapatos de aquel que se hacía llamar padre cuando le convenía — Ni vos ni tu jodido sequito de idiotas va a poder cambiar lo que siento— Sabía que tenía razón en ello, podría pegarle tanto como quisiera que el simple hecho de pensar en Jimin lo devolvía a la vida y le daba fuerzas. Se sintió orgulloso de haber enfrentado a su padre, sin embargo esa fue la gota que colmó el vaso para el líder de la familia.
Todo fue negro después del segundo golpe que fue directo a su cara abriéndole el pómulo con el pequeño diamante que llevaba en el anillo de matrimonio que a veces ni siquiera usaba. Pudo escuchar a su madre gritando a lo lejos que se detenga. Kook pensó que la oscuridad ahora ya no le agradaba, que era más lindo el brillo de Jimin que a veces solía encandilarlo. Ver la sangre en el suelo lo asustó un poco "¿Qué pensaría Jiminie si me ve así? ¿Se asustaría? ¿Se alejaría?" No. Jimin lo aceptaría, le curaría las heridas por más que él le dijera que estaba bien y que sería innecesario. Solo su presencia bastaría para no sentir el dolor. Solo Jimin podía salvarlo.
Se despertó sintiendo como el celular vibraba en el bolsillo trasero de su pantalón. Estaba en su cama, intentó sentarse pero el dolor en su cabeza y en su pecho se lo impidió así que tomó el celular moviéndose lo menos posible y atendió.
— ¿Hola? — Preguntó con voz ronca sin tener idea de que hora era ni cuanto había permanecido inconsciente.
— ¡Jungkookie! Estaba muy preocupado ¿Llegaste bien? Hace horas que te estoy escribiendo y pensé lo peor... — Una lágrima del menor cayó lentamente mientras sonreía a pesar del ardor que produjo la herida en su labio que volvía a abrirse.
—Estoy bien Jiminie... Estoy bien... Gracias por llamarme— Aunque en realidad lo que quiso decir fue un "Gracias por salvarme"
Jimin esa noche durmió tranquilo después de hablar un rato largo con su novio que se despidió apresurado bajo la excusa de estar cansado, confió en que su Jungkookie haría lo mismo, pero por más que lo intentara el dolor no lo dejó dormir más de la mitad de la noche, estaba seguro que sin la sonrisa de Jimin en su mente no hubiera podido pegar un ojo. Porque ahora no estaba solo, la voz de Jimin estaba en su corazón para callar todos aquellos gritos de sus padres y esa maldita voz interior que preguntaba porque no se suicidaba de una vez por todas.
Jungkook esa noche se prometió ser un hombre fuerte para así poder proteger a su Minie el resto de su vida.
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Efímero [KookMin]
Фанфик¿Puede una sonrisa cambiar tu vida de un momento a otro? ¿Puede esa misma sonrisa llevarte del cielo al mismo infierno? Las almas gemelas existen y Jungkook estará dispuesto a todo una vez que la encuentre.