Dylan empezó a aterrorizarse una vez que su nombre sonó en los altavoces del lugar a todo volumen. Caminó hacia la ventanilla tratando de calmar sus aceleradas respiraciones, pensando en cuanto le hubiese gustado que su Thomas estuviera ahí con él.
Había logrado conseguir una hora libre entre su apretado horario, pero Thomas no sabía de lo que ocurría. Sabía que era tonto hacerse una prueba teniendo todas las señales, pero aún así debía saber si era verdad. Hacía tres semanas que lo sabía, desde que tuvo por última vez sexo con su novio, cuando lo marcó.
—¿Señor O'Brien? —preguntó la señorita que atendía. Era una omega—. Acá están los resultados de la prueba de embarazo. Firme aquí —señaló un espacio vacío de la página con un lapicero, que posteriormente le entregó.
Con los dedos temblando, firmó el papel, y cogió el sobre entre las manos, para salir corriendo del lugar. Llamaría a Kaya, ella sabría como ayudarlo.
—K-Kaya, n-no sé que hacer —dijo con la voz temblorosa.
—Oh pequeño —la ojiazul era la única enterada de lo ocurrido, Dylan confiaba en ella profundamente—. Dirígete a casa, espera a tu Tommy y ábranlo juntos.
[...]
Si Dylan antes era un manojo de nervios, ahora estaba a punto de estallar. Estaba acurrucado en el nido improvisado que había armado en medio de la sala, buscando seguridad para cuando abrieran los resultados. Él sabía que eran positivos, no necesitaba de un papel, pero Brodie no era consiente de lo ocurrido.
Las posibles reacciones de Thomas le habían quitado horas de sueño desde hacía semanas. Su propio padre había abandonado a su madre cuando se enteró que estaba embarazada de él, sin importarle la marca que los unía. No quería que la historia se repitiera, tenía muchísimo miedo de que su pareja lo abandonara en estos momentos tan importantes para los dos, cuando más lo necesitaba.
Interrumpiendo sus pensamientos, la puerta se abrió.
—Dyl, Amor —murmuró el rubio preocupado al ver a su pequeño hecho un ovillo en el sillón, rodeado de cobijas y prendas de él—. ¿Que ocurre, Bebé?
—T-Tommy —susurró—. Hay a-algo que tengo que d-decirte.
Thomas se acercó lentamente hacia O'Brien, cuidadoso con cada paso que daba. Se echó a su costado, rodeándolo con sus brazos, tratando de calmarlo. El menor le tendió el sobre, para luego esconder su cabeza en el pecho del mayor. Thomas abrió el envoltorio con una sonrisa, de la cual su omega no estaba consciente.
Positivo.
—Por favor, no me abandones.
Thomas soltó una gigantesca carcajada bajo la extrañada mirada de Dylan, quien tan solo se preguntaba qué diablos le ocurría a su Alfa.
—Dylan, ¿¡cómo te abandonaría si me acabas de hacer el hombre más feliz del mundo!? —Brodie rodeó al menor con sus brazos y empezó a dejar besos por todo su rostro sin ningún patrón mientras acariciaba su pancita—. Los amo, joder.
Ahora besaba la barriga de Dylan, mientras este sonreía como nunca, su Alfa estaba feliz de la notica, estaba feliz de tener un cachorro junto a él. ¿Qué más podría pedir?
Tres años y nueve meses después
—¡Thomas Brodie Sangster! —regañó en broma Dylan con una pequeña sonrisa graciosa. Su pareja estaba jugando con Alex, su pequeña hijita que había cumplido tres años, tan solo dos meses atrás. Era el vivo retrato de Dylan, pero tenía los ojos de Thomas. La levantaba al aire, para luego cargarla y darle vueltas. Era muy tarde por la noche y ya había pasado su hora de dormir.