The Most Beautiful Moment In Life

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Jungkook lo sabía, no iba a poder esconder su realidad de Jimin y no podría huir de ella tampoco

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Jungkook lo sabía, no iba a poder esconder su realidad de Jimin y no podría huir de ella tampoco. Estaba viajando a ver a su novio sabiendo lo que le iba a esperar en su casa pero intentando no pensar en ello, por suerte sus heridas habían cicatrizado y desaparecido en su mayoría. Todas menos la de su labio inferior y la horrible cicatriz que había quedado marcada en su pómulo. La odiaba, cada vez que se veía al espejo podía verla haciéndolo ver horrible, recordándole la basura como padre que le había tocado y la impotencia de no poder hacer nada. Si se quejaba en el orfanato volvería a adopción y no podría ver a su Jiminie, ademas que nadie adoptaría un chico de 17 años, mucho menos cuando estaba a un mes de su cumpleaños de 18. No quería ser un don nadie por mas que llevar ese apellido le daban ganas de vomitar.

Llegó al lugar de encuentro y se puso a escuchar música, se sentó en una banca, cerro sus ojos y sintió quedarse dormido, cuando el reproductor lo traiciono y de la peor forma.

La 5ta sinfonía de Ludwin Van Beethoven empezó a sonar y Jungkook que se encontraba en ese estado entre dormido y despierto pudo reconocerla de inmediato, pero para su mala suerte ya no podía moverse. "Mierda. Mierda mierda mierda." el aire comenzaba a escasearle entre corcheas, blancas y silencios. Sabía que si se movía iba a ser peor, sus músculos estaban tensos como una piedra. Necesitaba sacarse los auriculares, Jimin iba a verlo así y no quería que se preocupara por él, tenia que ser fuerte. "Jimin. Piensa en Jimin Jungkook. Piensa en Jimin." se gritaba con fuerza en su mente, se lo ordenaba y suplicaba con todas sus fuerzas. Entonces en un movimiento limpio y rápido arrojo su celular con fuerza al suelo, gritando con todas sus fuerzas. Pero ya era tarde y todavía se venia lo peor.

El celular estalló contra el suelo al igual que los auriculares.

Los gritos eran desgarradores y a pesar de eso nadie se acercaba a ayudarlo, Kook no podía respirar, estaba arrodillado en el piso tomándose el pecho de forma temblorosa con fuerza. Ya no pensaba con claridad y sus gritos ahora a penas emitían sonido, Kook sentía que podía morir en ese mismo momento hasta que unas pequeñas manos lo tomaron de las mejillas obligandolo a subir la vista.

Y pudo verlo. Aquellas hebras doradas y esos ojos café con leche con aquella voz tan armoniosa y cálida, parecía llamarlo al ritmo de una suave melodía, Jungkook que se sentía en cámara lenta elevo solo un poco la comisura de los labios, como si fuera que las puertas del cielo estuvieran siendo abiertas solo para él. 

Luego todo se volvió negro.


Las hojas de un suave rosado caían en el parque donde Jungkook había jurado amar a Jimin para toda su vida. Jimin traía un traje blanco y extendía la mano donde relucía un hermoso anillo dorado hacia él . Jungkook intentó tomarla para siempre, pero de alguna extraña forma no alcanzaba a hacerlo, Jimin ladeó su cabeza de costado haciéndolo ver adorable poniendo una expresión de confusión en sus ojos mientras que Kook comenzaba a desesperarse, a correr y aun así no alcanzaba la mano de su mayor.

"¿Porque?

¿Acaso no lo merezco?" Pensaba Jungkook

"¿Acaso ya no me amas?" Preguntó Jimin mientras lentamente bajaba su mano.


-¡JIMIN!- Gritó volviendo a tomar la consciencia, mirando rápidamente su mano y notando que estaba sujeta al mencionado. Jimin se puso de pie de inmediato y lo abrazó sin preguntar absolutamente nada lo cual hizo que Jungkook finalmente se quebrará y llorara en los brazos de aquella pequeña persona que ahora era su todo. - Jimin... no quiero perderte.- Dijo escondido en el cuello del mayor. - Te amo...

Jimin sintió su pecho apretar con fuerza por la intensidad de esas palabras y sus pequeños ojos se cristalizaron, no sabía que era lo que le había pasado a Jungkook pero de alguna forma podía sentir la sinceridad de sus palabras y su dolor. 

Se dedicó a tranquilizarlo el resto de la tarde donde Jungkook pudo contarle sobre sus anteriores ataques de pánico con un sonrojo en las mejillas, por más que intentaba cambiar de tema Jimin volvía a regañarle hasta que finalmente abrió su corazón encontrándose más liviano y menos adolorido. Sin más nada que esconder las cosas fluían con naturalidad.

-No tenes de que preocuparte Jungkook, no voy a soltarte la mano porque... también te amo. - Nuevamente esa sonrisa y Kook por primera vez pensó que no merecía tanto amor. Siquiera el mundo merecía alguien como Jimin.

Efímero [KookMin]Where stories live. Discover now